A una semana y 3 días de que el Consejo Constitucional entregue la propuesta final del proyecto de nueva Constitución, desde el oficialismo aún no expresan su opción para el plebiscito del próximo 17 de diciembre.
Pese a lo anterior, las voces han sido claras y hay consenso en la perspectiva crítica de lo que ha sido el proceso constitucional en el que, según acusan, la oposición ha impuesto una “visión conservadora”.
Desde la Alianza de Gobierno advirtieron un retroceso respecto al anteproyecto de la Comisión Experta y, además, en términos de derechos. “Los republicanos se llevaron la Constitución para la casa”, criticaron en el Frente Amplio.
En el Socialismo Democrático explicaron que los esfuerzos “para lograr que se cambiaran las cosas” se hicieron, pero apuntan hacia al frente. “No quisieron entender que un proyecto de Constitución se escribe con todos”, aseguraron.
Proyecto de nueva Constitución del Consejo Constitucional
En conversación con BioBioChile, el nuevo presidente de Revolución Democrática, Diego Vela, manifestó preocupación porque el borrador responde a “una Constitución que institucionaliza privilegios”.
Algo que comparte el timonel de Comunes, Marco Velarde, quien sostuvo que “es una profundización del texto del 80″ y que “va más allá de Jaime Guzmán (…) es un propuesta extremista, excesiva y soberbia”.
Desde el partido Acción Humanista, su presidente Tomás Hirsch, declaró que el documento constitucional “no responde a las demandas, a las necesidades y las aspiraciones de nuestro pueblo” y “lo que hay es un programa de Kast, pero no una Constitución”.
Y en consecuencia, la postura en bloque del oficialismo es algo que comparte el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue (PC), quien indicó que “desde los partidos de Gobierno es importante tener una posición única”.
“Es preocupante lo que están imponiendo desde Republicanos y Chile Vamos… una constitución que sólo les une a ellos. Hasta el momento, no es un texto que represente los anhelos de la ciudadanía” y “no contribuye”, comentó.
Oficialismo: ¿Declinar o insistir con un nuevo proceso constitucional?
Y tras las conclusiones de los partidos que en el pasado estuvieron por la opción Apruebo, lo cierto es que mayoritariamente se reconoce que la discusión constitucional tiene su curso, pero dicen priorizar los acuerdos con objetivo de aumentar los beneficios sociales.
Desde Revolución Democrática, en la misma línea que en La Moneda, sostienen que no es posible un tercer proceso y, sobre modificar la actual Carta Fundamental vía Congreso, confirman el punto anterior.
“Me enfocaría en avanzar primero en los acuerdos por mejorar las pensiones, que son materia de ley y generar un pacto tributario (…) poder financiar esa reforma de pensiones y de salud”, apuntó Diego Vela.
Marco Velarde, de Comunes, coincidió. Así, declaró que “ya no hubo pie para un acuerdo político (…) y la ciudadanía tampoco ha legitimado los procesos en los cuales hemos hecho esfuerzos por tener una Constitución”.
Pero las diferencias en el oficialismo son claras. El alcalde Jadue (PC) dijo que “si una Constitución no satisface las necesidades del pueblo, siempre será necesario mirar el marco constitucional”.
Lo anterior, a su juicio, “debiésemos entenderlo como un pilar esencial de la democracia”. A esto agregó que “nosotros, como partido, desde hace años venimos planteando la Asamblea Constituyente como un camino”.
En ese mismo sentido, el presidente de Acción Humanista, Tomás Hirsch, señaló que “lo que está claro es que, independiente de la forma que tome la continuidad por tener una buena y nueva Constitución, ese desafío continúa”.
“Así como hemos luchado más de 40 años por una buena Constitución, vamos a seguir haciéndolo. Habrá que buscar el camino (…) ¿Qué expresión concreta tomará? Eso habrá que conversarlo y discutirlo en su momento”, complementó.
“La tercera no es la vencida”
Pese a la desemejanza, explicaron desde las colectividades oficialistas, el “fracaso” de la política en el Consejo Constitucional es una oportunidad para “ganar tiempo” y trabajar en los urgentes. En este caso la tercera no es la vencida, concluyeron.
Desde el punto de vista de los expertos, tampoco hay igualdad en totalidad respecto a lo que se observa. Sobre un nuevo proceso, el analista político Alberto Mayol lo calificó como algo “completamente inviable”.
Según argumentó, “la nueva Constitución tenía como principal objetivo resolver problemas políticos y no acrecentarlos (…) más bien es un multiplicador de las dificultades y no tiene mucho sentido continuar”.
Por el contrario, para el director de TuInfluyes.com, Axel Callís, no es posible en el corto plazo, pero aseguró no tener duda en que “va a haber un tercer proceso”, como “aprobar la propuesta de la Comisión Experta” o “algo que venga más de la ciudadanía”.
En ese sentido prevé que, en caso de triunfar la opción ‘En Contra’ en el plebiscito de diciembre, “tanto el mundo empresarial como cierta calle, van a exigir que se resuelva” porque, agregó, la actual Carta Fundamental “no permite gobernar a nadie”.
“Una Constitución que no permite a ningún gobierno llevar a cabo ningún tipo de reforma, entonces genera una inestabilidad política tremenda y por lo tanto inestabilidad económica”, explicó.
La derrota del mundo político, según expertos
En un punto, ambos también sociólogos coinciden. “Yo diría que es un fracaso del país, luego diría que un fracaso de la clase política y tercero de la izquierda, pero es un fracaso al fin y al cabo”, respondió Axel Callís.
Agregando, según su análisis, el “estado de incertidumbre con que quedaría Chile” es “sea cual sea el resultado”. Finalmente, puntualizó que “tener una Constitución que genera rechazo en una parte importante de la población también es un problema”.
“Es bien evidente (el fracaso). En general, más del 90% de los procesos constituyentes del mundo, que han terminado en plebiscito, han terminado con una aprobación. Chile estaría logrando no uno, sino dos procesos (…) dos fracasos”, planteó Alberto Mayol.
Por conclusión, expresó que “incluso si hubiese un triunfo del ‘A Favor’, habría un fracaso de base porque en el fondo no resolvería nada (…) lo único que cambia es que todo esto garantiza que el espesor, la fortaleza y la resiliencia del sistema político, se debilita otro poco más en este en este proceso”.