ARCHIVO | Pablo Ovalle | Agencia UNO

Los primeros 300 días de pandemia: las secuelas del covid y sus estudios en Chile

30 diciembre 2020 | 11:06

Dificultades para subir una escalera, pérdida de cabello, vértigo o problemas cardíacos, son parte de las duras secuelas del covid-19 en pacientes que han debido pasar por la UCI para salvar sus vidas. El “día después” de la pandemia se aproxima, y por lo mismo investigadores están estudiando los efectos de la enfermedad en nuestro país, algunos de ellos auspiciados por el Ministerio de Ciencias. De éstos, sólo 6% aproximadamente están enfocados en las secuelas.

Ahora que los avances de la ciencia han permitido una rápida detección de casos positivos y un manejo más adecuado de los pacientes, las miradas comienzan a centrarse en qué viene a continuación con los millones que se han contagiado y las secuelas de esta terrible enfermedad.

El pasado lunes se cumplieron 300 días de la llegada del nuevo coronavirus a nuestro país, cuando un médico de Talca dio positivo convirtiéndose en el primer paciente en Chile.

En ese instante la principal preocupación era evitar el contagio masivo y la propagación de la pandemia y no se pensaba en los efectos a largo plazo de la enfermedad, especialmente para aquellos que presentaron síntomas leves.

Sin embargo, con el paso de los meses, los investigadores a lo largo del mundo ya están enfocados en las secuelas del covid-19, pese a que algunos países están recién entrando en la denominada “segunda ola” de contagios.

El problema es que de la enfermedad se sabe poco aún, pese a que es innegable los importantes avances por parte de los científicos, tanto en lograr una vacuna, como implementar tratamientos efectivos a la enfermedad.

Estudios en Alemania

En Europa, uno de los primeros continentes afectados por la pandemia, empiezan a notarse las secuelas del covid-19. Sin pertenecer a grupos de riesgo, algunos jóvenes no han podido retomar sus actividades diarias principalmente por dificultades en su capacidad respiratoria, aunque también se sospecha de otros problemas que podrían desencadenarse en los pacientes recuperados.

Recordemos que el covid-19 es una dolencia multiorgánica, que provoca desde trastornos pulmonares a pérdida del pelo, pasando por alteraciones del sueño, fatigas o disfunciones neurológicas, como vértigo; así como también problemas cardíacos y otras complicaciones que surgen debido a la terapia intensiva, sobre todo quienes estuvieron conectados a ventilación mecánica de manera prolongada.

Quizá lo más común es la falta de aire al hacer algo tan simple como subir una escalera.

Según publica el portal de noticias Deutsche Welle, el hospital universitario alemán Schleswig Holstein de Kiel emprendió a finales de octubre el mayor estudio realizado hasta la fecha sobre las secuelas a largo plazo, con un equipo médico multidisciplinario examinando a 2 mil pacientes que han superado el virus y que según las estadísticas, se consideran recuperadas.


Por ahora se están estudiando los efectos a los 6 meses, pero también es probable que aparezcan otros síntomas incluso hasta 5 o 10 años después.

El estudio se centró en los pulmones, corazón, riñones y el hígado, además del metabolismo y el sistema nervioso. Se investiga con pacientes voluntarios quienes estarán siendo monitoreados por hasta 10 años, ya que es la única manera de reunir datos certeros de los efectos a largo plazo.

Los especialistas temen que con síntomas leves, la enfermedad de igual forma pueda causar daños permanentes.

¿Qué pasa en Chile?

En nuestro país actualmente el Ministerio de Salud no ha establecido un seguimiento acabado de quienes padecieron covid-19, sino que por ahora están dedicados a llevar las estadísticas de contagios a través del Informe Epidemiológico que se entrega regularmente.

De todas maneras, el tema está siendo investigado por distintas universidades, especialmente a través de fondos dispuestos por el Gobierno a través del Ministerio de Ciencias junto a la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, quienes están apoyando proyectos de distinta índole durante un año por hasta $90 millones, aunque no todos están enfocados en las secuelas.

