La Corte de Apelaciones de Santiago, en la región Metropolitana, sentenció a 7 miembros del Ejercito -en retiro- por su responsabilidad de los delitos de secuestro y homicidio calificado del cantautor Víctor Jara y del director de prisiones, Littré Quiroga, ilícitos perpetrados en septiembre de 1973.
La octava sala del tribunal de alzada elevó la sentencia a los condenados por la gravedad de los hechos y los malos tratos a los que fueron sometidos durante su prisión en el entonces Estadio Chile.
En la resolución, la Corte condenó a Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Haase Mazzei, Ernesto Bethke Wulf, Juan Jara Quintana y Hernán Chacón Soto a penas de 15 años y un día, en calidad de autores de los homicidios, y a 10 años y un día de presidio, como autores del delito de secuestro calificado de ambas víctimas.
En tanto, al ex oficial, Rolando Melo Silva, se le aplicó la pena de 5 años y un día de presidio, como encubridor de los homicidios, y 3 años y un día como encubridor de los secuestros.
“Por el solo hecho de pensar distinto”
“Por el solo hecho de pensar distinto al adherir públicamente al gobierno civil democráticamente elegido y en ejercicio, y estimárseles opositores al régimen militar violento que se hacía del poder político, es que recibieron día a día el maltrato y vejaciones, sin pausa”, agrega el fallo.
Además que “por mucho tiempo se ignoró el verdadero paradero de los dos ofendidos“.
Como consta en el documento, los cadáveres fueron encontrados por pobladores el 16 de septiembre de 1973, luego de ser lanzados a la vía pública.
En el aspecto civil se mantuvo la sentencia que condenó al Fisco a pagar una indemnización a los familiares de las víctimas.
“Interrogatorios ilegales y maltrato físico permanente”
El fallo detalla que “las víctimas fueron secuestradas sin que mediara orden alguna de autoridad competente” y mantenidas en precarias condiciones, sometidas a interrogatorios ilegales y maltrato físico permanente.
Prueba de lo anterior, en el caso de Littré Quiroga, fueron los “signos claros de tortura, golpes en todo el cuerpo y quemaduras de cigarros”.
En tanto, se determinó que Víctor Jara fue visto “con su rostro hinchado con innumerables hematomas, manos ensangrentadas y deformadas, cuyos dedos evidentemente fueron quebrados o fracturados”.
Además “fue interrogado ilegalmente y sometido a torturas que podían durar toda la noche“.