La carrera profesional de “Josefa” estaba en una excelente posición, luego de lograr obtener una anhelada beca para realizar la especialidad de neurología. Sin embargo, se terminó por convertir en una de las peores experiencias académicas de su vida.
Bullying, tanto de becarios como docentes, son parte de su relato. A cuatro años de que comenzara su pesadilla, lo único que pide es poder terminar su proceso y obtener su especialización.
Josefa, nombre ficticio de la víctima, quien solicitó reserva de identidad por miedo a más represalias, trabajó por años en la atención primaria ambulatoria en un Cesfam de Puerto Montt, en la región de Los Lagos. Por cerca de una década se esforzó para juntar el puntaje suficiente para postular a la beca de especialidades para médicos CONE y así acceder a la especialidad de Neurología.
En abril de 2018, logró su tan anhelado sueño y partió la especialidad. Comenzó sola y un mes después llegaron otros dos becarios, llevados por el director del programa de neurología de la Universidad Mayor, doctor Carlos Aguilera.
Esto marcó el inicio de los problemas.
Josefa, becaria de neurología: “Los médicos, cuando nos formamos, nos tratan pésimo”
Su beca partió en el Hospital de la Fuerza Aérea de Chile (FACh), en la comuna de Las Condes, región Metropolitana.
“Ahí comenzaron algunos inconvenientes”, dijo Josefa a BioBioChile. Primero, los problemas iniciaron con un becario de segundo año, presuntamente por el buen rendimiento que ella tenía.
Algunas de las actitudes, según indicó la médico cirujana, fue que su compañero comenzó a ser agresivo y no le permitía ir a clases de neuroanatomía, ya que el becario no asumía los pacientes en las tardes. “Con el tiempo empezó a pedirme que yo le dejara la agenda vacía. Él no veía pacientes, yo tenía que ver todos los pacientes del hospital, incluido sus pacientes y los míos”, agregó.
Dicho becario era médico general en el hospital de la FACh y luego recibió la beca, para seguir su especialidad en el mismo lugar.
“Era super agresivo, prepotente, grosero, tenía muchas malas actitudes y que en realidad yo asumía, porque los médicos, cuando nos formamos, nos tratan pésimo”, indicó Josefa.
Para tratar de solucionar dicho problema, primero conversó con el jefe de becados, que en la práctica, es un becado de tercer año. En su relato, Josefa agrega que dicha persona le dijo que no se preocupara, que todos sabían cómo era el compañero que ella acusaba.
“No le tomó el peso a la situación”, manifestó Josefa, quien ya tenía problemas para ir a clases por la situación que vivía.
También conversó con el doctor Carlos Aguilera, director del programa de la Universidad Mayor, pero todo continuó igual. De hecho, es una de las personas apuntadas por no tomar acciones concretas durante el proceso.
De mal en peor: Se complica el caso de Josefa
Finalmente, llegó el día en que el jefe de los becarios increpó a quien presuntamente era el actor del bullyin hacia Josefa. Esto fue como poner más combustible al fuego, ya que ocurrió delante de todo el hospital en una reunión clínica.
“Fue peor, lo hizo peor, me empezó a seguir más, fue más persecutor hacia mí”, dijo Josefa.
Ya era tanto el acoso que sufría, que decidió ir oficialmente donde el jefe de la especialidad, con el objetivo de parar el tema y poder retomar tranquilamente sus clases, sin embargo, todo esto hizo que la situación se complicara aún más.
Josefa manifestó que esto provocó la molestia de becarios superiores, por hacer pública su situación.
“Los becarios de tercer y segundo año cortaron relación conmigo. Dejaron de hablarme, me empezaron a aislar”, enfatizó.
Junto con hacerle la “ley del hielo”, le escondían fichas médicas de pacientes, no le entregaban turnos cuando le tocaba de noche. “No sabía nada de los pacientes”, dijo Josefa.
Cansada por la situación, acudió al Colegio Médico, donde, según Josefa, le dijeron que lo que ella estaba viviendo era acoso, una especie de maniobra de competencia de otros becarios.
Para activar los protocolos, le indicaron que tenía que reunir pruebas para presentarlas, así que en su plan de poder volver tranquila a clases, dio marcha a la tarea solicitada.
Una de las peores situaciones de acoso, según indicó la médico cirujano, fue que le cambiaban las dosis de los medicamentos de sus pacientes, situación que alertó luego que un enfermero la llamara. Esto previste un riesgo para las personas que eran atendidas en el recinto asistencial.
