Durante los discursos de apertura de este viernes, Alejandra Pérez, convencional independiente del distrito 9, tomó la palabra ante la Sala, semidesnuda con la consigna “¡hasta que valga la pena vivir!” escrita en su pecho.
Desde esta semana, los integrantes de la Convención se encuentran realizando sus discursos de apertura para el debate constitucional. Fue en ese contexto que la ex Lista del Pueblo conmocionó al pleno con su testimonio de cómo sobrevivió al cáncer de mamas.
“¿Por qué tengo que sentir culpa?”
“Soy Alejandra Pérez Espina, sobreviviente de cáncer de mamas, dueña de casa, mujer manifestante”, fueron parte de las palabras con las que la mujer llamó la atención.
En la oportunidad, aseguró que “No me haré la reconstrucción porque cada marca en mi pecho es un grito de alegría a la vida”.
La integrante del órgano redactor se refirió a su enfermedad y reveló que “la culpa la sentí desde el diagnostico. Culpa por poder sanar, culpa por poder tener una cama, medicamentos y horas de atención. Culpa por aquellas que no tienen plata para una mamografía. Culpa por estar en el sistema privado de salud”.
Y en ese sentido, cuestionó: “¿por qué tengo que sentir culpa si todos debiéramos tener derecho a la salud? Porque cuando hablamos del derecho a la salud, se tiene que traducir en el derecho a la vida”.
Años de malestar y de reclamos
Pérez también utilizó su espacio para referirse a al denominado estallido social de 2019 y de cómo ella percibe el malestar de la gente en el país.
“Fueron años de malestar colmando las calles que nunca escucharon, fueron años de reclamos, nada hicieron. Fueron muchos los muertos, la justicia nunca llegó”, fue parte de su discurso.
“Fueron millones sin casa, sin educación, sin salud, sin medicamentos, sin libros, sin alimentos, nada cambiaron”, añadió.
Además, Pérez expresó que “a partir del legítimo reproche a quienes prostituyeron la democracia, fue que se destiló la tinta con la que se escribirá la nueva Constitución que garantizará que la vida sea puesta en el centro de las decisiones públicas”.
“Esa tinta tiene sangre, sudor, lágrimas de nuestra gente. Esa tinta, la voz, usa premios, sus dolores, sus miserias, sus rezagos. El catastro completo de los desamparos”, concluyó.
Al término de su discurso, la constituyente fue aplaudida y abrazada por convencionales que se encontraban en el pleno de la Sala.