Fueron tres golpes los que recibió la política exterior chilena en menos de dos semanas. Venezuela, Argentina y un "autogol" del embajador en España encendieron las alarmas en La Moneda, que se encontraba con el despacho presidencial vacío.

Las polémicas declaraciones del fiscal Tarek William Saab, la construcción de un hito militar argentino en Magallanes y la nueva controversia de Javier Velasco encontraron a Gabriel Boric en Europa. Sin embargo, esto no fue una limitante para que el mandatario impusiera sus términos.

Ahora, con esta seguidilla de pugnas a nivel internacional, las miradas se han posado sobre el rol de Cancillería y del ministro Alberto Van Klaveren. Analistas coinciden en que el licenciado en Ciencias Jurídicas de 75 años ha actuado con la prudencia necesaria, pero ciertos sectores de la oposición acusan una “intrascendencia” por parte del secretario de Estado.

A modo de resumen, el primer impasse se dio con Venezuela, luego que el fiscal general de aquel país denunciara “mentiras” del gobierno chileno en la investigación por el asesinato del exteniente Ronald Ojeda. “No es la persona más indicada para recomendarnos algún tipo de procedimiento. No vale la pena, no vamos a entrar en esa polémica”, fue la respuesta del canciller.

Días más tarde, se reveló que Argentina levantó una instalación militar en territorio chileno, lo que fue calificado por Van Klaveren como un “error de buena fe”.

Finalmente, luego que el embajador Javier Velasco invitara a compañías españolas de defensa a proveer armamento a nuestro país, el ministro afirmó que le pidió un informe detallado para “dar cuenta de lo que exactamente dijo y el contexto en el cual lo dijo”.

UDI lo acusa de “sacrificar” su trayectoria

En una columna publicada en El Mercurio, Daniel Mansuy aseguró que “uno esperaría que el canciller hiciera gala de su experiencia, mostrándose activo y enérgico para hacer valer la voz de Chile. Sin embargo, tenemos un canciller cansado y cansino, que prefiere eludir los problemas en lugar de enfrentarlos”.

En ese sentido, el doctor en Ciencia Política opina que la generación de Van Klaveren prefirió “plegarse a los más jóvenes” antes que defender su propia identidad.

Una visión similar tiene el diputado Cristian Labbé (UDI), quien señaló a BioBioChile que el ministro está “sacrificando” su trayectoria diplomática por “defender a la actual generación que nos gobierna”.

“No ha logrado influir de la manera que todos esperábamos y la mejor prueba de aquello son todos los errores en materia de relaciones exteriores que ha protagonizado el Gobierno. Sin embargo, aún tiene la oportunidad de redimirse y presionar para que el presidente Boric remueva de su cargo al actual embajador de Chile en España”, agregó el gremialista.

Cabe recordar que el canciller ha ocupado importantes cargos en el Minrel: asesor de la Dirección General de Política Exterior, director de Planificación, embajador de Chile ante la Unión Europea, subsecretario de Relaciones Exteriores y agente nacional ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Estos pergaminos hacen que no toda la oposición se sume a las críticas a su gestión. Por ejemplo, el diputado Stephen Schubert, jefe de bancada del Partido Republicano, indicó a este medio que Van Klaveren “es un hombre muy experimentado y tiene mucha preparación para el cargo”.

No obstante, fue duro con el presidente Gabriel Boric, aseverando que “no escucha a los expertos y a sus asesores en materia internacional. Hace primar muchas veces su propio ímpetu y sus propias convicciones por sobre la diplomacia y las relaciones exteriores”.

Oficialismo se cuadra con Van Klaveren

Desde el oficialismo parece haber un respaldo unánime al trabajo del canciller, quien reemplazó a Antonio Urrejola tras el cambio de gabinete de marzo de 2023.

El diputado Tomás De Rementería (PS), integrante de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara, explicó a BBCL que “le ha tocado una situación de política exterior difícil, en un mundo convulsionado, y creo que ha tenido un trabajo notable de poder llevar las relaciones”.