El inicio de las denuncias por acoso
El 5 de noviembre de 2018, presentó la primera denuncia formal con copia al doctor Aguilera, quien le habría bajado el perfil a la situación.
Con todo lo anterior, la cambiaron de residencia desde la FACh al Hospital Félix Bulnes, en la comuna de Cerro Navia.
Los actos en su contra continuaron, como por ejemplo que sus superiores hablaban por teléfono con sus pacientes y luego le pedían a ella que les hiciera la ficha correspondiente. “No lo hablaban por altavoz, ni nada, porque conversaban ellos”, indicó Josefa y aseguró que si decía algo, la trataban de conflictiva.
Muchos de los acosadores, denuncia Josefa, son estudiantes o exalumnos de la Universidad Mayor. Algunos incluso fueron compañeros en pregrado.
Al continuar los problemas, le dejaron sin efecto la pasantía en el Hospital Felix Bulnes y retornó al de la FACh.
En medio de este proceso se realizó una reunión en la Universidad Mayor para analizar su caso, donde, según la denunciante, las docentes negaron toda acusación. “Me hicieron enfrentarme con las docentes”, enfatizó.
Al final, de su aprendizaje y de lo que se supone debía aprender, nada.
Evaluación psiquiátrica por acoso
Ante la insistencia de Josefa, finalmente el doctor Aguilera la habría enviado de vacaciones y le solicitó una evaluación psiquiátrica, la que efectivamente apuntó a “depresión por acoso”.
“La usuaria presenta el diagnóstico de Trastorno adaptativo con síntomas ansiosos. El factor gatillante del cuadro sería el maltrato que recibe en el programa de formación de especialista que está cursando. En éste los compañeros de cursos superiores tendrían diversas actitudes que la mantienen en un constante estado de estrés”, dice el informe médico.
Dicho certificado ratifica los problemas de salud por los casos de acoso.
Josefa señala que dicho documento no fue aceptado por el doctor Aguilera, e incluso indica que él le dijo que el problema, era ella. Incluso le habrían pedido que llevara un informe de otro profesional.
En marzo de 2019 la hicieron volver al Hospital Felix Bulnes, pese a que ya existía una denuncia por acoso.
En ese momento, el Colegio Médico habría determinado enviar una denuncia a la Universidad Mayor y al Servicio de Salud Araucanía Norte. Dicha carta se envió el 15 de marzo. Doce días de presentada la denuncia, el doctor Aguilera le informó que fue suspendida de la beca.
Tras ser suspendida, por medio de un abogado presentó un recurso de protección, sin embargo, este no prosperó.
El tiempo que pasó suspendida no fue inmpedimento para que los acosadores crearan un grupo de WhatsApp, donde continuaron las burlas el acoso. Así lo refleja un pantallazo de dichos mensajes, donde se evidencia la frase “Nadie te quiere” por parte de un médico.
Algunos mensajes incluso eran de índole sexual, lo que podría involucrar acoso en dicha materia por parte de compañeros y docentes.
Acusa adulteración de notas e inasistencias en la especialidad de neurología
La médico cirujana señaló que tras esta situación, recibió un correo donde se le informa que la suspensión fue por malas notas e inasistencia. Lo curioso, según indicó, es que ella era la becaria que tenía mejores notas.
Incluso le entregó a la doctora Gabriela Juez, directora de especialidades médicas de la Universidad Mayor, fotos del libro de asistencia donde se evidencia lo contrario a lo que argumentó la casa de estudios. También le entregó el avance de notas, donde se reflejan 69 y 7 en la especialidad de neurología.
Ambos documentos fueron editados para mantener en resguardo la identidad de la afectada.
El 11 de abril le entregaron dos notas reprobatorias hechas con base a rúbricas subjetivas, ya que no habría sido sometida a exámenes. Es decir, no fueron evaluaciones convencionales.
A esto se suma que no fueron entregadas en el tiempo correspondiente.
Frente a la acumulación de hechos, Josefa indicó que presentó una denuncia a la Superintendencia de Educación, la que tampoco prosperó por falta de colaboración de la Universidad Mayor. Después de esto, el 9 de julio de 2020 interpuso una denuncia, la que hasta el momento no tiene avance.
