Abraham Schnaiderman Volosky tiene por interés las papayas de la zona y su potencial para enfrentar efectos de tratamientos contra el cáncer. Cuando le pidieron que no hablara de eso en medio de temas de seguridad se molestó y compartió parte de su trabajo el fin de semana: "Fui a una residencia y ahí hay niños que son mongolitos, enfermitos y sufren mucho".

El concejal de Coquimbo Abraham Schnaiderman Volosky es blanco de críticas tras ofensivas declaraciones emitidas durante la sesión del concejo municipal del miércoles, principalmente por la alusión a “niños mongolitos”.

El punto de la tabla era la compra por $40 millones, una transferencia de recursos de 2020, de dos drones con visión nocturna para apoyar las labores contra la delincuencia, idea que contaba con apoyo transversal.

El concejal Felipe Velásquez, por ejemplo, recordó que la semana recién pasada fue víctima de un robo donde delincuentes le rompieron una ventana de su auto e incluso sustrajeron documentos.

Así, junto con relevar la importancia de una dotación efectiva de Carabineros, el edil también se quejó de los problemas de funcionamiento en cuanto a cámaras de seguridad.

Tras ello el concejal Nelson Martínez pidió discutir los temas que efectivamente se debían tratar y no desviarse.

“Tengo harto cariño por don Abraham, pero siempre cuando no le parece algo interviene y pide que se ciñan al punto”, partió.

“Le pediría que no toque más las papayas cuando estemos hablando de estos temas porque siempre habla de las papayas cuando no corresponde. El respeto para todos, nadie lo interrumpe a él cuando insiste con las papayas”, agregó.

“Niños mongolitos”

A los minutos, tras verse interpelado, Schnaiderman respondió con los dichos que le valieron una lluvia de críticas.

“Estoy dolido por esto de las papayas”, comenzó.

“En ningún momento mencioné las papayas, dije que el tema eran los drones, todo el mundo lo dijo y es eso. Y le voy a decir una cosa: todo mi domingo, mi viernes, mi sábado trabajé por los niños coquimbanos muy especialmente por los que sufren, no como otros”, agregó.

“Fui a una residencia y ahí hay niños que son mongolitos, enfermitos y sufren mucho”, continuó.

Al escuchar eso el concejal Camilo Ruiz lo interrumpió, le pidió respeto, le dijo que no puede hablar de esa manera y le aconsejó asesorarse.

Eso desató su molestia lanzando que “el respeto me lo tienen que tener a mí por los años de experiencia, lo que estoy entregando a Coquimbo. Estamos trabajando, no estamos hueveando. Oiga, me están increpando con estupideces, gente estúpida, esto es importante”.

“Es la solución para los niños mongolitos, estamos venciendo el cáncer, estamos haciendo cosas importantes con eso, no es para burlarse y menos de mí por mi trabajo, experiencia, mi familia que ha trabajado por el país pido respeto para mí. Gracias a él ustedes están vivos. ¿Hay alguna pregunta, alguna cosa señor alcalde?”, cerró.

Mientras el alcalde Alí Manouchehri le pidió “manejar el tema del lenguaje” Ruiz tomó la palabra y, aunque recordó que en una democracia se debe respetar a quien piensa distinto, sostuvo que lo que hizo Schnaiderman fue “intolerable”.

“Con toda la experiencia, uno no se la discute, el colega debiera asesorarse, investigar un poco sobre el tema de cómo usar el lenguaje. Hay cuestiones que ya no se dicen y eso no lo vamos a tolerar en ningún espacio. Por favor colega, no se altere, pero eso ya no se dice hace como dos décadas”, concluyó.

Schnaiderman y las papayas

Según su perfil en la Municipalidad de Coquimbo, Schnaiderman es químico farmacéutico de la Universidad de Chile y hace más de 50 años que vive en la comuna, donde tiene una conocida farmacia.

“Se dedica a la investigación y actualmente está trabajando en varias líneas ligadas al tratamiento de enfermedades con recursos naturales de la zona”, dice el resumen.

De allí deriva su interés por el fruto: hace años que es parte de una investigación por la molécula P1G10, una sustancia extraíble del látex de la papaya que se da en esa zona de Chile y en ninguna otra parte del mundo.

“De esta manera hemos estado validándola en el Laboratorio en Departamento de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de (la Universidad Católica del Norte)”, dijo en julio de 2021 Lorena Ortega, doctora en Biología y Ecología Aplicada e investigadora a cargo del proyecto financiado por Conicyt.

De acuerdo a la indagación, la P1G10 induce la reducción de efectos secundarios en tratamientos para cáncer, es decir molestias como las náuseas, la fatiga o los malestares gastrointestinales.

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