Lo que tenía que ser un viaje más de los que cotidianamente hacía Thiare Elgueda Acuña desde su natal Copiapó hasta la comuna de Caldera el pasado 2 de noviembre, terminó convirtiéndose en un puzle policial -que transcurridos 80 días- aún no se ha podido armar.
Esa noche, cerca de las 21:00 horas, la joven de 19 años pretendía irse en bus desde la capital regional de Atacama hasta Caldera, un trayecto que no le iba a tomar más allá de 1 hora y media. Sin embargo, sus planes no salieron como esperaba.
Primero se dijo que había abordado un Uber hacia el terminal de buses, sin embargo, la investigación que dirige con dedicación preferente el fiscal jefe de Copiapó, Christian González Carriel, arrojó resultados diferentes.
En efecto, según relata a BioBioChile Evelyn Acuña, la mamá de la joven, fue finalmente un colectivo el que la trasladó hasta la salida norte de Copiapó, lugar donde comenzó a enredarse una historia que hasta hoy no tiene respuestas.
En conversación telefónica con este medio, Evelyn relata que una de las últimas pistas que se tiene corresponde a un video captado por las cámaras de seguridad de un local comercial ubicado en ese punto.
“Ese negocio tiene las cámaras que apuntan hacia afuera del local, ahí se ve el colectivo. El chofer dice que efectivamente la deja ahí afuera, pero no se ve en ningún momento Thiare en la cámara”, se lamenta.
Primer sospechoso
Diligencias de la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones indican que caída la noche y en plena Ruta 5 Norte, la joven decidió hacer dedo (pedir un aventón) para continuar su camino. El chofer de la camioneta que la llevó se transformó de inmediato en el principal sospechoso a ojos de la familia, también para la policía y el Ministerio Público.
Esto, pese a que cuando la desaparición de Thiare comenzó a invadir las redes sociales fue el propio conductor quien se acercó a la PDI para declarar que la había visto, precisamente aquella noche del 2 de noviembre. Según comentó, la dejó en la localidad de San Pedro donde él vive, un pequeño pueblo ubicado a unos 25 kilómetros de Copiapó por la Ruta 5 Norte.
El hombre conocido en San Pedro por su estilo rastafari decidió voluntariamente colaborar en la investigación. En paralelo, el fiscal a cargo instruyó a los policías para que realizaran un acabado peritaje en la casa del sujeto y en los alrededores, sin resultados congruentes para comprobar las sospechas que surgían a esa altura.
Para el fiscal González, en base al informe que le remitió posteriormente la PDI, el relato del individuo es verosímil en torno a que habría dejado a la joven en esa localidad.
“Luego de eso (estando en San Pedro) ella hace una llamada a una amiga, dando cuenta de que va en camino y que le queda poca batería en el celular, luego -de hecho- se le apaga el teléfono”, detalla el persecutor.
Lo señalado por el fiscal se logró comprobar gracias a los análisis que hizo la PDI a las últimas conexiones que tuvo su smartphone.
Pese a ello, las dudas de la madre de Thiare persisten: “Hay que esperar a ver si él tiene que ver o no con la Thiare”, dice.
“Él va a ser siempre el primer sospechoso porque fue el último que la vio hasta el momento y mientras no hayan otras versiones que sean certeras, va a seguir siendo él el primer sospechoso, porque fue el último que tuvo contacto con ella”, sostiene.
“Amaba su libertad”
Antes de su desaparición, la joven había abandonado la casa de sus padres para irse a vivir a Caldera. Durante los primeros meses de la pandemia decidió volver junto a su entonces pololo, con el que terminó hace algunos meses.
Tras ello, la joven iba y venía constantemente entre ambas ciudades. “Siempre ella fue bien independiente, no le gustaban los límites de la casa ni las reglas. Así que ella prefería volar”, relata su madre.
El 2 de noviembre, recuerda Evelyn, ella se hizo la enojada “para salir sin culpa de la casa”, aunque no se trataba de algo nuevo pues habitualmente lo hacía.
Un hecho que llama particularmente la atención de Evelyn Acuña es que el día en que se le perdió el rastro Thiare estuvo hablando por Messenger (Facebook) con un antiguo amor, algo que le parece extraño.
Y aunque hasta ahora no se puede establecer un nexo entre ese diálogo y lo ocurrido después, esa expareja se transformó en un “sujeto de interés” para la Fiscalía de Atacama.
Justamente, según indica el jefe (s) de la Brigada de Homicidios (BH) de Atacama, comisario Félix Vega, ese dato fue considerado por la policía dentro de sus líneas investigativas.
No se descarta “absolutamente nada de lo que diga la familia”, asevera Vega.
“La familia va a tener sospecha en todo tipo de persona que de alguna otra forma se le sindique por terceros como posibles autores o que tengan algún nexo o hayan tenido a la vista a Thiare”, advierte.
El tráfico de WhatsApp todavía sigue siendo un misterio, aunque la PDI y el Ministerio Público ya solicitaron los antecedentes a la compañía cuya sede principal se ubica en Silicon Valley, en California, Estados Unidos.
El comisario Vega reconoce que aquella información podría tardar meses, hasta un año, en llegar.
El otro conductor
La expareja de Thiare, sin embargo, no es el único sujeto de interés para quienes siguen los pasos de la joven desaparecida. Mientras la familia y voluntarios continúan rastreando el desolado territorio nortino, la policía encontró una nueva hebra de la cual tirar, luego de empadronar a los buses interprovinciales que la noche de la desaparición transitaron por la Ruta 5 Norte.
En ese escenario, se logró dar con un chofer de un bus quien admitió haber visto a la joven en la orilla de la carretera, pero -según su declaración- él se habría negado a llevarla.
¿La razón? Ella no tenía el dinero suficiente para costear el pasaje.
El relato del chofer, sin embargo, no ha podido ser comprobado. Hasta ahora no se conoce la lista oficial de pasajeros que pudieran corroborar su testimonio, pues el bus no tenía auxiliar y por consiguiente carecía de una planilla con los nombres de quienes viajaban a bordo.
Si bien oficialmente se evita hablar de un “sospechoso”, los investigadores reconocen que se trata de un “sujeto de interés” que podría, eventualmente, entregar antecedentes claves para la investigación.
Especialmente porque en la última llamada a su amiga, antes de que se apagara su celular, Thiare le comentó que iba en camino a bordo de un bus, lo que levanta aún más suspicacias.
Dentro de pocos días habrán pasado 3 meses de la desaparición de Thiare Elgueda Acuña, quien el 14 de marzo cumplirá 20 años. Desde el Ministerio Público y la PDI descartan -por lo pronto- nuevas búsquedas en terreno, aunque la familia continuará organizando rastreos junto a voluntarios para intentar sentir algo más de tranquilidad.
Su paradero sigue siendo desconocido.