Este martes se cumplen cinco años de la muerte de la DJ Anna Cook. Si bien desde el Ministerio Público se descarta la intervención de terceros, sus abogadas querellantes acusan falta de diligencia en el caso. Su madre, Kattia González, ha ido poco a poco acostumbrándose a la ausencia, aunque reconoce que siente que ya no podrá nunca más ser feliz sin su única hija. "Yo sé lo que pasó, sé quienes son, porque al final alguien siempre habla, y yo ya lo sé. Pero tengo que comprobarlo ahora", dice.
La mañana del 2 de agosto de 2017, Ana González Villarroel, más conocida como la DJ Anna Cook, fue llevada sin vida al hospital El Salvador por el hombre que le arrendaba una pieza en Santiago.
La primera hipótesis, basada en el testimonio del sujeto, apuntaba a una sobredosis por drogas debido a una depresión, por lo que se presumió un suicidio.
Sin embargo, nuevos antecedentes tras un informe que está en manos de Fiscalía, ponen en entredicho esta versión, partiendo por el hecho que tenía seis costillas rotas, moretones en su cuello y semen en su boca.
Esto último fue lo que causó mayores dudas en la familia y sus cercanos, debido a que la joven de 26 años era lesbiana.
Consultados al respecto, desde la Fiscalía Metropolitana Oriente, señalaron que el caso está en etapa de investigación con diligencias pendientes en curso, que pidieron las abogadas querellantes.
Sobre la hipótesis, hasta ahora mantienen que no existe intervención de terceros, basados en la autopsia que hizo el Servicio Médico Legal (SML).
Cinco años sin Anna Cook
Han pasado exactamente cinco años de su muerte, y para su madre, Kattia González, ha sido un proceso de injusticia y discriminación.
De hecho, ha evitado hablar con la prensa; sin embargo, accedió a conversar con BioBioChile.
Con un dejo de nostalgia en su voz, lamenta lo que para ella ha sido una lucha constante contra el olvido y la impunidad, pero también contra el sistema.
A su juicio, estuvo todo mal hecho desde el momento que llevaron a su única hija a Urgencias, donde se atribuyó lo sucedido al abuso de las drogas y a una supuesta depresión.
No obstante, Kattia nos cuenta que está segura que Anita, como le dice cada vez que habla de ella, fue asesinada esa madrugada.
Incrédula por la supuesta depresión, buscó alguna carta o nota, pero no encontró nada. En las últimas fotos que le sacó una de sus amigas esa noche, aparecía riendo.
Por lo mismo, relata que comenzó a golpear puertas para saber qué había pasado, pero recibió humillaciones como respuesta.
Incluso, cuenta que llegó al Servicio Nacional de la Mujer, pero tampoco fue ayudada. Para ella, ahí perdió un año en su búsqueda de justicia.
Al poco tiempo pidió cambio de fiscal ante la negativa de la persecutora a cambiar la figura de suicidio, basados en la autopsia del SML, pese a dudas que surgieron tras el peritaje, donde se describía solo el lado donde no había lesiones, omitiendo la equimosis.
Mamá de Anna Cook: La discriminaron por ser lesbiana y tener su pelo de colores
Con pena, confiesa que siente que han discriminado a Anita por haber sido lesbiana, tener su pelo de colores y por consumir drogas recreativas.
Pero también, como madre, está la culpa que arrastra como una pesada mochila. “Yo estaba en mi casa durmiendo cuando me la estaban matando, entonces uno se cuestiona muchas cosas”, dice.
Ambas tenían una relación muy cercana, ya que vivieron solas desde que su hija tenía dos años.
Pero pese a la afinidad, la popular DJ nunca quiso revelar a su mamá, por qué eligió llamarse Anna Cook. De hecho, Kattia ironizaba porque le decía “si no sabes freír ni un huevo”, en alusión a la traducción del inglés.
Y ella simplemente se reía, guardando quizá uno de los pocos secretos que no le había revelado.
“En un comienzo siempre tuve fe y confianza en la ley y traté de ser respetuosa con la justicia, pero quedé desilusionada porque no es así. Aunque suene politizado, no hay justicia para todos. Tratan de cerrar luego los casos”, lamenta.
“La primera fiscal que tuve fue simpática y amable al principio, después cuando le empecé a hacer peticiones y críticas, pasamos a ser como enemigas”, reconoce.
“Después de un año, recibí un correo ofreciéndome ayuda psicológica. Imagínate, te puedes matar de la pena y después de un año recién te ofrecen ayuda”, cuestiona.
¿Cómo era Anita, la joven detrás de la popular DJ Anna Cook?
“Era muy intensa, muy inteligente, artista, de chiquitita ya había aprendido guitarra, hablaba muy fluido el inglés”, dice Kattia.
Cambia el tono de su voz cuando habla de su hija, y con orgullo relata recuerdos de su Anita, dejando entrever su cariño y amor que le tenía.
“Era desordenada, nunca tuvo un cuaderno en el colegio, pero jamás repitió un año”, aclara.
“Muy alegre, divertida, tenía su voz ronquita. Era una chica muy especial, yo la amaba mucho”, nos dice.
“Me decían que ella estaba todo el día creando, pensando en música. Quería ser famosa, una rockstar, la gente entendida me decía que era vanguardista y que iba más allá de lo que se estaba creando”, agrega.
