"Con cariño". Así partió la intervención que, paradójicamente, estuvo a punto de derrumbar la segunda torre del Gobierno: la reforma de pensiones. El diputado Diego Ibáñez (CS) emplazó a sus seis colegas de Demócratas —cuyos votos eran clave— a no "dejarse iluminar" por la senadora Ximena Rincón, lo que fue respondido con severos calificativos. La acción encendió las alarmas en La Moneda, pues un discurso de un minuto puso en riesgo más de un año de negociaciones. Más allá de la reyerta que alentó el presidente de Convergencia Social, el resultado puso de manifiesto que, ante la intransigencia de la derecha, surgió una nueva bisagra política en la Cámara.
El primer golpe vino el 8 de marzo de 2023, cuando —a falta de dos votos— se rechazó la idea de legislar la reforma tributaria del presidente Gabriel Boric. Casi un año después, la ministra Jeannette Jara tenía una sola misión: evitar el knock out con las pensiones.
Este miércoles se convertía en el “Día D” para el segundo proyecto emblemático del Gobierno. Las cuentas estaban más justas que en el blackjack, pero en este caso no había que juntar 21, sino 78 apoyos para que la iniciativa fuera despachada por la Cámara de Diputados.
Desde su ingreso en noviembre de 2022, la reforma previsional sufrió innumerables modificaciones para satisfacer el paladar político de todos los sectores. Sin embargo, el muro que erigió Chile Vamos y Republicanos —el 6% íntegro a las cuentas individuales— fue imposible de penetrar.
Fue ahí cuando fuerzas como el PDG, Amarillos por Chile y Demócratas se tornaron imprescindibles para La Moneda, aunque esta última fue la que más suspenso añadió a su decisión.
Con sus seis votos, el flamante partido liderado por la senadora Ximena Rincón se robó las miradas oficialistas y opositoras, ya que tenía la facultad de prolongar o ultimar una discusión que se había dilatado por 14 meses. Finalmente, el botón verde se impuso al rojo.
“Es lo que se conoce como un actor de veto, un actor de chantaje o un centro posicional. No tiene una ideología definida, pero va pasando de Gobierno a oposición entregando los votos”, señala Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política y académico de la Universidad de Talca.
Pero la votación no sólo significó el traslado del proyecto al Senado, sino que volvió a posicionar a Rincón en el centro del debate. Si bien los diputados de Demócratas descartan una injerencia de la ex DC en sus estrategias, analistas coinciden en que podría aferrarse a una futura candidatura.
Una intrincada negociación
Fueron almuerzos, cafés e incluso mensajes con el propio Gabriel Boric por WhatsApp los que sostuvieron parlamentarios de Demócratas con el Ejecutivo.
Su participación formal en la mesa técnica, que se extendió desde marzo hasta agosto de 2023, comenzó en abril de aquel año con el exconvencional Fuad Chahín como estandarte. Tras ello, formularon una serie de propuestas que no habrían sido oídas desde el otro lado de la línea.
Entre otros puntos, proponían que un 4,2% de la cotización adicional fuera destinada a las cuentas individuales, mientras que un 1,8% permitiera implementar un seguro de longevidad que financiara las pensiones desde los 85 años de edad.
Cuatro meses después, el Gobierno ingresó sus indicaciones al proyecto con una receta distinta. “Nosotros no fuimos parte de esas condiciones. No conversaron con nosotros, nos ignoraron”, sostiene la diputada Joanna Pérez, jefa de bancada de Demócratas.
Pero todo estalló el viernes que precedió a la votación, cuando la cartera de Trabajo anunció un acuerdo con congresistas del PPD e independientes para reducir las tablas de mortalidad. ¿Cómo? A través de un término ya conocido: un seguro de longevidad.
“La ministra nos dijo que toda materia de seguros se iba a ver en el Senado. El Gobierno desdibujó nuestras propuestas y la base de ellas en el transcurso de la última semana, por lo que no podíamos concurrir con nuestros votos”, explica Pérez.
Con el temporizador casi en cero, Jeannette Jara —ascendida al comité político tras el plebiscito de 2022 por su poder de diálogo— probó suerte por última vez con los seis diputados de Demócratas para evitar un fracaso. Misión cumplida, pero no redonda.
La secretaria de Estado pudo sumar media docena a su pizarra, pero sólo para aprobar la idea de legislar. El corazón de la reforma, la llamada distribución del “3 y 3”, no contó con la venia de Joanna Pérez, Miguel Ángel Calisto, Erika Olivera, Jorge Saffirio, Yovana Ahumada ni Víctor Pino.
“Abrimos la idea de legislar mayormente por la disposición de la ministra a incorporar algunos de nuestros puntos en el Senado. Mandamos el proyecto prácticamente vacío, salvo la PGU y el autopréstamo, para que se siga mejorando”, revela Calisto.
Sin embargo, el camino no está pavimentado en la Cámara Alta. Chile Vamos y Republicanos dominan el hemiciclo con 25 de los 50 escaños, mientras que Demócratas cuenta con dos representantes. Por ende, Jara y compañía deberán meter más granos a la cafetera para sortear las negociaciones.
