Pese a las evidentes diferencias políticas y de estar separados por más de 6.000 kilómetros, Chile tiene una desconocida conexión con Cuba que nace en la década de 1860. Un vínculo tan grande que, en pleno levantamiento en armas contra España, el país centroamericano decidió adoptar una bandera prácticamente idéntica a la chilena, sólo que con los colores rojo y azul invertidos.
A día de hoy, el Parlamento cubano (Asamblea Nacional del Poder Popular) sigue luciendo con orgullo esta bandera inspirada en nuestro país, mientras toma importantes decisiones para su pueblo, recordando la importante influencia de Chile en su independencia.
Chile vs. España
De acuerdo a información entregada por Óscar Zanetti -doctor de ciencias históricas de la Academia de Historia de Cuba- al portal internacional BBC Mundo, y reconociendo además que dicha influencia chilena es “un asunto muy estudiado, pero poco conocido por la mayoría del público de ambos países”, todo comenzó con la guerra que enfrentó a Chile, Perú, Bolivia y Ecuador contra España entre 1865 y 1866.
El motivo de este enfrentamiento que dejó más de 600 soldados muertos fue la ocupación ilegal de una flota española en las islas Chinchas, a 21 kilómetros de la costa peruana, y lugar clave para el comercio de dicho país. En una época donde algunas potencias europeas aprovecharon la guerra civil estadounidense y su impacto a nivel internacional, para volver a entrometerse en asuntos y patrimonio latinoamericano.
La respuesta de Perú no se hizo esperar y junto a su vecino Chile, lucharon activamente contra esta amenaza contra su independencia conseguida apenas 50 años antes, luego de firmar el Tratado de Alianza Defensiva y Ofensiva (1965) en Lima. Por su parte, Bolivia y Ecuador también se unieron a los incaicos, aunque sólo con apoyo político y económico.
Pero, ¿qué tiene que ver este enfrentamiento con la independencia de Cuba? Mucho. Aún con la colonia española en el poder, la inteligencia chilena vio con buenos ojos ‘atacar’ a sus adversarios desde Estados Unidos, y de paso, sumarle una nueva preocupación a España; el levantamiento en armas del pueblo cubano. Para ello, la misión de Benjamín Vicuña Mackenna fue clave.
El agente especial Benjamín Vicuña Mackenna
Como si de una jugada de ajedrez se tratara, Chile envió a Estados Unidos a su mejor pieza con dos grandes objetivos. “Los propósitos de Vicuña Mackenna eran conseguir recursos para su país en territorio norteamericano y, al mismo tiempo, influir en la independencia de Cuba para hacerle daño a España”, detallan en el citado medio de comunicación británico, complementado además que el sentimiento de rebelión del pueblo cubano era cada vez mayor, por lo que el ‘timming’ chileno fue preciso.
“Mackenna entró en contacto con exiliados independentistas cubanos y apoyó la creación de la Junta Republicana de Cuba y Puerto Rico para promover la independencia de ambas islas”, cuenta Zanetti, quien asegura que estas acciones encendieron el clima nacional en la isla centroamericana, haciéndose cada vez más urgente la creación de un Estado soberano que derrocara el colonialismo y comenzara a aplicar las reformas que pedía la gente y que eran rechazadas por las autoridades en Madrid.
El agente especial chileno atacó por todos los flancos que tenía a mano, pero la creación del periódico La Voz de América fue fundamental para dar a conocer las intenciones de Chile y Cuba a todo el continente americano. “¡La honra de la redención ha llegado para vosotros! ¡Levantaos como un solo hombre y seréis solo la vanguardia de la América!”, era uno de los mensajes impresos por el diario, llegando a algunos rincones de manera clandestina.
Pese a intentar convencer por todos los medios al gobierno chileno de financiar un ejército independentista en Cuba, el acuerdo de paz entre Chile y España en 1866, frenó todas las intenciones de Vicuña Mackenna, quien debió regresar al país tras diez meses de misión en Estados Unidos tras ser negada su expedición por el país norteamericano.
Según el historiador cubano, los esfuerzos independentistas que realizó Chile no resultaron porque su gobierno nunca ofreció dinero de su bolsillo para las diversas misiones que se habían planificado. Sin embargo, el esfuerzo de Vicuña Mackenna sería recompensado con el alzamiento de Cuba contra España dos años más tarde. Y es que el proceso de independencia en la isla nunca se detuvo.
La independencia cubana
En octubre de 1868, el abogado y posterior Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, se adelantó a los rumores del alzamiento cubano y dio por oficial la guerra independentista contra España. “Céspedes y otros conspiradores en Cuba estuvieron al tanto de las gestiones de Vicuña Mackenna y recibieron el aliento de sus promotores. De ahí que al levantarse en armas adoptaran una bandera nacional igual a la de Chile, pero con los colores invertidos”, apuntó Zanetti.
Una primera bandera que era símbolo de la emancipación y rebelión cubana, y que incluso, actualmente, preside junto a la oficial un sinfín de actos y reuniones políticas en la isla.
“Chile fue uno de los países latinoamericanos que reconoció la beligerancia de los patriotas cubanos contra España. Por ello, Carlos Manuel de Céspedes envió una carta al presidente chileno de ese entonces, José Joaquín Pérez Mascayano, agradeciéndole por el reconocimiento y el apoyo dado a la causa cubana”, detalla la BBC Mundo.
Cabe consignar que la guerra independentista se extendió hasta 1878 sin éxito, ya que fue en 1898 y con intervención de Estados Unidos, cuando Cuba se despojó del dominio español. A pesar de ello, el “sentimientos de solidaridad, internacionalidad y fraternidad” hacia Chile sigue vivo en el pueblo cubano, tal como se lee en el sitio web de su Ministerio de Relaciones Exteriores.