De una revisión rápida de los 64 proyectos seleccionados, al menos 4 tienen relación con los efectos, es decir, un 6% aproximadamente del total de las investigaciones.

Del total de proyectos adjudicados en esta convocatoria, el 46% corresponde a proyectos vinculados a Medicina y Ciencias de la Salud. Algunas de ellas, por ejemplo, abordarán temas como inmunidad, tratamientos y estudios en epidemiología.

Mientras que el 32% de los proyectos corresponde a proyectos desde distintas áreas de las Ciencias Sociales que abordarán temas como el impacto del coronavirus en los procesos educativos, la comunicación y el teletrabajo durante el confinamiento.

De otras disciplinas también serán financiados algunos proyectos relacionados a la Ingeniería y Tecnología, sobre temas como modelos predictivos o inteligencia artificial; en Ciencias Naturales, para el desarrollo de estudios genómicos; en Humanidades en relación a temas de docencia; y en Ciencias Agrícolas.

A nivel institucional hay 17 propuestas seleccionadas de la Universidad de Chile, 9 de la Pontificia Universidad Católica de Chile, 6 de la Universidad de Concepción, 5 de la Universidad de la Frontera junto a otras 18 instituciones en distintas regiones del país.

Todo esto se está pensando a largo plazo, tal como ocurrió con la Red de Laboratorios Universitarios para el Diagnóstico de Covid-19, que el Ministerio de Ciencias traspasó al Ministerio de Salud a partir del próximo año.

Se trata de 33 laboratorios pertenecientes a la red, que están distribuidos en 14 regiones del país -de Arica a Magallanes-, los que han apoyado la realización de exámenes PCR, logrando procesar más de 800 mil muestras.

De esta forma, a partir del 1 de enero de 2021, los laboratorios universitarios serán parte de la red integrada de diagnóstico público privada.

Estudios en Chile

Pero aparte de los proyectos, en nuestro país ya se han hecho importantes avances en investigación y avances científicos, que van desde novedosos test para detectar el covid-19, hasta estudios de movilidad para monitorear las medidas de confinamiento que se han hecho habituales a lo largo del mundo.

Quizá el estudio más avanzado respecto a los efectos lo realizó el Departamento de Kinesiología de la Universidad de Chile, publicado en la prestigiosa revista Pulmonology, que detectó que casi la mitad de las personas que presentaron síntomas graves de covid-19 mantendrían secuelas en su función pulmonar.

Según el coautor del estudio, Homero Puppo, magíster de la Universidad Autónoma de Barcelona y docente en la Universidad de Chile, la idea del estudio surgió a mediados de marzo cuando en nuestro país se empezaron a decretar las cuarentenas.

Como kinesiólogos del área de la rehabilitación respiratoria, el interés está en ir viendo qué sucede con las consecuencias agudas de la enfermedad. “Nosotros sabíamos que al afectar a estas personas y llevarlas a la Unidad de Cuidados Intensivos, y que los pacientes permanecen un largo periodo en ellas, se iba a producir los efectos del reposo prolongado y las afectaciones periféricas, como las piernas y los brazos, y de la columna”, detalla.

Sin embargo, en el camino se encontraron con varias sorpresas, tal como otros investigadores en el mundo, ya que la enfermedad produce una afectación respiratoria a lo que se suman las consecuencias del reposo prolongado por estar con un ventilador mecánico.

“Nos fuimos dando cuenta que también producía efectos sobre otros sistemas, cardiovascular, sistema renal, sistema nervioso central, la piel. Es una enfermedad multisistémica, que parte por el aparato respiratorio pero tiene consecuencias sistémicas importantes”, agrega Puppo.


Las secuelas del covid-19

Tomando en cuenta evidencias de otras epidemias graves de hace algunos años, como cuando recién apareció el SARS-CoV-1, se sabía de pacientes que permanecieron en reposo prolongado por estar en la Unidad de Cuidados Intensivos para salvar su vida, quedaron con secuelas importantes, lo que significó retorno tardío a las labores de trabajo habitual.

Pero hubo también casos de pacientes que al ser sometidos a la instrumentalización de la UCI, como por ejemplo estar conectados a ventilación mecánica, y tener el virus en su cuerpo produciendo una inflamación sistémica, algunos de ellos -especialmente adultos mayores- fallecían en el siguiente año.

