Cerca de 700 días le restan al presidente Gabriel Boric para concretar dos de sus principales promesas: el pacto fiscal y la reforma al sistema de pensiones. Así lo hizo notar esta semana el senador Daniel Núñez (PC), quien pidió al Gobierno “convocar a la presión de la ciudadanía” con el propósito de sacar adelante estas iniciativas.

Estas declaraciones encendieron las alarmas en La Moneda, que intentó desligarse de inmediato de un emplazamiento de este tipo. “Al Gobierno no le compete ni le corresponde en ningún caso convocar a ningún tipo de presión. Al Gobierno lo que le corresponde es gobernar”, respondió el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve.

La misma distancia tomó el Socialismo Democrático, coalición que apeló a un acuerdo político para hacer avanzar las reformas. Sin embargo, el presidente de Revolución Democrática, Diego Vela, respaldó los dichos del parlamentario y señaló que “la acción social es lo único que va a permitir que avancemos”.

Esto último motivó una enérgica respuesta de Chile Vamos, cuyos partidos exigieron a Boric “definirse frente a la evidente amenaza que han confirmado el PC y el Frente Amplio”. Incluso, a modo individual, el diputado Diego Schalper (RN) afirmó que la tienda liderada por Lautaro Carmona debe salir del Gobierno si se quiere dar una muestra de credibilidad.

Por su parte, las dos cartas que manejaría hasta ahora la centroderecha para suceder a Boric, Evelyn Matthei y Ximena Rincón, consideraron que las palabras de Núñez podrían alentar un segundo estallido social.

La polémica también alteró otro factor práctico: la carrera por presidir la Cámara. El Partido Comunista reclama este cupo tras el bloqueo que sufrió Karol Cariola en 2022, pero sus esfuerzos no serían suficientes. Ante la división de los últimos días, la diputada Joanna Pérez (Demócratas) se estaría acercando cada vez más a liderar la mesa directiva.

La “hegemonía” del Partido Comunista

La frase de Daniel Núñez fue un bocado difícil de masticar para el Gobierno. La primera reacción fue desmarcarse rápidamente de un llamado a la movilización ciudadana y privilegiar la convocatoria a acuerdos, pero en el segundo paso se optó por bajar el perfil a la controversia.

“Hay una especie de falsa polémica. A nosotros no nos corresponde y no nos va a corresponder nunca llamar a la movilización social, aunque entendemos la importancia de la expresión ciudadana frente a discusiones que a veces parecen muy de élite”, sostuvo la ministra Camila Vallejo en conversación con Radio Agricultura.

Más tarde, se reveló que la vocera escribió un mensaje por WhatsApp al senador comunista para entender el tono de sus declaraciones. De acuerdo a La Tercera, Núñez reclamó que se generaron “versiones malintencionadas” y que en ningún caso pretendía golpear al Ejecutivo.

Vallejo ya había mostrado este perfil dialogante la semana pasada, cuando telefoneó al fiscal Ángel Valencia para zanjar la disputa comunicacional originada tras la formalización del exdirector de la Policía de Investigaciones.

Para Pepe Auth, exdiputado y analista político, la preocupación del PC es “la hegemonía en su sector más que la construcción de mayorías ciudadanas. Se justifica que busque movilizar a su minoría, porque además tiene ventajas comparativas respecto del Frente Amplio y de los socialistas en las distintas organizaciones”.

En todo caso, asegura que la “presión” a la que alude el legislador de Coquimbo no sería efectiva, ya que “los contenidos de las reformas son minoría dentro de la sociedad. Por ejemplo, en la previsional, saben que la mayoría de la gente quiere que los seis puntos adicionales vayan a capitalización individual y no a solidaridad”.

Cabe recordar que la reforma al sistema de pensiones, que actualmente se encuentra en la Comisión de Trabajo del Senado, fue despachada por la Cámara sin la fórmula del “3 y 3” que acogió el Gobierno. Por ende, los ministros Mario Marcel y Jeannette Jara deberán buscar nuevas alternativas para convencer a la oposición.

¿Alteran la seguridad los dichos de Núñez?

Las “dos almas” del oficialismo volvieron a mostrar discrepancias tras la petición del senador Núñez a La Moneda. Un sector del Frente Amplio se cuadró con el parlamentario, mientras que los partidos del Socialismo Democrático criticaron en bloque sus dichos.

