El presidente de Colombia, Gustavo Petro, llegó este lunes a Santiago para su primera visita oficial a Chile.
El viaje ocurre en el marco de las repercusiones del intento de golpe de Estado ayer domingo en Brasil y el objetivo del periplo es estrechar lazos y coordinar estrategias regionales con el presidente Gabriel Boric, con quien comparte afinidades ideológicas.
El mandatario colombiano aterrizó de madrugada en el aeropuerto de la capital y su primer acto será entregar una ofrenda floral ante el general Bernardo O`Higgins.
Desde allí se desplazará al Palacio de la Moneda, donde será recibido con honores militares, intercambiará condecoraciones con Boric y mantendrá una reunión bilateral, la tercera entre ambos desde que Petro asumió el mando en agosto.
Tras una rueda de prensa conjunta, Petro irá a la sede del Congreso Nacional en Santiago para reunirse con los presidentes del Senado, Álvaro Elizalde Soto (PS); y de la Cámara de Diputados, Vlado Mirosevic (PL).
Tras ello el gobernante se desplazará a la Plaza de Armas, sede del gobierno municipal de Santiago, donde la alcaldesa Irací Hassler (PC) le entregará las llaves de la ciudad y le nombrará ciudadano honorario.
Según detallaron desde La Moneda, para mañana martes Petro tiene agendada una visita al Palacio de los Tribunales de Justicia, donde se reunirá con el presidente de la Corte Suprema (s), Ricardo Blanco, antes de regresar a Bogotá.
El diputado del Partido Socialista y miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara, Tomás de Rementería, espera que Boric y Petro aborden – por ejemplo – la situación migratoria de Colombia y Chile.
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La diputada Renovación Nacional, Sofía Cid, también parte del comité, enfatizó en que es de suma importancia la migración y las políticas para combatir el crimen organizado.
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Sin agenda económica/empresarial, pero sí de visión regional
Pese a que Chile es el principal inversor suramericano en Colombia y el cuarto receptor del capital colombiano en la región, después de Brasil, Argentina y Perú, y que ambos tienen un Tratado de Libre Comercio (TLC) vigente desde 2009, en la agenda de la visita no figuran actividades empresariales.
Petro llega, igualmente, en momentos de crisis para el Gobierno: el sábado Boric anunció la salida de su ministra de Justicia, Marcela Ríos; y también la de Matías Meza-Lopehandía, su amigo y uno de sus principales asesores.
Ambos, además, militan en Convergencia Social, uno de los partidos del Frente Amplio y la tienda del propio Boric.
La sintonía y la admiración mutua de ambos mandatarios ya fue evidente durante la ceremonia de asunción de mando de Petro, a la que asistió Boric, y durante el regreso de Lula da Silva a la presidencia de Brasil, otro de los líderes de la región con el que ambos se sienten cercanos, al igual que el argentino Alberto Fernández.
Todo en momentos en los cuales Sudamérica experimenta lo que los expertos han denominado “la marea fucsia”, un renacer progresista similar al que se vivió a inicios del presente siglo, al que se le ha añadido la defensa del planeta y la igualdad, tanto de género, como económica y social.
En este contexto se espera que ambos se refieran al intento de asalto a las instituciones de poder en Brasilia perpetrada el domingo por seguidores del expresidente brasileño Jair Bolsonaro, condenado por Boric y la mayoría de mandatarios latinoamericanos.
Todos ellos se verán las caras el 24 de enero en Buenos Aires durante la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), a la que Petro y Boric llegan con un deseo común ya expresado por separado: el de una mayor integración y cooperación en foros regionales para hacer frente a desafíos presentes.