En medio de la investigación, Josefa dijo que logró entregar las pruebas para corroborar el acoso. Por parte de la universidad, indicó la denunciante, presentaron un libro de asistencia que no correspondía, todo con el objetivo de despistar a la Superintendencia de Educación.
Luego de esto, se cambió la suspensión por eliminación, sin embargo, ella no fue notificada ¿el motivo? se envió el correo a una persona con un nombre similar, pero no el de ella. Dicho correo, que era incorrecto, era utilizado por la universidad para enviar información y notificaciones, pese a que ella solicitó en más de una vez que fuera modificado.
Por casi dos años su situación estuvo sin movimiento, por lo que su abogada presentó una denuncia en Contraloría, lo que permitió que su caso finalmente se activara en la Superintendencia de Educación, pero aquí se generó otro problema, y es que el antiguo superintendente formuló cargos a la universidad, pero por no responder la denuncia de acoso y por eliminarla sin aviso.
Esto quiere decir que quedó fuera la denuncia por adulteración de notas y asistencia. Según agregó, la única solución momentánea que le dieron, era ayudarla a cambiarse de universidad, pero esto tampoco prosperó.
El problema, para esto se tiene que devolver el dinero por parte de la universidad. Ahora presentó una segunda denuncia en Contraloría, la que se mantiene en investigación.
Un informe de la perito Silvana Giachero, señala lo siguiente: “La Dra. (…) presenta altos indicadores de estar sufriendo Mobbing/ Bullying/ Acoso Sexual/ discriminación (indicadores de violencia que se incluyen en su conjunto en el decreto 190 de la OIT) desde el año 2018 a la actualidad (ya que el mismo continúa), así como sus consecuencias, el Trastorno por Estrés Postraumático complejo, por ende podemos concluir que de dicho estudio se desprende que se le ha dañado su salud, ha afectado su economía y su desarrollo personal así como profesional”.
¿Solución? nada
En resumen, más de cuatro años han pasado, su caso sigue a la espera e incluso le estarían solicitando que devuelva los 300 millones que costó la beca de una especialización que no ha podido terminar producto del acoso de terceros.
“Yo lo que quiero, es que me cambien de centro formador (universidad) (…) y lo que busco yo es sanciones a los involucrados, para que esto quede como antecedente y no lo vuelvan a hacer con ningún becado más”, indicó Josefa.
BioBioChile consultó a la universidad, pero hasta el cierre de esta nota no hubo respuesta oficial. También se envió un correo al doctor Aguilera, quien tampoco respondió
Quien sí respondió fue el Servicio de Salud Araucanía Norte, que por medio de un comunicado señaló que los cupos de programas de especialización para médicos cirujanos en la Atención Primaria de Salud se encuentra regulada por ley y que ante este caso, producto de la eliminación de la profesional por parte de la casa de estudios, se le cobra la caucion y que se reembolsen los costos de la beca.
“Cabe señalar que cuando la universidad elimina a una becaria o becario, lo que corresponde conforme a la normativa contenida en el DS 507 de 1991 del Ministerio de Salud y en el convenio suscrito por ella mediante escritura pública de fecha 27 de marzo de 2018, es que se le cobre la caución y se reembolsen los costos de la beca por parte del becario, que en el caso de la profesional corresponde a 6.440 U.F, por lo que el SSAN inició un proceso judicial que se ventila en el Juzgado de letras de Angol, el cual se encuentra en curso, a la espera de lo que se resuelva en la respectiva sentencia”, consigna el comunicado.
También aclaran que se acordó en un inicio el centro formador, por lo que de acuerdo a la ley no existe posibilidad de realizar el cambio de universidad o de continuar la especialidad “porque la ley no lo contempla”.
Finalmente señalan que respecto a una reclamo que ingresó Josefa por medio de la plataforma OIRS, este fue respondido, pese a que la afectada indica que no ha podido acceder a dicha respuesta.
Cartas a Boric y Minsal
Josefa ya no sabe qué más hacer. Envió cartas a la ministra del Trabajo, al Ministerio de Salud e incluso al mismo Presidente Gabriel Boric, a la espera de poder solucionar este problema y poder terminar la especialidad, en medio de una falta de especialistas para el servicio público, sobre todo en neurología.
La afectada enfatizó en que su caso es uno de miles en el país, donde becarios son acosados por compañeros y docentes, situación que no ha sido visibilizada y que se mantiene oculto ante el miedo a represalias por parte de los profesionales.