El matrimonio de una chilena y un afgano esperan con profunda ansiedad la respuesta de los gobiernos de Francia y Chile, ya que necesitan refugio para la familia del hombre que se encuentra atrapada en la ciudad de Kabul, capital de Afganistán.
Con una carta a la humanidad la pareja cuenta los momentos de preocupación que están viviendo desde el 15 de agosto, cuando los talibanes retornaron al poder en Afganistán luego de 20 años.
Aseguran tener el corazón apretado y que eso no los deja respirar, pero al mismo tiempo señalan que harán todo lo posible para que sus seres queridos puedan vivir en paz.
Esta es la historia de la chilena Pamela Marín y su esposo, Saboor Sahak, quienes se conocieron en 2016 en Francia. El hombre logró salir de Afganistán para perseguir su sueño y convertirse en actor, después de una guerra civil que durante su infancia lo mantuvo encerrado por más de un año en un sótano.
En ese entonces Saboor tenía 5 años y compartió un espacio de veinte metros cuadrados junto a 11 personas, que contaban con muy poca agua y comida. Vio a su padre sufrir por una herida de bala que le hizo perder los dientes, y aunque corría el riesgo de morir, salía del sótano para respirar aire limpio durante 10 minutos, mientras el cielo era iluminado por balas y explosiones.
A pesar del tiempo transcurrido, esos recuerdos están más presentes que nunca, ya que su madre, 2 hermanas y un hermano se encuentran en una situación similar.
Desde hace más de tres semanas que están encerrados en su casa, ante la inseguridad y el “horror indescriptible” que se vive en Kabul. Pamela Marín cuenta que varias veces los talibanes han tocado la puerta, exigiendo saber quiénes son las personas que están en la vivienda y las actividades que realizan.
Ir al aeropuerto no es una opción ante el constante peligro e inseguridad debido a los ataques, además la preocupación es especial por sus cuñadas y el hermano de su esposo que se dedica al arte, que ahora no tiene espacio en ese país.
La preocupación se suma a la desaparición de una hermana y sobrina de Saboor, antes que los talibanes se tomaran Kabul. Pamela Marín afirma que es una “incógnita” y que nadie sabe de ellas.
La mujer, que nació en Santiago y vivió por algunos años en Concepción, cuenta que la comunicación con la familia de su esposo es inestable, ya que sólo pueden mantener llamadas a través de una aplicación de la cual -afirma- no recuerda el nombre.
Una dificultad que se suma a los bloqueos para enviar dinero y los altos precios de los alimentos.
Es por eso que esta familia chilena-afgana, que vive en la ciudad de Montfermeil en Francia, se encuentra sumida en la esperanza que pueda entregar el Gobierno de ese país y también el de Chile para refugiar a la madre, hermanas y hermano de Saboor.
Y aunque todavía no tienen una respuesta, hacen el llamado a la humanidad, porque para ellos lo más importante es tener a su familia a salvo en cualquier otro lugar, para no repetir la historia.
Reconocen que cada segundo que pasa temen por la vida de quienes permanecen en Kabul, sobre todo de las mujeres, indicando que han dado una lucha por la libertad e igualdad que se “esfumó en unas horas”, en un país donde se están viviendo momentos de “horror, censura de dignidad, violencia extrema física y psicológica”.
Lee la carta a continuación.