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A cinco años del estallido, el apoyo ciudadano ha disminuido notablemente, con solo un 17% considerándolo positivo. Gatica responsabiliza a la derecha y a la izquierda por no defender la verdadera esencia de las protestas y, a pesar de su evolución personal, mantiene la esperanza en la justicia y critica la falta de avances en las demandas surgidas en el movimiento.

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La historia de Gustavo Gatica conmocionó al mundo en pleno Estallido Social.

Y es que nadie quedó indiferente luego de conocerse que perdió la visión tras recibir un disparo de perdigones en su rostro.

Hoy, a punto de cumplirse cinco años del hecho, el joven psicólogo conversó con Agencia EFE para asegurar que a la izquierda le “falta valor” para defender lo que significó el estallido social frente a los discursos criminalizadores.

“Hace dos o tres años que hay una disputa por la narrativa del estallido social y lamentablemente se logró instalar que estuvo muy ligado a la delincuencia, a los saqueos. Se habla de estallido delictual, lo que me parece una falta de respeto hacia todos los que salieron a manifestarse”, denuncia Gatica, de 26 años.

Chile vivió en octubre de 2019 la mayor ola de protestas desde el fin de la dictadura militar. Lo que comenzó como un reclamo contra el alza en el precio del boleto de metro, derivó en un clamor transversal por un modelo económico más justo y mayores derechos sociales.

Para Gatica, que entonces tenía 21 años y estudiaba Psicología, las marchas hicieron también que la gente “se encontrara” y construyera “comunidad” en una sociedad muy individualizada.

“Fue la primera vez en mi vida que yo veía que la gente se interesaba (por la política) y quería pensar este país, pensar cómo podían ser las cosas. Se manifestaron contra lo que les parecía injusto y fue hermoso”, añadió.

Apoyo ciudadano al 18-O

Cinco años después, sin embargo, el apoyo ciudadano al estallido cae en picada. El Centro de Estudios Públicos (CEP) reveló que solo el 17% de los encuestados considera que fue “positivo o muy positivo”, frente al 50% que lo ve como “muy malo o malo”.

Gatica responsabiliza a la derecha, pero no exime del todo a la izquierda chilena, incluido al Gobierno del presidente Gabriel Boric, y pide “hacer autocrítica”.

“Quienes debieron defender la otra narrativa de lo que fue el estallido social no lo hicieron. Creo que la izquierda chilena no ha estado a la altura”, agregó.

Dice que le gustaría que el Gobierno plantara cara al relato criminalizador durante el quinto aniversario de las protestas, pero cree que “van a ser muy mesurados”.

Los últimos 18 de octubre los pasó trabajando, pero reconoce que este lo afronta de manera distinta porque se acerca el inicio del juicio contra Claudio Crespo, el ex teniente coronel del cuerpo policial de Carabineros acusado de haberle disparado.

“Tengo esperanza en la justicia. Creo que las instituciones que se han encargado de estudiar y de investigar mi caso han hecho un trabajo excepcional. Ojalá hubiese sido así con todos los casos. Lamentablemente, no fue así”, afirmó.

De los 10.142 casos que se abrieron por violencia policial, solo el 0,42 % de las investigaciones concluyeron, según Amnistía Internacional (AI).

Nueva vida de Gatica tras el 18-O

Durante estos cinco años, Gatica se tituló, se independizó, se puso a trabajar en una Defensoría Penal y lanzó su propia consulta online. También aprendió a tocar la batería y se unió a una banda de rock con otros heridos oculares.

Discreto y alejado de la política, no le gusta que le consideren un “símbolo”, pero entiende que la gente ve en él una “gran capacidad para seguir adelante”.

“Para mí no es cómodo ese lugar porque no fue algo que yo busqué”, agregó.

En este tiempo, el joven también ha cambiado su opinión sobre el futuro de Chile y, con cierto pesar, sostiene que el país “ha cambiado poco” y que las demandas que surgieron en el estallido siguen vigentes.

“Cuando empecé a procesar esto (la ceguera), estábamos en el primer proceso constituyente. Estaba optimista de cómo se venían las cosas. Ya no lo soy tanto. Tampoco soy pesimista, sino más bien realista”, admitió.

“No veo muchas salidas, al menos por ahora. Hay una resistencia de la élite en Chile que -concluye- no permite hacer cambios”, concluyó.