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La ministra de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana, abordó la polémica surgida por la salida de Isabel Amor, exdirectora del SernamEG en la región de Los Ríos, comparando el caso con la situación del senador Javier Macaya y su padre condenado por abuso sexual de menores. La Contraloría General de la República tomó razón de la decisión, enfatizando la importancia de la confianza en la administración pública, especialmente en cargos de Alta Dirección Pública. Orellana explicó que la pérdida de confianza no se debió a motivos familiares, sino a una serie de hechos previos que llevaron a revocar la confianza en la exdirectora. Se destacaron comentarios inadecuados y una intervención desafortunada que no cumplían con el estándar requerido. La ministra subrayó la sensibilidad y la confianza necesarias en el Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género, y concluyó que nadie es culpable de ser hijo de alguien, recordando la diferencia entre actuar como hijo y como autoridad en el ámbito público.

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La ministra de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana, abordó este miércoles la polémica tras la salida de la -ahora- exdirectora del SernamEG en la región de Los Ríos, Isabel Amor.

En ese sentido, la secretaria de Estado incluso comparó este hecho con la situación del senador Javier Macaya (UDI) y su padre condenado por abuso sexual de menores de edad.

Sobre eso, Orellana confirmó que esta jornada la Contraloría General de la República tomó razón de la decisión. A la vez, se refirió a lo que significa la confianza en la administración pública.

“Y en especial dentro de los cargos que son nombrados a partir del sistema de Alta Dirección Pública, no se refiere ni a buena onda, ni amistad, ni a militancia partidaria, ni a afinidad política”, explicó.

Ministra Orellana por Isabel Amor: “Uno no puede hablar como hijo y como autoridad”

Acto seguido, complementó que “tiene que ver con la expectativa de que la función vaya a ser cumplida en los términos que la administración pública requiere”.

“Y en ese sentido, fue una serie de hechos (…) que partieron bastante antes de que ingresara su periodo formal, las que llevaron a la directora nacional del Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género, a revocar la confianza”, complementó.

De esta manera, explicó la ministra, “no hay un motivo de la pérdida de confianza que tenga que ver con condiciones biográficas o familiares, pero tal como se conversó públicamente en el caso del senador Macaya: Uno puede hablar como hijo, y está en su legítimo derecho, pero la autoridad y la administración pública exigen otras condiciones”.

“Quiero recordar que la misión del Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género es una misión especialmente sensible que requiere tacto, tino y mucha confianza dentro del equipo”, agregó la autoridad.

En concreto, se trató de “una serie de comentarios inadecuados, en conjunto con el equipo (…) a partir de variados hechos, entre ellos una intervención muy desafortunada junto al equipo”.

“Una pérdida de confianza respecto a que vaya a poder cumplir con ese estándar que requiere la función pública”, dijo, agregando que es “desentenderse un poco de nuestras visiones personales y asumir lo que implica el ser una autoridad”.

Finalmente, Orellana concluyó que “esto quiere decir nadie es culpable de ser hijo de quien sea. Lo mismo le decíamos el senador Macaya, pero uno no puede hablar como hijo y como autoridad”.