Tras la polémica por los indultos a 12 presos del estallido y a un exfrentista una bomba detonó en las tratativas de la mesa de seguridad entre el oficialismo y la oposición.
El Gobierno decidió suspender la reunión de la mesa de seguridad que debía comenzar a las 07:00 horas de hoy de manera híbrida en La Moneda, en un intento por volver a incorporar a la oposición a las conversaciones.
Se esperaba que el Ejecutivo entregara un documento borrador a los parlamentarios para que fuese socializado entre las bancadas, en una primera aproximación a un documento final.
El presidente Gabriel Boric defendió su facultad de indultar a los presos del estallido contando que lo hizo en plena conciencia y con mucha tranquilidad.
Así, desde Brasil, advirtió a quienes anunciaron su salida de la mesa de seguridad por esta decisión que están “profundamente equivocados” al mezclar políticas de corto y largo plazo con una decisión que es de su facultad exclusiva.
Con todo, Boric los invitó a sumarse de nuevo a la mesa.
“Quiero decir a quienes pretendan poner en juego una agenda de corto y largo plazo en materia de seguridad por decisiones exclusivas del Presidente que están completamente equivocados”, partió.
“Los invito a que vuelvan a la mesa. Tengo las más profunda convicción que (en) el juicio a Jorge Mateluna hubo irregularidades y una valoración de la prueba que no estuvo a la altura de la justicia”, agregó.
Las ideas de Chile Vamos fuera de la mesa de seguridad
El jefe de bancada de RN en la Cámara, Andrés Longton, dijo que ellos seguirán el cauce legislativo con proyectos de seguridad.
“Queremos avanzar con la Defensoría de las Víctimas, mayor control migratorio en las fronteras, un estatuto de protección de nuestras policías y en eso esperamos tener mayorías en el Congreso, que es donde se va a trasladar el debate de estas y otras iniciativas. Pero no seguiremos siendo parte de una mesa donde el Gobierno va a buscar hacernos cómplices de señales de impunidad”, lanzó.
En el oficialismo han fustigado la decisión de la derecha, apuntando que no se puede condicionar el trabajo de un tema tan urgente por una decisión política que es de exclusiva facultad del Presidente.
La diputada Alejandra Placencia (PC) apuntó que la oposición estaba siendo escuchada y consiguiendo avances en sus posiciones.
“Han tenido acogida, lo saben. No tiene sentido que se resten de una instancia donde sí han sido escuchados”, afirmó.
Según el senador Manuel José Ossandón (RN), representante de la bancada en la mesa, esta es una jugada del Ejecutivo para responsabilizar a Chile Vamos de la caída de las conversaciones.
“Es difícil llegar a un acuerdo con un Gobierno ciego que, en medio de una negociación, indulta a delincuentes. Y de una oposición que no se da cuenta que este es un juego del propio Presidente, que no quiere sacar la mesa y de esta forma le puede echar la culpa a Chile Vamos”, acusó.
Con todo, Ossandón dijo creer que las fuerzas políticas no pueden dejar pasar una mesa que discute la prioridad uno del país.
Las críticas al timing
El tiempo del anuncio de los indultos también causó extrañeza.
Hay quienes, sin estar de acuerdo con la oposición, creen que fue una mala idea no comunicar la decisión y uno de sus integrantes hasta deslizó que el Gobierno debió esperar un par de meses para hacerlo, después que terminara la instancia.
El diputado independiente-PPD Jaime Araya dijo que pese a las profundas diferencias, todos los actores deben seguir participando en la instancia.
“Absolutamente legítimo el contrapunto que Chile Vamos quiere hacer respecto de los indultos del Presidente, pero me parece que eso no se puede transformar en una suerte de impedimento absoluto para seguir avanzando en esta mesa de seguridad”, señaló.
De manera parcelada, los senadores y diputados que participan de la mesa de seguridad fueron notificados de su suspensión, abriendo reacciones dispares en la interna.
Sin embargo, el mensaje que predomina desde el Congreso a La Moneda es que Boric tiene la responsabilidad de recomponer y enviar mensajes “pro diálogo” y realizar algún gesto que equipare la inestabilidad que dejó a su paso el uso del indulto presidencial.