La empresa Cadem realizó un estudio cualitativo y cuantitativo para analizar la percepción de la ciudadanía sobre el estallido social de 18 de octubre de 2019, ocurrido hace cinco años.
Si bien la mayoría sigue creyendo que lo ocurrido se sigue entendiendo como una reacción de descontento social acumulado y no como un estallido delictual, una mayoría coincide que marcó un declive en su calidad de vida.
Este arrojó que un 58% cree que el 18-O sigue siendo una expresión de descontento social generalizado y un 57% afirma que fue necesario para visibilizar los problemas del país.
Sin embargo, un 34% aseguró que fue un problema de orden público y de grupos violentistas organizados.
Pese a todo, un 68% dijo estar de acuerdo en que el estallido social marcó un periodo de declive en la calidad de vida de los chilenos, mientras que un 23% se manifestó en desacuerdo.
Además, un 67% dijo que la violencia en las calles terminó por la pandemia y solo un 22% se lo da al acuerdo para impulsar una nueva Constitución.
Justificación de la violencia
En tanto, un 87% se mostró en desacuerdo con que la violencia en las calles es legítima y justificable porque ha permitido avanzar en cambios políticos y sociales.
Además, los cacerolazos y las marchas aparecen como las formas de protesta más legítimas, con un 69% y un 55% de apoyo, respectivamente. Más atrás quedaron la primera línea (23%), las evasiones masivas (20%), el que baila pasa (16%), barricadas (15%), rayados (6%), los encapuchados (5%) y los saqueos (1%).
Asimismo, un 58% dijo que la violencia vino de grupos organizados y un 16% por parte de Carabineros y las Fuerzas Armadas. Sobre esto último, un 55% considera que fue proporcional y un 39% que fue excesiva.
Sobre lo mismo, un 53% se manifestó en desacuerdo con que se violaron sistemáticamente los derechos humanos, mientras que un 31% dice estar muy de acuerdo y un 12% algo de acuerdo.
Finalmente, un 63% cree que Chile es hoy un peor país que antes, versus el 74% que en 2019 opinaba que Chile sería un mejor país una vez que superara la crisis. Además, para el 80%, las demandas sociales no han sido resueltas y han empeorado, como el costo de la vida (89%), la delincuencia y el crimen organizado (88%), la calidad de la política (77%), la pobreza (67%) y la desigualdad (61%).