Es en ese contexto en que decidieron hacer un seguimiento de los estudios sobre la función pulmonar y algunos exámenes de función pulmonar que pudieran aparecer deteriorados después de la salida de estas personas, y con eso poder de alguna forma minimizar las secuelas.

“Nos dimos cuenta que estas personas tienen una alteración importante en sus funciones pulmonares y que ya a los tres meses post salida de la hospitalización por neumonía grave asociada a SARS-CoV-2, alrededor del 40% tienen alteraciones de la difusión, en el fondo, estas personas tienen alteradas las membranas alveolo capilar”, advierte.

Algunos de esos pacientes quedaron muy dañados, en particular quienes tenían una edad superior a 70 años y con otras enfermedades crónicas asociadas mal controladas, como diabetes mellitus, hipertensión arterial sistémica o alguna enfermedad obstructiva crónica.

“Si una persona llegó mal controlada con su enfermedad crónica, hizo esta covid-19 grave con neumonía bilateral, estuvo entubado largo tiempo y si los equipos médicos y la tecnología logró sacarlo de ahí, además de secuelas graves, el riesgo de morir en el siguiente año son altas”, explica el académico.

“Nosotros sabemos que al menos el 20% de todas estas personas que hacen esta infección por el SARS-CoV-2 se hospitalizan. Sabemos que alrededor del 15% hace neumonía y se trata con oxígeno suplementario, no ingresando a Cuidados Intensivos, va a tener una evolución benigna”, agrega.

“Pero sabemos que entre el 5% y el 6% va a quedar en la UCI, un porcentaje de eso, los mayores de 60 años y aquellos que tienen una comorbilidad importante como la diabetes, hipertensión y alguna otra enfermedad respiratoria, tiene más riesgos de morir”, puntualiza Puppo.


Síndrome Restrictivo Post Covid

El investigador de la Universidad de Chile agrega que al menos un 40% de los pacientes que salen de la UCI tiene alteración de la difusión, que no es tan grave porque sino serían oxígeno dependientes.

No obstante, de ese esos pacientes que estuvieron en promedio más de 20 días, algunos incluso hasta 40 días hospitalizados, todos salieron con alguna debilidad muscular, que van a necesitar rehabilitación y entrenamiento físico.

“Medimos a pacientes que tienen lo que llamamos Síndrome Restrictivo Post Covid, que se refleja en una difusión alterada, no tan grave para ser oxígeno dependiente, pero que tres meses después hay una secuela importante en los pulmones que amerita seguir en control y ese dato tiene que cruzarse con lo que está pasando en los músculos periféricos, de las piernas y los brazos, que puedan estar influyendo que pueda haber una recuperabilidad después, que esa persona pueda caminar, que pueda ser independiente, y si tiene una actividad laboral importante la puedan recuperar”, señala.

Secuelas van a estresar al sistema público

Según Puppo, es importante destinar fondos para la investigación para ocuparse de estudiar las secuelas, tomando en cuenta además el impacto que podría tener en un sistema de salud público estresado producto de la propia pandemia, que no va a ser un mes, sino que serán meses que van a estar con demandas de salud que no están proyectadas por nadie.

“Muchas personas se salvaron porque hay mucha tecnología, hay mucho conocimiento del parte de los equipos de salud para atender pacientes graves. Chile tiene un manejo en las Unidades de Cuidados Intensivos muy notable de pacientes críticos, por lo tanto se salva mucha gente, pero eso no significa que se salven indemnes, tienen ciertas secuelas que van a demandar atención de salud”, advierte.

A eso se suma que hay otro grupo que si bien no ha presentado covid-19, han visto postergada su atención, como por ejemplo personas que han sufrido un accidente vascular encefálico, pacientes diabéticos o con enfermedades respiratorias.

“Se teoriza en que habrá una avalancha de consultas por demanda de atención primaria y de servicios ambulatorios de hospitales públicos y también privados, que va a denotar que tendremos que organizarnos muy bien para sacar adelante a la gente”, apunta el experto.