“¿En qué momento se había jodido el Perú?”, señaló Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010, en su icónica novela Conversación en La Catedral. Hoy, la pregunta parece ser ¿en qué momento se jodieron las comunicaciones del Gobierno?
La primera estocada vino el 4 de septiembre de 2022, a eso de las 18:30 horas, cuando los conteos iniciales ya vaticinaban el desplome de la Convención Constitucional. La Moneda se había adherido implícitamente a este proceso, por lo que una parte de ella también se nubló ante el 62% del Rechazo.
“La gestión comunicacional después de esa fecha ha sido desastrosa. En las crisis del último tiempo, sobre todo en los indultos y el Caso Convenios, las primeras semanas han sido de un completo desorden en torno a las vocerías”, sostiene Axel Callís, analista político y director de TúInfluyes.
Sin embargo, la directora de la Corporación Latinobarómetro y MORI Chile, Marta Lagos, apunta a un problema más de fondo: la “falta de esperanza” de los chilenos.
“La gente engancha en una comunicación cuando le tocas una fibra que tiene que ver con su expectativa hacia el futuro, pero en las últimas dos elecciones el pueblo chileno está diciendo que no tiene esperanza”, explica.
De cualquier modo, los dardos han apuntado a un solo blanco durante los 16 meses de la actual administración. Se trata de la Secretaría de Comunicaciones (Secom), dependiente del Ministerio Secretaría General de Gobierno.
Este departamento, que no da declaraciones a la prensa según respondió a BioBioChile, es liderado por Pablo Paredes (RD). El publicista y guionista de cine alcanzó uno de sus logros más notables con la serie El reemplazante y dirigió la franja de Gabriel Boric en 2021.
De acuerdo a expertos, al interior de esta división convergen tres pecados: la ausencia de un relato claro, la escasa comunicación de hitos claves y la falta de experiencia, que lo ha llevado a asesorarse por personeros de los vilipendiados 30 años.
Un relato político que no termina de encajar
El discurso más largo desde el retorno a la democracia. Por tres horas y 36 minutos se extendió la segunda Cuenta Pública del presidente Boric el pasado 1 de junio, batiendo el récord que ostentaba Patricio Aylwin desde 1993.
Como en la cena de Navidad, las “dos almas” del Ejecutivo supieron sentarse juntas a la mesa y tomarse una fotografía para el álbum. La banda presidencial se convirtió en una liana que permitió al jefe de Estado escalar 10 puntos en su aprobación, de acuerdo a la encuesta Cadem.
A pesar de ello, los remolinos políticos de los dos últimos meses hicieron tambalear este ascenso, arrastrando a figuras importantes como Carlos Montes (PS) y Jeannette Jara (PC).
“Está claro que las cosas que el Gobierno ha hecho duran dos o tres días en agenda y se pierden. En cambio, los problemas duran una enormidad”, señala Alberto Mayol, académico de la Universidad de Santiago y ex precandidato presidencial.
El sociólogo observa con preocupación el relato que ha construido la Secom y pide darse un tiempo de tres meses para integrar ideológicamente a las distintas fuerzas que conducen al país.
“Estás dejando todo el centro político libre. No porque estés muy a la izquierda, sino porque, incluso cuando vas al centro, no logras efectivamente articular una posición”, asegura.
En ese sentido, advirtió que se termina cayendo en “el juego de los políticos que creen que, siendo en la mañana de izquierda y en la tarde de derecha, son de centro. Eso no funciona”.
Pero no sólo la falta de claridad política ha hecho que La Moneda dispare contra su propio arco, sino también atrincherarse en la disputa que enfrentó a Gabriel Boric y José Antonio Kast en 2021.
“Durante mucho tiempo, la Secom se ha dedicado a hacer comunicación electoral más que de gobierno. Ellos ya están gobernando, por eso es que insistir en esta lógica de confrontación con la derecha no conduce a nada”, afirma Marco Moreno, director de la Escuela de Gobierno de la Universidad Central.
La semana pasada, la ministra del Interior, Carolina Tohá (PPD), expresó que una parte de la derecha “se acerca más a la barbarie que al progreso”.
En paralelo, la palabra “homofobia” se tomó las tendencias de Twitter y otras redes en los últimos 14 días, luego de la fallida acusación constitucional de la oposición en contra del ministro Marco Antonio Ávila.
“Esto ha sido un acto de profunda homofobia y discriminación”, recriminó la vocera Camila Vallejo (PC), lo que fue repetido, como letra de una triste canción, por todas las autoridades del Gobierno.
Según Moreno, confrontarse con la derecha “invisibiliza los logros del oficialismo”. Por ello, la Secretaría de Comunicaciones tiene que evitar “distraer la agenda, colocar otros temas y entrar en la confrontación de los ministros con las autoridades políticas”.
Los éxitos de La Moneda que no despegan
En el ring de la política, la administración de Boric dio un tropiezo y recibió un derechazo a las costillas en tan sólo seis meses. Los 12 indultos a presos del estallido, sumado al de Jorge Mateluna, y el Caso Convenios lo han hecho situarse más cerca de las cuerdas que del centro.
Sin embargo, no son pocos los logros que ha alcanzado durante su primer año y medio de gestión: el copago cero en Fonasa, las 40 horas y el aumento del salario mínimo a 500 mil pesos son parte de los hitos que, sin duda, serán pisos mínimos para el siguiente gobierno.
¿Cuál ha sido el problema? Marco Moreno asevera que el equipo a cargo de Pablo Paredes “tiene que ser capaz de comunicar de manera más efectiva estos aciertos, pero no lo hace. Esto hace que la gente no vea que está haciendo cosas”.
