El piloto de rally Samuel Israel habló por primera vez sobre las dos fiestas clandestinas en Cachagua, del 31 de diciembre y 2 de enero, donde tanto la Intendencia de Valparaíso como vecinos lo acusan de vulnerar las normas en contexto de pandemia, razón por lo que debe enfrentar una investigación judicial.
Israel, que concedió una entrevista a la revista El Sábado de El Mercurio desde Los Ángeles, California, donde reside actualmente, se mostró arrepentido, aunque trató de explicarse señalando que -de acuerdo a su versión- no se trató de una fiesta clandestina.
“No era una fiesta, era una junta de amigos. O sea, nunca se vendieron entradas, nunca se publicó nada, nunca se vendió alcohol, respetamos todas las normas sanitarias, respetamos también el toque de queda. Fue una junta con mi gente conocida”, afirmó al semanario.
Indicó que “no había más de 30 personas. Respetamos el aforo en fase 3”, asegurando que ese 31 de diciembre realizaron un asado. “Hicimos todo afuera, en un patio muy grande”, dijo.
En la querella interpuesta por la Intendencia contra Israel se señala que, según lo recabado por diversas fuentes de información, “habrían participado cerca de doscientas personas”.
Los asistentes fueron “amigos de toda la vida. Somos un grupo muy deportista, muchos son conocidos por ser deportistas de élite, tanto en el presente como en el pasado, y nunca hemos tenido ningún problema. Y no era una fiesta”. Israel no dio a conocer el nombre de sus acompañantes, ni se le consultó sobre ese detalle en la publicación de El Mercurio.
Posteriormente, una nueva celebración se vivió en la casa que alquiló en el balneario, por medio de Airbnb (plataforma digital para alojamientos).
“Volvimos a hacer lo mismo respetando absolutamente las normas. Había una persona de la casa que estaba de cumpleaños y quisimos disfrutar el cumpleaños con él. Nuevamente se ve que hay mucho movimiento en el condominio. Ese día llega Carabineros, pero nosotros no nos percatamos, lamentablemente”, sostuvo, debido a que “los terrenos son muy grandes (…) y el portón no tiene timbre”.
Gabriel Biggs, propietario de la casa arrendada aseguró que Israel y sus invitados habrían dejado suciedad, vasos rotos y vómitos tras retirarse de la vivienda. El piloto de rally lo niega y dice tener pruebas de ello. Exhibió fotografías a la revista con fecha del lugar en buen estado. Para Biggs, se trata de adulteraciones, se señala en la publicación.
En paralelo, los primeros días de este 2021 comenzaron a circular audios y videos sobre una fiesta clandestina en la misma localidad, en donde adolescentes de colegios de barrio alto capitalino compartieron sin respetar normas sanitarias, lo que dejó como saldo contagios de covid-19 y un exponencial aumento de los contagios en la comuna de Zapallar.
Israel comentó que en ese momento se le vinculó a ese hecho y niega tener algún lazo con esas personas. “De la casa que arrendé nadie salió infectado. Todos se hicieron el examen PCR y nadie salió positivo. Puedes analizar los videos de la gente de esa fiesta y eran puros niños de 20, 21 años. Nosotros todos tenemos de 30 hacia arriba”, indicó, agregando que “tampoco conozco a las personas que se nombran en los audios”.
Sobre lo inoportuno de esta fiesta o “junta con amigos”, el deportista expresa que “no lo volvería a hacer en absoluto y si pudiera volver el tiempo atrás, no lo volvería a hacer. Hay ocasiones en que respetar las leyes y las normas, no basta”.
“Obviamente uno comete errores, y esta fue una lección que aprendí”, profundizó.