Las cuarentenas han logrado bajar los contagios, según evidencian las cifras oficiales. Sin embargo, la Fase 2 no logra mantener esa disminución, lo que obliga a un rápido retorno al confinamiento total.
En efecto, al analizar los casos nuevos confirmados (media 7 días) al 31 de mayo recién pasado, recopilados por COVID19StatsCL, puede advertirse el efecto de la Fase 1 en diferentes ciudades de Chile.
¿La excepción que confirma la regla? La región Metropolitana, donde pese a decretarse cuarentena los casos siguen al alza en determinadas comunas.
Según los expertos, la movilidad es un factor clave. Al prolongar el confinamiento por muchas semanas no se logra evitar una circulación de la población que permita un rápido control de los contagios. Es más, las cifras muestran una reducción de esta variable en apenas un 20% en Fase 1.
Fase 2, el talón de Aquiles
De acuerdo al detalle, comunas como Valdivia, Osorno y Temuco, muestran alzas en la Fase 2 (amarillo), lo que con el paso de los días en cuarentena (línea roja) se logran controlar e incluso bajar ostensiblemente. Sin embargo, al volver a Transición, nuevamente se provoca un incremento en los casos.
Al respecto, el infectólogo de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago (Usach), Ignacio Silva, asegura a que no hay una sola explicación para este fenómeno, como por ejemplo la duración de las cuarentenas, ya que en periodos prolongados han demostrado no ser efectivas.
“Hay varias lecturas, uno es la duración de la cuarentena en general, mientras más restrictiva, más larga, son menos efectivas, sobre todo en un escenario como el de nuestro país, donde nuestras personas tienen que salir a trabajar y falta ese apoyo económico social, eso da lo mismo la Fase”, asegura.
Asimismo, el experto apunta además al aumento de la movilidad en Fase 2, donde las personas se ven más expuestas al contagio, como por ejemplo a utilizar el transporte público, acudir a centros comerciales, pero principalmente las reuniones sociales.
“Se facilitan las reuniones sociales en espacios cerrados, no se fiscaliza eso, ninguna de las medidas se ha fiscalizado adecuadamente por lo tanto las personas se exponen más a situaciones de alto riesgo de contagio y eso echa a perder los indicadores”, sentencia.
Precisamente, el director del Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI) y académico de la Universidad de Chile, Leonardo Basso, que han estado sacando periódicamente estudios de movilidad, asevera que está más que comprobado que su disminución genera baja en los contagios, aunque eso se vio más reflejado al inicio de la pandemia, cuando se conseguía un mayor confinamiento.
“Cuando Santiago centro pasa a Fase 2 la movilidad aumentó sólo 3%, pero había estado aumentando mientras estaba en cuarentena de manera sostenida, entonces no es sólo que ocurre Fase 2 y se sueltan los contagios, es que durante las semanas que dura una cuarentena, la movilidad va aumentando y bastante rápido, y eso va generando que estos casos comiencen a incubarse”, explica.
“Lo otro que es súper relevante, es entender que estamos enfrentando variantes que son distintas de la primera ola, en particular la variante P1 y la británica, son mucho más infecciosas, y por lo tanto cuando hay más movilidad, vamos a tener un aumento de infecciones que va a ser más rápido que lo que observábamos hasta el año pasado”, añade.
“Tenemos un problema, que yo llamo la tragedia de Magallanes, y es que como las cuarentenas están siendo menos efectivas, la reducción de contagios es más lenta. Y como la reducción de contagios es más lenta, la decisión evidente es “hay que sostener esta cuarentena una semana más”, pero la fatiga de la cuarentena es aún más grande ahora que antes, y por lo tanto la gente tiende a no sostenerla, y como no se sostiene la cuarentena, entonces los contagios no bajan y por lo tanto hay que aumentar la cuarentena otra semana”, ejemplifica Basso.
Más demora, más contagios
En el caso de ciudades como Concepción, se genera otro fenómeno. Y es que los números muestran que mientras más tarda la autoridad en decretar cuarentena, más demora en bajar la cantidad de contagios.
Para Basso el tema tiene ciertos matices, dado que se causa un “daño mayor” llevar a cuarentena a una comuna cuando las cosas aún no son suficientemente graves para ellos, pensando en la actividad económica, pensando además en que una cuarentena extensa no consigue demasiado ya que la movilidad se mantiene alta.
“En Santiago centro, con la última cuarentena de abril, la movilidad bajó sólo un 28%, 7 de cada 10 viajes se seguían haciendo, y eso no es un efecto demasiado grande. Cuatro semanas después, la movilidad estaba reducida sólo un 20%, es decir en cuatro semanas sólo se perdieron 10 puntos de movilidad durante la cuarentena. Así es que aunque uno quisiera que las cuarentenas funcionaran de manera de que uno las decretara para que los contagios bajen, la realidad es bien diferente”, dice el experto de la U. de Chile.
Según Silva, no hay una sola explicación para este fenómeno, pese a que califica de reactiva la decisión de retroceder en el Plan Paso a Paso.
“Se espera que los indicadores epidemiológicos estén muy malos para decretar restricción a la movilidad”, afirma, “sabiendo que los contagios no son inmediatos, o sea, una vez que tomo una medida de restricción, tengo que esperar los periodos de incubación de las personas que se infectaron previo a la instauración de la medida, y eso se demora entre 10 y 14 días, y si yo espero mucho para tomar la medida cuando ya hay una alta circulación viral, más repercusión voy a tener esos 10 a 14 días siguientes”, destaca.
Permiso de vacaciones
Por otro lado, aparece lo que sucedió en Coquimbo y La Serena, que pese a llegar a casi cero contagios en algún momento, sus cifras se elevaron rápidamente, justo en la época en que entregó el permiso de vacaciones. Lo lamentable, es que aún no logran llegar a bajas las cifras que mostraron al inicio del verano.
El experto de la Usach culpa a la falta de una evaluación oportuna luego de entregar el permiso, pues si bien efectivamente había un momento de estrés social, mental y económico importante, con una baja circulación viral, la idea era ir evaluando las repercusiones epidemiológicas de esta medida.
“Una comuna con muy pocos contagios, tengo el permiso de vacaciones y aumentan los contagios, independientemente si fue o no por el permiso, es un indicador para al menos en ese lugar disminuir la movilidad y no dar un permiso que sea universal sin modificaciones, creo que si bien la idea del permiso era buena en el momento que se tomó, la fiscalización no fue la adecuada y la evaluación del permiso a nivel país, con indicadores epidemiológicos claros, no se hizo tampoco”, cuestiona.
Distinto opina Basso, quien señala que no se puede hacer una conexión directa entre el permiso de vacaciones, o los permisos del 18 de septiembre o de movilidad, con un aumento en los contagios, más que nada porque de igual forma las personas iban a encontrar la forma de reunirse.
“La forma que me gusta graficar esto es simple, nosotros le prohibimos circular a la gente en cuarentena y 7 de cada 10 viajes se realizan de todas maneras, por lo tanto cuando la autoridad define ciertos permisos, lo que está tratando de hacer es considerar una realidad más allá de los voluntarismos, la gente se mueve y se va a mover igual, y en vacaciones se iba a mover de todos modos, y por lo tanto el permiso lo que intenta es conducir, por lo tanto es difícil culpar al pase respecto de lo que hubiera pasado en Coquimbo”, opina.
“Hay que entender que más allá del voluntarismo que quiero que la movilidad baje un 70%, nunca tuvimos eso, ni en la primera ola tuvimos una reducción de ese estilo. Cuando uno dice hay que poner en cuarentena esta comuna, hay que tener en claro todos los costos que eso impone y cuál es el resultado práctico, y el resultado práctico son reducciones de movilidad del orden del 25% y no más”, agrega.
La permeabilidad de la capital
A diferencia de lo que sucede en regiones, en la capital el aumento en las cifras de contagios en algunas comunas, coincide con la apertura de otras zonas aledañas, especialmente en el sector oriente y en Santiago centro.
Por ejemplo, es evidente el alza en Peñalolén en cuarentena, a la par de otras comunas que están en Transición, como Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea.
Al respecto, Silva sostiene que en algunas zonas no es posible “parcelar”, debido a que pese a las restricciones, de igual forma hay una importante movilidad entre las comunas, por personas que trabajan y que necesariamente deben ocupar el transporte público.
“En la mayoría de estas comunas que no lograron contener la transmisión viral, eran comunas donde había mucha movilidad de personas, o eran comunas con un nivel socioeconómico menor, donde las personas necesitan salir para trabajar y poder vivir, y en el fondo es inevitable que lo haga”, estima.
Basso comparte esta visión, basándose además en los datos de movilidad que manejan como Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería, que evidencian la permeabilidad entre comunas, por lo que surge necesariamente la interrogante si no es mejor confinar a toda la región.
“La pregunta alternativa es si es correcto o deseable cerrar la región entera, y en ese sentido, es bien complicado. La cuarentena total de la región Metropolitana de abril percibió una reducción de movilidad de cerca de un 28% en abril, donde no debiera circular un alma. Y cuando se desconfina aproximadamente una veintena de comunas, las comunas que siguen confinadas tienen una reducción de movilidad de un 25% y las desconfinadas de 19%”.
“Qué es lo que infiere uno de eso, es que efectivamente hay permeabilidad y hay movimiento entre una y otra, pero se mantiene una diferencia entre ambas. No es perfecto, pero se mantiene esa diferencia. El confinamiento por comuna no funciona perfectamente, pero genera diferencias, y esas pequeñas diferencias son las que logran ir reduciendo los contagios e ir controlando de a poquito”, añade.
Los dichos de Paris
Por esto último, generó un importante ruido entre los expertos las declaraciones del ministro de Salud, Enrique Paris, luego de señalar que el aumento de movilidad “no se puede relacionar, o correlacionar directamente, con el aumento de casos ya que el aumento de los casos requiere que se produzcan gracias a varios fenómenos que ya hemos repetido hasta el cansancio, como son la ventilación, la mascarilla, no gritar, no cantar, lavado de manos, etcétera”.
“Eso es insostenible. Varios estudios demuestran la correlación entre el aumento de la movilidad y el aumento del contagio y es evidente, porque la movilización implica situaciones de alto riesgo de contagio”, sentencia categórico el infectólogo Silva.
“Al desconfinar la ciudad, lo que ha pasado con el avance del Plan Paso a Paso y el permiso de movilidad, no se ha concentrado en abrir los parques o plazas o lugares donde el riesgo de contagio es menor, sino que se ha concentrado en abrir el comercio y abrir casinos, gimnasios, que son todos sitios de alto riesgo de contagio. Por lo tanto, el avanzar en el plan paso a paso, que es el icono de la movilidad en nuestro país conlleva un mayor riesgo de exposición de infectarse y aumentan los contagios”, asevera.
En esa misma línea, el director del ISCI, Leonardo Basso, si bien está de acuerdo en que la relación entre la movilidad y contagios es evidente, es importante tener en cuenta que una mayor movilidad en sí misma, no necesariamente genera un brote.
“Tenemos varios ejemplos que eso no fue así, como el 18 de septiembre, el Plebiscito, no hay ninguna evidencia que esos permisos de movilidad hayan generado brotes en particular”, comenta.
Reformular el Paso 2
Así las cosas, y viendo las cifras, queda la sensación que las medidas que implican el Paso 2 no son las adecuadas para garantizar que las comunas que pasaron por cuarentena, que pudo controlar sus casos, no hayan rebrote y nuevamente tengan que obligadamente volver a restringir la movilidad.
“Lo evidente que el Plan Paso a Paso hay que reformularlo. De partida, cuando se diseñó el Plan Paso a Paso, habían indicadores epidemiológicos que están escritos y están determinados que incluso eran menos estrictos que los que recomendó el Consejo Asesor y la Organización Mundial de la Salud, pero el Minsal propuso indicadores epidemiológicos propios para evaluar el avance o retroceso de las comunas en el plan paso a paso”, recuerda Silva.
“Efectivamente no hubo una lógica en el avance del plan en base a estos indicadores epidemiológicos, es decir, no se respetaron esos mismos indicadores para avanzar en el Plan Paso a Paso”, opina el experto de la Usach.
“Sin duda el Plan Paso a Paso hay que modificarlo, partiendo por la Fase 2, y para eso no era necesario un permiso de movilidad, se podría haber integrado la vacunación con una modificación del Plan Paso a Paso de manera global, planificada y en un momento epidemiológico más adecuado”, sentencia.
Menos drástico, Basso pone el énfasis en que la medición debe darse en base a la disponibilidad de camas de urgencia y críticas, más que en los contagios. A esto se suma lo poco eficaces que se volvieron las cuarentenas o medidas de restricción.
“Llega un momento donde la restricción deja de tener efecto, y en ese caso estamos peor, porque se nos acabaron las herramientas”, advierte.
Sin embargo, ve una esperanza en que el proceso de vacunación avance a los más jóvenes, pensando en el invierno donde aumentan el resto de las enfermedades respiratorias y que podría ser la última milla antes de empezar a superar la pandemia.
“El invierno es complicado. Todos nuestros inviernos nuestras camas de urgencias están llenas, sin covid. Entonces, tenemos que navegar este invierno, esa es la sensación que queda, son nuestros últimos cien metros navegar este invierno”, concluye.