Si bien se pensaba ir de Chile para internacionalizar su carrera como DJ, había un vínculo muy fuerte que las unía.
“La echo mucho de menos, aunque uno aprende a vivir con la ausencia. Da tanta rabia, yo estuve con mucha depresión, no quería nada. Los cumpleaños de ella, Navidad, Año Nuevo, yo no quería nada”, recuerda Kattia.
Kattia González: “Yo no perdono, lo siento, pero no perdono”
Luego, su voz vuelve a sonar como con una mezcla de rabia y pena contenidas. “He luchado harto, y voy a seguir luchando”, promete.
“Nada me va a dejar tranquila, nada me va a compensar la pérdida de mi hija, ella no tenía por qué haber muerto así, no así, no con toda la rabia, la furia y el odio que le hicieron”, enfatiza.
“Ella no estaba enferma, no era para que me la humillaran como lo hicieron, yo no perdono, lo siento, pero no perdono”, nos dice en un tono mucho más duro.
“Yo sé lo que pasó, sé quienes son, porque al final alguien siempre habla, y yo ya lo sé. Pero tengo que comprobarlo ahora. Los quiero ver tras las rejas y ojalá les pase lo mismo y peor de lo que le hicieron a mi hija”, nos señala de manera firme y decidida.
“Quiero justicia, yo nunca voy a tener paz, y creo que nunca más voy a ser feliz, ellos me jodieron toda la vida, la de mi hija y de toda mi familia, solo por hacer daño y están felices de la vida hasta este momento, viviendo tranquilamente”, añade.
“Quiero dignificar el nombre de Anita y el de muchos otros niños que nadie ha hecho nada”, sentencia.
Las críticas a la investigación por la muerte de Anna Cook
Hace unas semanas las abogadas Pía Corbalán y Karinna Fernández asumieron como querellantes, en representación de la madre de Anna Cook.
Al respecto, Fernández cuestionó cómo se ha desarrollado la investigación, especialmente en sus orígenes. De hecho, a diferencia de la Fiscalía, para ellas el caso es derechamente un homicidio.
“Nos parece que la investigación ha mostrado graves deficiencias desde que se perpetró el crimen, que no ha estado al nivel de lo que exigen los estándares en materia de muertes violentas de mujeres” señala.
“No cumple ni con las debidas diligencias en materia de Protocolo de Minnesota sobre la Investigación de Muertes Potencialmente Ilícitas, ni tampoco con el Protocolo Latinoamericano respecto de muertes violentas de mujeres“; acusa.
“Consideramos que es importante que se ajuste la investigación en ese sentido por parte del Ministerio Público, dando reconocimiento a los instrumentos internacionales y a la debida diligencia que exige la muerte potencialmente ilícita en materia de investigación”, agrega Fernández.
“Ana fue profundamente estigmatizada”
Respecto a la actuación de las instituciones del Estado, como el Ministerio Público o el Servicio Médico Legal, la jurista experta en Derechos Humanos apunta a una estigmatización hacia la víctima.
“Es algo más serio que una negligencia, porque creo que existen errores que se basan en la estigmatización, es algo que conocemos como el círculo perverso de estigmatización de las víctimas de este tipo de delitos y en particular que juzgan a las víctimas respecto de sus características”, opina.
“Yo creo que Ana fue profundamente estigmatizada por los distintos operadores del sistema, en razón que era una DJ, que se dedicaba a la música y que además consumía drogas y que era lesbiana”, añade.
“Lo que vemos es una investigación sesgada a un inicio, una serie de diligencias que no se efectúan”, lamenta Fernández.
Por lo mismo, solicitaron una serie de diligencias buscando subsanar lo que califican como “deficiencias”.
“Claramente, hay una carencia de cualquier estándar de debida diligencia, que es el estándar que debe regir, tanto desde la propia autopsia, donde hay un sinnúmero de elementos importantes que no se ven reflejados en la autopsia”, critica.
“De igual forma, hay una serie de interrogantes que el propio Ministerio Público le ha realizado al Servicio Médico Legal, que tampoco han sido aclaradas. Y hay problemas en la escena del crimen y respecto de varios de quienes estuvieron esa noche en el domicilio de Anna, que no ha sido debidamente aclaradas como ciertas pruebas biológicas que tampoco fueron periciadas con la debida diligencia”, apunta.
“Estamos a tiempo de encontrar justicia”
Pese a todo, se muestra optimista en este -hasta ahora- enigmático caso. “Estamos a tiempo de encontrar justicia”, enfatiza la abogada Fernández.
“Creo que podemos subsanar la falta de diligencia en este caso, pero para eso es importante romper con el negacionismo, y que se reconozca las falencias de la investigación y que se elaboren hipótesis de investigación estructurada”, sentencia.
Por último, Karinna Fernández valoró el encuentro que sostendrán este martes junto a Kattia González con la ministra de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana, a cinco años de la muerte de Anna Cook.
“Es un gesto de reconocimiento y visibilización, no solamente a una madre que se ha trasformado en una mujer defensora para establecer la verdad y obtener la justicia de lo ocurrido con la muerte de su hija, sino también porque nos permite visibilizar estos casos que han sido calificados por el mundo del activismo, como lesbicidio”, destaca.
“Es una señal muy poderosa contra la impunidad”, añade la jurista.
(Artículo 04 del Código Procesal Penal)