Dos eventos que destaca el analista Axel Callís son la Comisión para la Paz y el Entendimiento y los resultados del Plan Calles sin Violencia.
La primera instancia fue concretada por el presidente Boric el pasado 21 de junio. Su misión no es menor, ya que busca generar espacios de diálogo entre los distintos actores de la Macrozona Sur y proponer una vía efectiva para la devolución de tierras a los pueblos originarios.
“Fue bastante complejo de armar y pasó sin pena ni gloria. Fue lanzado ad portas de un temporal y en medio del Caso Convenios, entonces fue un desperdicio”, indica el también académico de la Universidad Central.
Por otra parte, considera que la Secom “no entiende la seguridad como corresponde al no poner el Plan Calles sin Violencia sobre el tapete. Tiene muy buena aprobación por parte de la ciudadanía y, de hecho, muchos alcaldes lo estaban pidiendo para sus comunas”.
A pesar de ello, asegura que no se debe llegar al “presentismo cosista” que realiza el alcalde Rodolfo Carter en materia de seguridad. “Le puede hacer un guiño a un mundo popular y desinformado, pero no a la gran mayoría de la población”, opina Callís.
Por su parte, la encuestadora Marta Lagos lamenta que la reducción de la jornada laboral a 40 horas y el histórico reajuste al salario mínimo no calaran más profundo en la población.
Eso sí, extiende este desencanto a los últimos gobiernos de Michelle Bachelet (2014-2018) y Sebastián Piñera (2018-2022), ya que ninguno logró vestirse de flautista para hechizar con sus notas a la ciudadanía.
“No estamos en el 2009, cuando Velasco dio su primer bono y la aprobación de Bachelet subió al 80%. Esos tiempos en que una política pública producía un impacto se acabaron”, manifiesta.
Y el pesimismo no termina ahí, pues la directora de MORI Chile garantiza que “puedes dar el bono que quieras, un retiro o un bono universal de varios millones de pesos por persona, y no va a pasar nada”.
Entonces, ¿qué tarea le deja a la Secom? Volver a producir esperanza en la gente.
La falta de experiencia de la Secom
“No fueron los 30 pesos, fueron los 30 años de abusos, desigualdad y falta de derechos los que hicieron que Chile despertara y dijera no más”, publicó el 17 de octubre de 2020 en su cuenta de Instagram el presidente Gabriel Boric.
Casi tres años después, en medio de su primera gira por Europa como jefe de Estado, sostuvo que en las últimas tres décadas “somos un país que ha disminuido la pobreza, que ha fortalecido sus instituciones y que se ha insertado en el mundo”.
Como dijo el ensayista uruguayo José Enrique Rodó, cada uno de nosotros “es, sucesivamente, no uno, sino muchos”. El Mandatario ha intentado suturar las lesiones que abrieron estos remotos desencuentros con el Socialismo Democrático, pero la duda surge de todas maneras.
¿Por qué en tiempos de crisis recurre a este sector? La Secretaría de Comunicaciones ya se ha nutrido de dos rostros socialistas en tres meses. El primero fue Gustavo Aracena, experiodista de Michelle Bachelet, quien hizo su arribo a la Unidad de Estrategia del departamento en abril.
Y hace menos de una semana fue el turno de Juan Carvajal, quien lideró la Secom durante el primer gobierno de la expresidenta (2006-2010) y ahora asumirá como asesor externo.
De acuerdo a Axel Callís, su fichaje otorga mayor experiencia a esta división, pero no le saldrá gratis. “Tiene que pagar un precio bastante alto. Es una persona que trabajó con Enrique Correa y tiene una vinculación a La Tercera bastante estrecha, entonces tiene su pasado”, detalla.
Cabe recordar que en su paso por Imaginacción, empresa de Correa, debió manejar crisis emblemáticas de entidades como Penta, Corpesca y la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP).
En tanto, Alberto Mayol interpreta estos refuerzos como “una búsqueda de personalidades que tienen una característica en común: son capaces de integrar lo comunicacional con lo político. Son más políticos y saben más de política”.
La pelota vuelve al piso con Marta Lagos, quien afirma que la Secom no ha sido el elixir de ningún gobierno alicaído desde el retorno a la democracia. “No le pidan a Juan Carvajal que sea el mago de Oz, porque no tiene la varita mágica”, señala.
Uno de los nombres apuntados es Eugenio Tironi, encargado de la secretaría durante el gobierno de Patricio Aylwin. “Dijo que la mejor comunicación era la ausencia de comunicación, y desde ahí que se instaló esa idea bastante absurda. Los hechos prueban que tiene que ser todo lo contrario”, dice.
Adicionalmente, la directora de la Corporación Latinobarómetro baja el perfil al gallito entre Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático. “Si bien este gobierno se compró ese negativo, en las transiciones Aylwin-Frei y Lagos-Bachelet también ocurrió, sólo que no públicamente”, justifica.
Independiente de las reyertas generacionales, el análisis arroja variadas conclusiones. Reparar la brújula política y encontrar una sola línea dramática es esencial en la narración del Gobierno, a la que todavía le faltan 32 capítulos mensuales.
Ajustar las rendijas del colador, para que los hitos relevantes no caigan al fregadero tan rápido, y buscar aliados con recorrido también son parte de las recomendaciones que hacen especialistas para repuntar la labor de Pablo Paredes en la Secom.
“¿Cómo comunicar cuando no tienes un piso? Tienes que comunicar sobre la esperanza, y Boric trajo la esperanza del cambio”, plantea el desafío Marta Lagos.