La “desinteligencia” de último minuto
Después de mover diferentes piezas, la torre de jenga que construyó el Gobierno estuvo al borde de derrumbarse en la última jugada. No había pasado ni media hora desde el acuerdo entre La Moneda y Demócratas cuando el diputado Diego Ibáñez abrió su micrófono.
“Con cariño, diputados del partido Demócratas, no se dejen iluminar por la senadora Ximena Rincón, exdirectora de AFP ProVida”, arrancó el presidente de Convergencia Social.
Trascartón, los emplazó a respaldar la fórmula del “3 y 3” en la votación en particular. “Ustedes la pidieron y el Gobierno la timbró. Entonces, ¿por qué rechazar? Que no los obliguen a traicionar su palabra empeñada”, remató entre abucheos.
“Tonto”, “pendejo” y “miserable” fueron parte de los epítetos que recibió a cambio. En medio de la silbatina, los encaros y los lives en Instagram, la incertidumbre se apoderó de la sala. “Estuvimos varios por no aprobar la idea de legislar”, admiten desde el partido apuntado.
A pesar de que la reforma previsional saltó la primera valla con 84 votos a favor, 64 en contra y 3 abstenciones, la intervención de Ibáñez “congeló” la relación entre Demócratas y el Ejecutivo hasta una disculpa del parlamentario… la que, cuatro días después, aún no llega.
“Fue la mayor desinteligencia. Eso demuestra el infantilismo y la pataleta de niñito rico, perfil del Frente Amplio, que puso en riesgo la reforma de su presidente. No es capaz de enmendar el error cometido”, dispara el diputado Miguel Ángel Calisto.
Pero este arrebato no sólo hizo estallar a Demócratas, sino también al Socialismo Democrático. Raúl Soto (PPD), expresidente de la Cámara, lo calificó como “un error infantil y torpe”, mientras que Marcos Ilabaca (PS) aseguró que “fue una irresponsabilidad y una tontera”.
Menos dura fue la diputada Marta González, jefa de la bancada PPD-Independientes, quien incluso criticó a la colectividad de Ximena Rincón. “Fueron poco serios, porque tenían un documento firmado donde decía que iban a aprobar el ‘3 y 3’, pero lo terminaron votando en contra”, afirma.
Pero, ¿faltó Demócratas a su palabra? Calisto reconoce que se abrieron a esta posibilidad durante la tramitación, pero que ambas partes no tenían los mismos ingredientes para aderezar el proyecto.
“Lo entendimos como un 3% íntegro para capitalización individual y un 3% íntegro para solidaridad, pero el Gobierno quería un seguro de longevidad que le comía el 0,9% a la capitalización individual. Entonces, quería aprobar un 2,1% para cuentas individuales”, justifica.
¿Un imán llamado Ximena Rincón?
La Democracia Cristiana atravesó un vendaval en medio del primer proceso constituyente. Las ráfagas incluso alcanzaron al expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, pero fueron otras figuras las que salieron volando de la tienda.
Tras su adiós en 2022, Ximena Rincón y Matías Walker terminaron fundando el entonces movimiento Demócratas, que hoy incluso supera en número a la bancada parlamentaria de la DC en la Cámara.
“Es un partido pequeño, pero sumamente poderoso. Si bien el resultado del plebiscito 2023 no los acompañó, han sido capaces de ir fidelizando a congresistas que han abandonado sus partidos de origen y convertirse en una colectividad importante”, indica el analista Mauricio Morales.
Ahora, al mencionar la palabra “Demócratas”, la imagen que aparece suele ser unívoca. Se trata de la senadora Rincón: la exministra de Michelle Bachelet, la que aseveró que “tomaría palco” ante el “sufrimiento” del gobierno de Gabriel Boric y la que volvió a ser apuntada por su nexo con ProVida.
El rostro de la parlamentaria acaparó portadas los días que antecedieron a la votación de la reforma previsional. Sus críticas disgustaron a los diputados Jaime Naranjo (PS), quien la acusó de hacer una “pataleta”, y Carlos Bianchi (IND-PPD), quien le enrostró su pasado como directora de una AFP.
Por otra parte, voces oficialistas advirtieron que la representante del Maule sacaba un imán de su bolsillo para influir en las decisiones de sus diputados, algo que fue descartado por estos últimos.
“Muchos en Demócratas trabajamos por años junto a Ximena, pero tenemos autonomía”, alega Joanna Pérez. En tanto, Yovana Ahumada, uno de los últimos fichajes de la bancada, afirma que “son sólo berrinches del diputado Ibáñez. Acá no hay ninguna dictadura ni conflictos de interés”.
Independiente de este presunto campo de atracción, especialistas ya posan su mirada en la carrera presidencial de 2025. Además de Evelyn Matthei y José Antonio Kast, Rincón podría dar la sorpresa.
“Ha buscado ese perfil más bien personalista que tiene intenciones políticas distintas a la senatorial. Se ha trazado un camino con el objetivo de tener una cierta precandidatura ya a nivel presidencial”, considera Tomás Duval, académico de la Universidad Autónoma.
Esto es compartido por Mauricio Morales, quien proyecta que “llegará el momento en que Demócratas deberá someterse a las urnas. Si el partido intenta presentar una candidatura presidencial en los comicios de 2025, va a pensar de manera muy seria en la postulación de la senadora Rincón”.