La mañana de este miércoles, los residentes de la toma Frei Bonn de Calama que no se vieron afectados por el incendio que consumió cerca del 50% del asentamiento irregular protestaron ante la falta de servicios básicos, como agua y electricidad, tras la emergencia.
Fueron cerca de 100 los manifestantes que con barricadas manifestaron su descontento contra la decisión de las autoridades, a quienes acusaron de no tener un verdadero plan de reintegración.
Hasta el lugar llegó personal de Carabineros, quienes extinguieron las llamas de los neumáticos y controlaron la situación.
Más tarde partió la cuarta reunión del Comité Operativo de Emergencia, el que fue encabezado por el intendente Marco Antonio Díaz.
En la instancia, la máxima autoridad regional reiteró con la misma firmeza de jornadas anteriores que pretende cerrar la toma lo antes posible y que desea reubicar a quienes la habitan.
Según explicó, no permitirá que éstos cuenten con agua y luz ya que están viviendo en condiciones deplorables al interior de un asentamiento ilegal, por ende no puede permitir que cuenten con estos servicios.
Quienes se vieron afectados debieron trasladarse hasta la Escuela 21 de Mayo, recinto en el cual las clases fueron suspendidas para acoger a quienes perdieron sus viviendas de material ligero.
Según revelaron a Radio Bío Bío, algunos catalogaron la experiencia como una tragedia. Otros, en tanto, dijeron que no haber perdido la vida no tiene precio.
Dentro del establecimiento funciona una unidad especial del Registro Civil para que todos los damnificados que perdieron sus documentos en el siniestro puedan renovarlos, especialmente aquellos extranjeros que quedaron sin papeles, algo que valoró el seremi de Justicia, Juan Jara.
Según los resultados de las primeras pericias, el incendio no fue intencional, aunque las causas que generaron la emergencia siguen siendo materia de investigación.