El diputado Daniel Melo, jefe de bancada del PS, indicó que “si bien la participación social en democracia siempre es importante y bienvenida, las fuerzas de gobierno, y en particular el Congreso, no pueden esquivar la responsabilidad de legislar y sacar adelante los cambios que la gente espera”.

Más duro fue Héctor Ulloa (PPD), miembro de la Comisión de Trabajo de la Cámara, quien tildó de “absurda” la propuesta de Núñez. “Qué sentido tiene la existencia de poderes que forman parte de la institucionalidad y que existan autoridades escogidas por esta vía que la pongan nuevamente en jaque, llamando a la efervescencia social”, dijo.

En ese sentido, vinculó el término “presión” con posibles desmanes. “La misma ciudadanía ha indicado que no espera que las cosas se resuelvan en la calle, acompañado de destrucción y violencia, sino que la institucionalidad funcione como tal”, complementó.

Este último punto es crucial, ya que ciertas voces consideran que el concepto empleado por el senador se puede transformar en una piedra que el Partido Socialista, el PPD y sus demás colegas de coalición deberán cargar sobre sus espaldas.

Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política y académico de la Universidad de Talca, explica que “la presión supone manifestaciones y desafía al orden público. ¿Y quién está a cargo del orden público? El Socialismo Democrático, con Carolina Tohá y Manuel Monsalve. Entonces, el llamado del PC torpedea el área más difícil de llevar para el Gobierno”.

En todo caso, esta eventualidad estaría muy lejos de promover un segundo estallido social, como lo hicieron ver dos de los rostros más fuertes de la centroderecha: Evelyn Matthei y Ximena Rincón.

El propio Morales opina que la alcaldesa de Providencia “está viendo en la postura del PC lo que podría suceder bajo su propio gobierno, en caso de imponerse en las elecciones presidenciales de 2025. Es decir, una reactivación de la calle y un incremento de la efervescencia pública con manifestaciones y protestas”.

“Es una sobrerreacción, ya que es completamente legítimo que uno llame a la movilización social. Identificar toda movilización social con la violencia y con las consecuencias del estallido es ‘tirar al bebé con el agua del baño’, como decían en el campo”, agrega Pepe Auth.

Presidencia de la Cámara cada vez más lejos

La oposición aprovechó este clima para hacer una nueva exigencia al presidente Gabriel Boric. Esta vez, los partidos que conforman Chile Vamos lo emplazaron a “definirse con claridad y sin ambigüedades frente a la evidente amenaza” del Partido Comunista y el Frente Amplio.

El timonel del PC, Lautaro Carmona, defendió las “credenciales democráticas” de su colectividad en entrevista con Radio Infinita. El exdiputado aseveró que la coalición integrada por la UDI, RN y Evópoli tiene “mucho de un ADN a flor de piel de anticomunismo” y recordó la denominada Ley Maldita impulsada por Gabriel González Videla en 1948.

Pero la tensión entre ambos sectores no sólo se queda en el discurso, sino que impacta en la práctica. La tienda de Daniel Núñez busca quedarse con la presidencia de la Cámara de Diputados, pero sus últimas declaraciones le hicieron un flaco favor a este anhelo.

La historia comenzó hace dos años, cuando una serie de partidos acordaron que Raúl Soto (PPD) sería el primero en liderar la mesa directiva. Si bien el segundo turno le correspondía al PC, la centroderecha bloqueó el nombre de Karol Cariola y el oficialismo debió levantar la carta de Vlado Mirosevic (PL).

Tras ver frustrado su intento en 2022, el Partido Comunista reclama nuevamente una oportunidad, pero el PDG quiere hacer valer su posición en el pacto original. Y si esto fuera poco, desde Demócratas también estarían negociando con otras fuerzas para impulsar la candidatura de Joanna Pérez.

“Aunque tenemos una excelente opinión de las cartas de Demócratas, acá el PDG tiene la última palabra. Hasta ahora, nuestra postura es que la presidencia de la Cámara le corresponde al Partido de la Gente y no estamos disponibles a ceder”, apuntó el diputado Rubén Oyarzo.

Si bien el PC ha mantenido conversaciones con el partido de Franco Parisi, todo parece señalar que el llamado a “convocar a la presión de la ciudadanía” de Núñez terminó de cerrar la puerta a sus aspiraciones.

“Nada es definitivo, pero la posibilidad de perder la presidencia de la Cámara es alta. La cuestión mayor es que no se trata de un acuerdo político, no están de acuerdo con un programa, sino que es simplemente una distribución del poder interno”, cerró Pepe Auth.