El historiador y pensador mexicano, Enrique Krauze, arribó al país para presentar su último libro “Spinoza en el parque de México”.
En ese contexto, asistió al Instituto Chileno de Administración Racional de Empresas (Icare), donde lo entrevistó Cristián Warnken.
Posteriormente, ambos en compañía de Gonzalo Rojas-May, visitaron al expresidente Ricardo Lagos.
El exmandatario los recibió en su oficina, en la Fundación Democracia y Desarrollo, ubicada en Providencia, región Metropolitana. Allí sostuvieron distendido momento, donde conversaron del acontecer latinoamericano y de la amenaza populista presente.
Enrique Krauze es también director de “Letras Libres”, medio de línea liberal-socialdemócrata, considerada una de las principales revistas de México y España.
La experiencia de Krauze en medios de comunicación de línea política y cultural es vasta. En 1976, en conjunto con el Premio Nobel mexicano Octavio Paz fundó “Vuelta”, considerada un ícono en la defensa de la democracia de Iberoamérica, que en la década de los 70 y 80 se opuso con firmeza a las dictaduras de derecha latinoamericanas, como así también a los regímenes Castrista y Sandinista.
Unión entre el mundo intelectual y empresarial
“Cuesta encontrar una figura intelectual en Latinoamérica que concilie estos dos mundos”, dijo Warnken durante la entrevista en Icare, refiriéndose al mundo intelectual y empresarial. “Tú creciste en la imprenta de tu familia y has sido un empresario cultural. Has dicho que la empresa es un espacio natural para la creatividad”, agregó el conductor.
En ese momento, Krauze contó sobre la experiencia que tuvo en la empresa familiar y otras imprentas en que trabajó.
“Aprendí muchísimo como pequeño empresario. Respetar a los empresarios, que tienen que pagar un sueldo cada quincena, la difícil labor de vender. Esto no me convierte en un capitalista fanático ni mucho menos. Creo en el papel del Estado, pero al mismo tiempo creo que en las universidades muchas veces y en la vida académica”, dijo.
“En la pirámide académica no se entiende la función del empresario. A mí me ha gustado el mundo de la empresa, pero yo no quise ser un empresario de la imprenta. Después me dediqué a lo que llamamos empresa cultural: editorial, revista, productora de documentales”, contó el historiador mexicano.