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En la ceremonia de juramento de nuevos ministros de la Corte Suprema, el presidente Ricardo Blanco reflexionó sobre la complejidad de la labor judicial en medio de las acusaciones constitucionales contra tres ministros y el proceso de remoción de Ángela Vivanco. Blanco destacó la importancia de la imparcialidad, independencia y compromiso de los jueces para resolver conflictos pacíficamente, asegurando paz y certeza a través de la justa aplicación del derecho. Resaltó el deber de defender los derechos de las personas como fundamentales para un Estado de Derecho y el desarrollo de la comunidad.

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Este lunes, en la ceremonia de juramento de nuevos ministros de la Corte Suprema, el presidente de la instancia, Ricardo Blanco, reflexionó en torno a la labor de ser juez, en medio de los constantes cuestionamientos que afectan al Poder Judicial.

Tras las acusaciones constitucionales contra tres ministros del máximo tribunal y el cuaderno de remoción en curso en contra de Ángela Vivanco, Blanco recalcó que “nuestra tarea es compleja, (…) tanto por el impacto que estas decisiones producen en las partes involucradas en el caso concreto, como la repercusión que tiene tal determinación para la sociedad en su conjunto”.

“Tal potestad importa un compromiso permanente frente a la República. Fueron elegidos para la noble función de resolver pacíficamente los conflictos que se suscitan dentro de la comunidad, ejerciendo el derecho de manera imparcial, independiente y autónoma“, destacó el supremo.

“Se debe exclusivamente a la comunidad”

Así, explicó que “un juez, con independencia del territorio donde se desempeñe o de la jerarquía del Tribunal que integre, es un servidor público que entiende que su rol se justifica en el encargo que le otorga la sociedad y se debe exclusivamente a la comunidad“.

“Ejercer la magistratura es sinónimo de entregar paz y certeza al país a través de la justa aplicación del derecho. Tiene una misión muy importante y esencial para una sociedad civilizada y democrática, resolver en forma definitiva las controversias de relevancia jurídica conforme a derechos”, insistió Blanco.

Finalmente, en su elocución destacó el “deber de defensa de los derechos de la persona, elementos que son indispensables para un Estado de Derecho y la generación de las condiciones básicas para el desarrollo de los individuos y de la comunidad”.