El secretario de Estado, Marco Antonio Ávila, participó del lanzamiento de la red “Por un Chile que Lee”, alianza público privada patrocinada por el Mineduc, que busca reactivar la lectura en todos los colegios del país donde se mostró preocupado por el aumento de alumnos desescolarizados.

Son más de 100 organizaciones de la sociedad civil y universidades las que forman parte de esta alianza – patrocinada por el ministerio de Educación – que apunta a fortalecer y reactivar las habilidades lectoras de todos los estudiantes del sistema escolar tras la pandemia.

“Por Un Chile que Lee”, busca concientizar a las familias a través de mensajes en redes sociales, a impulsar la lectura en casa, como una manera de apoyar la labor de aprendizaje de sus hijos e hijas.

La prorrectora de la Universidad de Chile, Alejandra Misala, señaló que esta es una tarea de la mayor urgencia, la cual se vio acrecentada por la pandemia, y que hoy se ve reflejado por la baja asistencia y la desvinculación, tanto en el sector escolar como parvulario.

Carolina Melo, investigadora de la facultad de Educación de la Universidad de Los Andes, sostuvo que en un estudio realizado a 3 mil estudiantes de colegios municipales, entre kínder a 4 básico, un 96 por ciento de los niños y niñas de primero básico no conocen las letras del alfabeto, lo que implica que no son capaces de leer los libros indicados para su edad.

Pero durante el lanzamiento de “Por un Chile que Lee”, que se realizó en el Salón de Honor de la Universidad de Chile, niños y niñas de primero básico de la escuela Elvira Hurtado de Matte, de Quinta Normal, leyeron un cuento, evidenciando las capacidades lectoras que deberían tener los estudiantes de su nivel.

En este escenario, el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, señaló que de los 50 mil 529 estudiantes que están desescolarizados, un 26 por ciento está inscrito para rendir exámenes libres, poniendo el acento en la pérdida de valor que ha sufrido la escuela tras la pandemia.

Sin embargo, las cifras de comprensión lectora no sólo son bajas en el nivel escolar sino que también entre los adultos, ya que un 67 por ciento tiene un nivel bajo para comprender textos simples, mientras que un informe de 2018 del Banco Mundial señala que sólo un 5 por ciento de quienes tienen estudios universitarios tienen un alto nivel de compresión lectora, cifra que en los países desarrollados llega al 21 por ciento.