El Presidente de la República, Gabriel Boric, participó este sábado en la Catedral de Santiago de Solemne Oración Ecuménica por el pueblo de Chile.
A la actividad también asistieron autoridades de los tres poderes del Estado y de la Convención Constitucional, y representantes de distintas denominaciones religiosas.
Allí el arzobispo de Santiago, cardenal Celestino Aós, insistió en su homilía en que todos “somos de Dios y no pertenencia del Estado”.
Asimismo, apuntó a que al ir en ayuda de los más necesitados el gran objetivo, más que la entrega de dinero, es “permitir una vida digna a través del trabajo”.
Del mismo modo, enfatizó la corresponsabilidad de todos los chilenos al “iniciar y generar nuevos procesos y transformaciones”.
“Que Dios ilumine sus mentes”
Se trató de una “Oración por Chile y el nuevo Gobierno”, una tradicional ceremonia ecuménica en la que el recogimiento también dio paso a la alegría y la esperanza en el futuro del país.
La liturgia comenzó a las 11:30 horas y fue celebrada por Aós, quien fue acompañado por representantes de distintos credos presentes en Chile.
Del mismo modo, participaron obispos católicos, integrantes de diversas denominaciones religiosas y organizaciones civiles. Durante la ceremonia hubo menciones a la situación bélica en Ucrania y llamados a la paz.
“Hoy, especialmente hoy, pedimos por usted, señor Presidente; pedimos por ustedes, autoridades y gobernantes, legisladores y jueces, como pidió Salomón: que Dios ilumine sus mentes para que conozcan lo que es bueno y lo que es malo, lo que es justo y lo injusto. Y para que puedan trabajar por lograrlo y aunar las voluntades en proyectos y causas comunes”, instó Aós.
“Los políticos están llamados a preocuparse de la fragilidad, de la fragilidad de los pueblos y de las personas”, agregó.
“Cuidar la fragilidad quiere decir fuerza y ternura lucha y fecundidad, en medio de un modelo funcionalista y privativista que conduce inexorablemente a la cultura del descarte”, advirtió.
Aós criticó la violencia durante acto ecuménico
Por otra parte, sobre los desafíos que enfrenta el Chile de hoy, Aós puso acento en los aspectos fundamentales de la vida y la convivencia humanas.
Al mismo tiempo, lamentó las difíciles circunstancias vividas por el país en los últimos años, debido a la pandemia, la violencia política y social, los atentados en La Araucanía, y la delincuencia, “que han mostrado la cara sucia de nuestra Patria”.
“Nos duele, nos inquieta, nos preocupa. Sembrar violencia no es vida sino muerte, no es avance sino retroceso”, recalcó.
Superar las consecuencias de estos hechos no solo es tarea de quienes ejercen responsabilidades públicas, sino de todos los chilenos, enfatizó el arzobispo de Santiago. Y un ejemplo de esto, precisó, reside en la necesidad de respetar las medidas adoptadas para combatir el Covid-19.
“Estamos aquí renovando nuestra convicción de que no podemos esperarlo todo de los gobernantes, sino que cada uno de nosotros es responsable del bien de todos”, dijo.
“Hemos experimentado la tensión y el sufrimiento constatando que un grupo de compatriotas no estaba dispuesto a colaborar con las medidas sanitarias para combatir la pandemia, que un grupo de compatriotas recurre a la violencia para conseguir sus objetivos”, señaló.