El molusco de origen africano no se encuentra en Chile, pero sí en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y Venezuela, donde ha generado un fuerte impacto en los territorios.

El Servicio Agrícola y Ganadero, SAG, levantó una alerta fitosanitaria luego que se detectaran dos ejemplares de Lissachatina fulica, conocido como caracol gigante africano, en la zona norte de Chile.

El primero de ellos se encontró en plantas ornamentales de ingreso ilegal en la región de Tarapacá, mientras que el segundo ejemplar se detectó en la región de Arica y Parinacota, luego que turistas trajeran como recuerdo una concha desde un viaje familiar a Brasil.

La alerta por la presencia de la Lissachatina fulica en el país se debe a que el caracol gigante africano es una plaga que no se encuentra presente en Chile y que, junto con ocasionar importantes daños a la agricultura y al medio ambiente, podría portar nematodos que ponen en riesgo la salud de las personas.

Ante esto, “el llamado del SAG a la ciudadanía es a no comprar productos vegetales en el comercio ilegal y a denunciar al Servicio la eventual presencia de este caracol, que es considerado como una de las 100 especies exóticas invasoras más peligrosas del mundo”.

Desde el punto de vista agrícola, “el caracol gigante africano es omnívoro, con un apetito voraz, causando un gran desmedro en las plantas cultivadas. Se trata de una especie hermafrodita, que alcanza altas poblaciones, las que llegan a vivir hasta 10 años”.

SAG

Además, su impacto en el medio ambiente también es considerable por su gran capacidad para desplazar a poblaciones de caracoles nativos (muchos de ellos endémicos) al competir por el mismo hábitat y alimento, y por la depredación de flora nativa, entre otros impactos.

El SAG ya ofició sobre estos hallazgos a las autoridades del ministerio de Salud, estableciendo las coordinaciones necesarias por constituir un riesgo de zoonosis. Junto con ello, “el Laboratorio de Malacología del SAG descartó que los ejemplares detectados en el país estuvieran contaminados con los nematodos parásitos que causan enfermedades a las personas y que se transmiten a través secreciones y baba contaminada del caracol”.

El caracol gigante africano se encuentra presente en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y Venezuela, donde ha producido un fuerte impacto en los territorios.

Cabe señalar que el primer hallazgo en nuestro país se realizó tras una denuncia ciudadana al SAG Tarapacá, por lo cual el Servicio procedió a la fiscalización de depósitos de plantas y viveros en el sector del terminal agropecuario de Iquique. El lugar se detectó la presencia de especies ornamentales afectadas por la plaga que se encontraban ocultas, sin respaldo documental que acreditara su legítima procedencia y con evidentes signos de haber sido ingresadas clandestinamente al país; por ende todo el material vegetal y sustrato fueron destruidos.

La segunda detección del caracol gigante africano en Chile se concretó tras una denuncia por redes sociales de una persona que lo ingresó al país como recuerdo desde Brasil, no percatándose que una de las caracolas que recogió en las playas de Florianópolis aún contenía en su interior a este peligroso molusco.

Frente a esta amenaza, el SAG ha redoblado su trabajo de vigilancia y fiscalización en las áreas consideras más vulnerables, como ferias libres, depósitos de plantas y viveros, florerías y ferias tripartitas en la zona norte del país. Además, se ha levantado una alerta en todos los controles fronterizos, trabajo que está siendo reforzado con el entrenamiento de canes detectores de la Brigada Canina del SAG para la identificación de esta plaga a través del olfato.