La exministra de la Secretaria General de la Presidencia (Segpres), Ana Lya Uriarte, volverá a trabajar en el Gobierno de Gabriel Boric esta vez como asesora legislativa en el ministerio de Energía.
El retorno de Ana Lya Uriarte se da tras superar las secuelas del largo covid-19, sintomas que le obligaron a dejar el 19 de abril pasado su cargo ministerial. Ella se encontraba con licencia desde el 20 de marzo, luego de presentar problemas de salud, lo que después derivó en un diagnóstico de anemia, asociado a las secuelas que le dejó el coronavirus.
Fuentes al interior del Ministerio de Energía confirmaron a Bío Bío Chile que la abogada llegará para apoyar al equipo que tiene como tarea impulsar el proyecto de transición energética lanzado en julio por el Gobierno.
Se trata del proyecto “Transición Energética: Transmisión eléctrica como sector habilitante”, el que según detallaron desde Energía “surge como una iniciativa que va de la mano con las metas de nuestro país de carbono neutralidad al año 2050 en virtud de la Ley Marco de Cambio Climático”.
Dicho proyecto modifica la Ley General de Servicios Eléctricos, en materia de transición energética que posiciona a la transmisión eléctrica como un sector habilitante para la carbono neutralidad.
La idea es descongestionar las líneas de transmisión eléctrica facilitando que las generadoras puedan operar. ¿Cómo? Mejorando la institucionalidad, agilizando las obras de infraestructura, dando los primeros pasos para la licitación del proceso de almacenamiento a gran escala y estableciendo cambios en los ingresos tarifarios.
Proyecto que se legisla luego de que compañías de generación de energía renovable plantearon problemas financieros a los que deben hacer frente, los que desde el 2021 se han visto acentuados generando el cese de obras y el cierre de proyectos.
Empresas que aseguraron que “la legislación data de 1982, por lo que no contemplaba este tipo de energías. Lo que generamos se paga a costo cero, no se ha construido la infraestructura necesaria para transportar la energía y ello implica botar gran parte de ella. Lo que se desperdicia es igual al consumo eléctrico de 600 mil hogares en el 2022”.