"Un elemento a considerar al momento de analizar el panorama criminal que se ha desarrollado en el norte de Chile tiene que ver con una crisis migratoria descontrolada", señala la investigadora Pilar Lizana, analista de seguridad de AthenaLab.
Al menos tres razones explican la crisis de seguridad que se vive en el norte del país, sobre todo en las regiones de Arica y Parinacota y Tarapacá, según un reciente estudio internacional elaborado en septiembre pasado por el centro de investigación AthenaLab.
De acuerdo al informe analizado por InSight Crime, el aumento del crimen organizado y delitos, especialmente los homicidios, tiene directa relación con al menos tres factores.
Se trata del ingreso de criminales extranjeros, una frontera vulnerable y la geografía agreste, además de la débil presencia estatal.
De hecho, estas razones habrían facilitado la llegada e instalación de la temida organización internacional venezolana, el Tren de Aragua.
“El deterioro de la seguridad en Chile ha sido progresivo, pero con mayor intensidad en la zona norte del país. Incremento de delitos de alta connotación pública, así como otros a los cuales los ciudadanos no estaban acostumbrados, se suman a la aparición de bandas criminales extranjeras en ciudades como Arica e Iquique”, detalla el informe.
“Del mismo modo, el precario control fronterizo en el norte quedó en evidencia frente a la masiva llegada de inmigrantes que ingresaban al país ante la incapacidad estatal de fiscalizarlos, en una frontera extremadamente porosa”, añade.
El aumento de los crímenes
Al respecto, la investigadora Pilar Lizana, analista de seguridad de AthenaLab, en entrevista con InSight Crime, apunta que “en el norte de Chile, el Tren de Aragua desarrolló su negocio criminal ligado al tráfico y trata de migrantes, e incluso se dice han logrado controlar algunos pasos fronterizos no habilitados”.
“La disputa por el control territorial que significó la llegada del Tren de Aragua generó un aumento de la violencia que se expresó con el incremento en la tasa de homicidios en 2022”, sentencia.
De acuerdo a datos oficiales consignados en el estudio, el año pasado Arica y Parinacota registró una tasa de 17,1 asesinatos por 100.000 habitantes, la más alta en nuestro país, donde más de la mitad estuvieron vinculados al crimen organizado.
Algo similar sucedió en Tarapacá, donde la tasa de homicidios se encumbró al 13,4 por 100.000 habitantes, mientras que el promedio a nivel nacional fue de 4,7 homicidios por 100.000 habitantes.
Asimismo, la presencia de extranjeros también es evidente en las distintas cárceles de la zona norte, donde -por ejemplo- más de la mitad de la población carcelaria de Tarapacá son extranjeros, superando el promedio nacional, que alcanza el 13,6%.
Una frontera porosa
Así, otro de los factores que son resaltados por el estudio es la geografía del norte del país, con una frontera que es muy vulnerable, principalmente por su extensión, y que además no está suficientemente vigilada, además de las cercanías con los puertos.
“La limitada vigilancia de la zona costera representa una gran vulnerabilidad al ser un área de potencial uso por parte de organizaciones criminales, las que pueden (si no lo están haciendo aún) aprovechar y explotar el escaso control y, al mismo tiempo, la facilidad de acceso a la principal ruta terrestre nacional”, resalta el estudio.
“Un elemento a considerar al momento de analizar el panorama criminal que se ha desarrollado en el norte de Chile tiene que ver con una crisis migratoria descontrolada. Esto se debe a que grupos como el Tren de Aragua han explotado la vulnerabilidad de los migrantes para llevar a cabo sus negocios de tráfico y trata de personas. Además, han aprovechado de la falta de control migratorio para ingresar al país”, explica Lizana.
“La condición fronteriza, la cercanía a productores globales de drogas y su ubicación en corredores utilizados por el crimen organizado ponen a Iquique en una posición vulnerable. En particular, la situación de Iquique está impactada por el actuar de grupos como el Tren de Aragua”, añade.
Falta de presencia del Estado
Por último, la falta de presencia del Estado ha incidido en la penetración del crimen organizado, aprovechando los asentamientos ilegales, como lo sucedido en el Cerro Chuño de Arica, donde el Tren de Aragua instaló su centro de operaciones.
“La debilidad del Estado, evidenciada en la incapacidad para ejercer una soberanía efectiva plena, ha quedado de manifiesto frente a un accionar fragmentado, incompleto y no coordinado de sus instituciones, con masivas tomas ilegales de terrenos fiscales, un despoblamiento creciente de la zona altiplánica nacional y el aumento de la criminalidad, entre otros factores”, señala el estudio.
Así también, la falta de fiscales poco ayuda en la investigación de las organizaciones criminales.
“Actualmente, los fiscales regionales están expuestos a amenazas y extorsiones que tienen un impacto directo en las investigaciones y sus resultados, por lo que este tipo de iniciativas apunta en la dirección correcta”, enfatiza Lizana.
“Sin embargo, ninguna medida será realmente efectiva si el país no diseña una arquitectura de seguridad actualizada con políticas y lineamientos claros”, sentencia la experta.
Incluso, el estudio advierte que “el empleo sostenido de las Fuerzas Armadas en tareas consideradas como “excepcionales”, si bien puede estar plenamente justificado, generará un desgaste en el personal y medios que impactará la preparación de la fuerza en el mediano y largo plazo”.
Revisa el estudio a continuación: