En manos de ciudadanos ajenos a partidos políticos quedó la responsabilidad de impulsar un proceso de cambio a partir de la redacción de una nueva Constitución, otorgándoles en las elecciones constituyentes de este fin de semana casi un tercio de los 155 escaños de la convención que redactará el nuevo texto.
Los independientes son ciudadanos que defienden a diversas sensibilidades, desde el feminismo al medio ambiente, la educación, la justicia social o la salud, que presentaron su candidatura en la primera ocasión en la historia en la que se permitió la postulación de personas ajenas a estructuras de los partidos políticos tradicionales.
Su éxito conecta directamente este proceso constituyente con las protestas sociales de octubre 2019 en las que se gestó, que motivaron a los ciudadanos a participar directamente en la construcción del nuevo modelo de país que reclamaban en las calles.
Los partidos políticos tradicionales fueron los grandes derrotados de la doble jornada electoral que vivió el país, logrando una representación muy inferior a la esperada, en especial la candidatura del oficialismo, que se quedó muy por debajo del tercio de los asientos al que aspiraba.
La suma de las dos listas de los partidos de la oposición de izquierda también quedó lejos de alcanzar por sí misma los dos tercios que se les llegó a atribuir antes de las elecciones.
Víctimas de un descrédito general de las instituciones, los candidatos de los partidos políticos tendrán que buscar grandes acuerdos con los independientes para generar la nueva Carta Magna, que vendrá a sustituir a la actual, promulgada en 1980, durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Con más del 90% de los votos escrutados, los independientes obtuvieron 48 escaños, las dos grandes listas de la oposición de izquierda y centroizquierda sumaron 65 (27 de Apruebo Dignidad y 25 de Lista del Apruebo) y la derecha oficialista, que se presentó en una única lista denominada Vamos por Chile, alcanzó 38.
“Estamos siendo interpelados por nuevas expresiones y liderazgos. Es nuestro deber escuchar con humildad y atención el mensaje de la gente”, dijo el presidente de Chile, Sebastián Piñera, tras conocerse los resultados, al tiempo que afirmó que los partidos tradicionales están “sintonizando adecuadamente con las demandas y anhelos de la ciudadanía”.
Condiciones propicias
Los independientes marcarán la pauta en el debate de la nueva Carta Magna pero no podrán hacerlo por sí mismos, ya que no alcanzan los dos tercios de la representación en la convención constituyente, proporción necesaria para aprobar cada norma que se quiera incluir.
Pero en general son afines a posiciones progresistas, por lo que se prevé que en muchos aspectos sintonicen con una parte de los constituyentes de la oposición de izquierda, sumando los dos tercios necesarios que permitan pergeñar cambios profundos en el modelo de país.
“Están dadas todas las condiciones para poder impulsar procesos de cambio mucho más sustantivos, es lo que se espera y es factible”, dijo a Efe el académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, Octavio Avendaño.
Por su parte, el excanciller y precandidato presidencial Heraldo Muñoz, del socialdemócrata Partido por la Democracia (PPD), dijo que el resultado de las elecciones representa “un triunfo categórico del cambio, de los deseos de transformación del país para tener un Chile más digno, más justo y más próspero”.
Necesidad de acuerdos
No obstante, ninguna de las listas que lograron representación en la convención obtuvo dos tercios de escaños, por lo que los elegidos quedan obligados a alcanzar amplios acuerdos sobre el contenido de la nueva Constitución.
“Desde luego que es una convención variopinta y por eso van a tener que llegar a acuerdos”, agregó Avendaño.
La composición de la convención, que aún tendrá que pasar por una corrección paritaria para dar cabida al mismo número de hombres que de mujeres, incluye también a 17 miembros de pueblos indígenas, que representan el 12,8% de la población total y buscan ser reconocidos constitucionalmente.
Siete cupos son para el pueblo mapuche -el más numeroso-, dos para el aymara y uno para cada etnia restante: diaguita, quechua, atacameño, colla, yagán, kawésqar, chango y rapa nui.
La heterogeneidad de intereses encuentra un grado más de profundidad dentro de los propios bloques de derecha e izquierda, con posiciones divergentes sobre distintos temas, así como al interior de los propios constituyentes indígenas.
“Las reglas para la convención se hicieron y se diseñaron para la construcción de acuerdos. Los resultados que estamos viendo hoy día hacen imprescindible estos acuerdos”, estimó la exministra de Educación Marcela Cubillos (UDI).
Mea culpa de los partidos
Los representantes de los partidos políticos asumieron la derrota en las urnas y abogaron por abrir los ojos ante un cambio que no vieron venir.
“No hay duda de que estamos viviendo una derrota transversal. Una derrota que nos tiene que hacer reflexionar. No hemos sabido interpretar a la mayoría de ciudadanos”, dijo a la prensa Mario Desbordes, precandidato presidencial de la derechista Renovación Nacional.
Desde su conformación, la asamblea constituyente, la primera paritaria del mundo y conformada exclusivamente por miembros electos, tendrá hasta un año para redactar el texto. El proceso culminará en 2022 con un plebiscito de salida para aprobar o rechazar finalmente la nueva Carta Magna.