El exvicepresidente de la Convención, Jaime Bassa, rompió el silencio tras la derrota del Apruebo en el plebiscito del 4 de septiembre.
A través de una columna en El Mostrador, el representante del FA señaló que el triunfo del Rechazo fue “un golpe muy duro para quienes creemos en la necesidad de construir un país desde la justicia social y la inclusión”.
“Lo primero es reconocer que somos un pueblo diverso que creímos representar adecuadamente, pero la verdad es que no nos conocemos lo suficiente”, sostuvo.
En ese sentido, agregó que “las fuerzas políticas y sociales del Apruebo no supimos hablarle a ese pueblo ni conectar correctamente con su diversidad, mientras que el Rechazo sí”.
Los tipos de Rechazo que explica Bassa
El abogado afirmó que existen distintos tipos de Rechazo. En primer lugar, agrupó a los que no quieren una nueva Constitución y se manifestaron “en contra de los mecanismos solidarios de financiamiento y prestación de derechos sociales, especialmente en educación, salud y seguridad social”.
“No podemos desconocer que hay una subjetividad neoliberal que no va a cambiar sólo porque una Constitución diga algo diferente, pues responde a una racionalidad no solo económica, sino política, que se encuentra bastante asentada en nuestra sociedad”, explicó.
En segundo término, aseguró que hubo un Rechazo que se expresó en contra del contenido indígena. “Leyeron en ella un desmembramiento de la sociedad y no el reconocimiento de su diversidad, cuestión que su campaña también azuzó vivamente”, aseveró.
Bassa también hizo referencia a “razones gremiales o corporativas que concurrieron en el Rechazo, especialmente desde intereses particulares vinculados, por ejemplo, a los derechos de agua, a las AFP, a ciertas carreras funcionarias o al diseño jurídico de instituciones cuya configuración cambiaba significativamente con la nueva Constitución”.
“Hay un Rechazo que se expresó en defensa de lo que muchos vieron como un ataque o un debilitamiento de la propiedad privada, así como de los modos de acumulación actualmente vigentes en el país”, precisó el exconvencional.
También apunta a que hay una dimensión del Rechazo que se expresó “contra la igualdad de género y el reconocimiento de la diversidad sexual”. Asimismo hay otros que “vieron amenazada su libertad religiosa”; como hay algunos que se manifestaron “en defensa de las tradiciones y símbolos patrios que no sintieron -creo yo sin razón- debidamente reconocidos”.
A esto añadió que “en algún sentido, hay un Rechazo que votó en contra de los mecanismos de protección de la naturaleza, quizá como reacción para proteger la libertad de empresa”.
El exconvencional dijo que también hay un “Rechazo genérico a la política y los políticos, en especial por parte de quienes vieron en la Convención ‘más de lo mismo’ o ‘lo mismo de siempre"”; y donde responsabilizó a la astucia de “la temprana estrategia del Rechazo de mostrar a la Convención como si fuera lo mismo que la Cámara de Diputados”.
Sumado a todas estas razones del Rechazo, Bassa dijo que también “puede estar el impacto de las falsedades que se instalaron a lo largo del último año, del gasto electoral no declarado en la internet profunda y de la desinformación respecto del contenido de la propuesta de nueva Constitución”. Sin embargo, reconoció que “faltan antecedentes para emitir un pronunciamiento”.
Finalmente, se debe considerar -según el exconvencional- la crítica al trabajo de la Convención, “alimentada por algunos hechos y conductas imputables a sus integrantes, que fueron inteligentemente amplificadas durante el año de trabajo, y en especial, en la campaña, presentados como si hubieren sido la regla general. El descrédito de la Convención fue la antesala del descrédito de los contenidos de la nueva Constitución”.
El “mea culpa” de la Convención
A reglón seguido, Bassa se refirió a las responsabilidades de la Convención en torno al resultado. Aquí acusó que “hay más interés en identificar prontamente a ‘los culpables’ para cerrar el capítulo, lavar ciertas imágenes y -eventualmente- abrir otro proceso, que en señalar las limitaciones políticas que han impedido -no solo ahora, sino que a lo largo de las últimas décadas- dotarnos de un orden constitucional democrático”.
“Como primer vicepresidente de la Convención tengo una responsabilidad política por lo que ocurrió en el plebiscito del 4 de septiembre, que no deseo desatender ni eludir”, recalcó el exconvencional.
En esta línea, dijo que “es importante tomar nota de algunos aspectos, para que la experiencia adquirida pueda ser considerada para mejorar las condiciones en el ejercicio del poder político del pueblo”.
“Nos tardamos mucho en generar condiciones que permitieran un diálogo político más transversal (…) construir confianzas dentro de la Convención que permitieran un trabajo colaborativo que pudiera contar con dos tercios de apoyo del Pleno fue un ejercicio lento y oneroso; y si algo faltó, fue tiempo”.
“Una debilidad estructural del proceso”
Tras esto, destacó que el diálogo entre colectivos fue “trabado al principio, por las debilidades propias de la representación, dado el contexto de crisis en que se desarrolló el trabajo de la Convención”.
Aquí aclaró que no fue un problema solamente con “la derecha”, sino que “una debilidad estructural del proceso”.
“También es cierto que no supimos contener -a ratos- el excesivo ánimo refundacional”, y apunta a que “hubo propuestas maximalistas” y algunas acompañadas por “discursos vociferantes”.
Bassa manifestó que tampoco supieron “neutralizar la presión -que rayó en el acoso- que la extrema derecha ejerció contra aquellos sectores de la derecha que sí querían una nueva Constitución”.
“Creo que fallamos en sostener las articulaciones entre colectivos desde el principio, en parte por falta de experiencia política, en parte por falta de astucia, pragmatismo o, incluso, por exceso de racionalidad. Pero también fallamos porque no todos los colectivos tenían ánimo de que las conversaciones constituyentes prosperaran (…) nuestra respuesta fue débil y tardía“, precisó el exvicepresidente de la Convención.
Ya para cerrar esta sección, Bassa destacó que “lo que está en disputa no es cómo trabajó la Convención, tampoco sus errores, los del Gobierno o del comando durante la campaña, ni las debilidades o indeterminaciones del texto constitucional propuesto. Lo que ha estado en disputa (…) es la posibilidad de empujar un proyecto de justicia social para Chile, que garantice derechos y termine con los abusos”.