Durante la cadena nacional por el anuncio del Pacto Fiscal, el presidente Gabriel Boric envió un duro mensaje a un sector político y parlamentarios que en marzo rechazaron la reforma tributaria.
Al informar sobre la propuesta de Pacto Fiscal, el Mandatario sostuvo que sus contenidos deberán ser afinados, a la vez que subrayó que con los recursos actuales no sería posible financiar los proyectos de índole social. El siguiente paso será la presentación formal para comenzar la discusión legislativa al respecto.
En esa línea, dijo que “no vamos a insistir en el Senado con el proyecto que fue rechazado (…) pues hubo un sector de la política que nunca se sentó a la mesa a encontrar un acuerdo por el bien de Chile. Ustedes saben bien quiénes son”.
Pacto Fiscal
Al entrar de lleno en el Pacto Fiscal, Boric explicó que se compone de seis lineamientos. Considera, sobre la base de esos puntos, modernizar el sistema tributario para “que entregue garantías a todos de cómo se usan los impuestos”.
El documento, que puntualiza el Pacto Fiscal, sostiene un “compromiso con la justicia tributaria, que grave proporcionalmente más a quienes más tienen, que no discrimine entre contribuyentes y que erradique los abusos a través de la evasión y el uso de resquicios legales para eludir impuestos”.
Asimismo, compromete reciprocidad, “entendida como la obligación del Estado de usar con responsabilidad los impuestos pagados por los contribuyentes”.
Rechazo a la Reforma Tributaria
Recordemos que en las negociaciones de principio de año, si bien en las comisiones respectivas del Congreso el texto se fue ajustando y negociando; no logró convencer a los parlamentarios, en su mayoría de Oposición.
Las críticas -tanto de la oposición como del empresariado– apuntaban a que el cargo impositivo que planteaba el Ejecutivo bloquearía la inversión; afectaría las arcas de las compañías de diversos tamaños (sobre todo las Pymes); y a la generación de empleo. La consecuencia sería “un menor crecimiento económico”.
El mercado de capitales, conforme a las críticas, también hubiese salido “trasquilado”, considerando también las secuelas que dejaron los retiros de fondos de pensiones.
Otro punto de discordancia tenía relación con la reducción de exenciones; y gravar el ahorro y el patrimonio, esto último, como un complemento al impuesto a la Renta.