“Muchas veces dicen que no aparece mucho, pero en la diplomacia el don de no hacer aspavientos, del sigilo, es una forma de trabajar”, añadió.

En tanto, Raúl Soto (PPD), miembro de la misma instancia, cree que “ha sido un poco opacado últimamente por las definiciones de política exterior del propio Presidente de la República”. Por ello, cree que Boric debe darle “más confianza para tomar decisiones y fijar la postura del Estado de Chile”.

Por otra parte, considera que La Moneda debe endurecer el tono con Venezuela tras los dardos del fiscal Tarek William Saab. Si bien la administración de Boric envió una nota de protesta al régimen de Nicolás Maduro, Soto llamó a evaluar el retiro indefinido del embajador Jaime Gazmuri “hasta que den garantías de colaboración”.

Pero el tema que cobró notoriedad durante los últimos días fue la intervención del embajador en España, Javier Velasco, en un foro empresarial organizado por la consultora MSH Global. Ante el debilitamiento de las relaciones con Israel, llamó a los hispanos a invertir en el área de defensa en Chile.

Van Klaveren expresó que el militante de Convergencia Social se “excedió” de sus competencias, por lo que pidió un informe detallado que ya llegó a sus manos. ¿Sacar o mantener a Velasco? Esta interrogante abrió un nuevo flanco entre las fuerzas de gobierno.

Raúl Soto calificó al embajador de “demasiado imprudente”, mientras que el diputado Diego Ibáñez (CS) dijo a La Tercera que “no hay ninguna cosa terrible sobre la cual debamos referirnos”. La decisión que adopte Gabriel Boric respecto a Velasco, con el consejo de Cancillería, podría volver a poner los ojos sobre el ministro de Relaciones Exteriores.

De hecho, la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara acordó este lunes, por 6 votos a favor, 3 en contra y una abstención, expresar su preocupación al canciller por las declaraciones del representante chileno en España.

Los “códigos diplomáticos” del canciller

No sólo el oficialismo se cuadró íntegramente con Alberto Van Klaveren, sino también expertos en materia internacional. Samuel Fernández, analista político de la Universidad Central, señaló a BioBioChile que el canciller “ha actuado desde el punto de vista de la profesión tradicional y de lo que normalmente la diplomacia busca, que es manejarse sin estridencias ni confrontaciones”.

En ese contexto, manifestó que los ministros de esta cartera “no están metidos en peleas” y que, aunque sea sin tanta publicidad ni aparición en los medios, se les debe mide “por sus resultados”.

Esto último fue respaldado por Gilberto Aranda, académico del Instituto de Estudios Internacionales (IEI) de la Universidad de Chile, quien ejemplificó con el caso de la construcción militar argentina en Chile.

Se trató de una serie de paneles solares que se erigieron en la zona del Hito 1 de Magallanes, en suelo chileno, lo que motivó una respuesta del gobierno de Boric. Van Klaveren comenzó diciendo que fue “un error de buena fe”, mientras que el propio jefe de Estado aseguró que Argentina debía retirar estas estructuras o lo haría nuestro país.

Si bien ciertas voces acusaron una reacción tibia, Aranda explica que “al final se llegó a un acuerdo para remover los paneles. Si se hubiese tenido alguna reacción dura, como algunos sectores lo piden, se podría haber llegado a una dinámica malsana con Argentina y se diría que es una reacción ideológica en contra de una presidencia de distinto signo”.

“El canciller ha operado estrictamente con códigos diplomáticos para solucionar el problema a la brevedad”, agregó el experto.

Para concluir, pidió no confundir los códigos comunicacionales de la política interna, que son más “estridentes” y pueden apreciarse principalmente en las discusiones parlamentarias, con los que se utilizan en las relaciones exteriores.

“Es importante que no se busque ganar réditos domésticos a costa de la política exterior. Yo creo que es legítimo tener diferencias de opinión respecto del estilo, de los énfasis. Por ejemplo, hay quien podría decir que estamos muy concretados en lo global y no en lo latinoamericano, pero la verdad es que política ejecutada por el canciller ha sido lo que uno espera de la diplomacia”, cerró Aranda.