En conversación con el programa Podría Ser Peor de Radio Bío Bío, la diputada Gloria Naveillan, quien representa a la región de La Araucanía, comentó su salida del Partido Republicano y las distintas situaciones que la llevaron a tomar la decisión de renunciar.

La diputada del distrito 22, Gloria Naveillan, se refirió a las razones que gatillaron su salida del Partido Republicano.

En conversación con el programa Podría Ser Peor de Radio Bío Bío, la parlamentaria dijo que “todo partió cuando yo voté a favor del 10% y ahí por supuesto tuve muchas presiones internas, tuve un llamado de José Antonio Kast diciéndome que si yo no votaba igual que los demás, me olvidara que él existía, nunca más he vuelto a hablar con él”.

“Y ahí empezaron los castigos. Que no podía almorzar con ellos, que no podía participar en los puntos de prensa, que no me daban tiempo para hablar en Sala, y lo último ya fue que no podía usar los recursos del comité”, detalló la diputada.

Naveillan también dijo que el “castigo” de no poder almorzar en el comedor de Republicanos era bastante divertido para ella.

“Almuerzo algo en mi oficina o me voy al restorán del frente, de repente me invitan a almorzar en el Senado, pero no es algo que me complique. Es un castigo de cabros chicos”, indicó la diputada.

La legisladora dijo además que tiene “amigos dentro del partido, pero desgraciadamente la bancada actúa de acuerdo a las órdenes que recibe de Santiago. Los que manejan los hilos son José Antonio Kast y Cristián Valenzuela, al cual le digo Rasputín, por razones obvias”.

La diputada también mencionó que llegó al Partido Republicano después de haber militado casi 30 años en la UDI.

“Me dijeron que era un partido con liderazgos claros, que respetaban la libertad, pero básicamente que escuchaba a la gente y que no iba a ser más de lo mismo, pero todo esto empezó a cambiar el día después de que José Antonio Kast ganó la primera vuelta”, dijo Naveillan.

Al ser consultada sobre por qué califica al partido como una “secta”, la diputada señaló que “cuando hay dos personas que te dicen lo que tienes que decir, lo que tienes que votar, que te ayudan a generar los proyectos de ley desde el comité (…) o sea eso para mí es una secta”.

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