“Hoy hay una cultura antivacunas que se ha ido instalando, que yo creo es más bien ideológica, sin desconocer lo importante que es la ideología, pero en este caso, creo que lo que tiene que prevalecer es la evidencia científica y, particularmente, los resultados experimentales que se han tenido”, señaló el ex ministro de Salud, Álvaro Erazo.

Tras casi 10 meses cohabitando con la COVID-19 en nuestro país, este jueves 24 llegó la primera tanda de vacunas Pfizer/BioNTech. Son 10 mil dosis que se empezarán a aplicar, primeramente, a trabajadores de la salud de unidades de cuidados y tratamientos intensivos.

Como todo nuevo avance, la vacuna no ha estado exenta de rumores y cuestionamientos, muchos de ellos por un genuino desconocimiento, mientras que otros, incluyen información falsa que busca confundir a la población.

Antes de profundizar en algunas de las afirmaciones que circulan en redes sociales, es importante señalar algunas características de la vacuna y de la elaboración de ésta, independiente de su laboratorio de origen.

“Los ensayos de la vacuna de COVID-19 se han realizado a una velocidad vertiginosa, pero no se han saltado ninguno de los pasos de validación”, afirmó el Ministerio de Salud (Minsal) a BioBioChile. Agregaron que antes de aceptar cualquier vacuna, ésta debe ser aprobada por agencias de certificación internacionales, como FDA en Estados Unidos y EMA en Europa. En Chile es el Instituto de Salud Pública “quien da su visado”.

Además de la aprobación de las agencias internacionales, el trabajo “está apoyado en documentación y publicaciones científicas” en revistas de prestigio, detalló el ex ministro de Salud, Álvaro Erazo.

Por otro lado, el Grupo de Virología de la Universidad Autónoma de Chile, compuesto por el doctor en Virología, Nicolás Cifuentes, la doctora en Biociencias, Loreto Fuenzalida y la doctora en Microbiología, Daniela Toro, aseguró que “hasta ahora todas las vacunas probadas en ensayos clínicos han demostrado eficacias sobre el 90% en la población”, por tanto, no es que haya una vacuna mejor que otra, ya que todas cumplirían el objetivo principal de lograr la inmunización.

Entonces, ¿qué define que un país firme acuerdo con un laboratorio y con otro no? El grupo de expertos aclaró que “las distintas vacunas pueden tener condiciones diferentes de almacenamiento y transporte, lo que incidirá en que los diferentes gobiernos se inclinen por una u otra alternativa”.

El Minsal enfatizó en que “nadie puede elegir que vacuna ponerse”, y recordó que “el proceso de vacunación es voluntario, gratuito y gradual”.

Mitos sobre la vacuna

Aclarado lo anterior, entrevistamos a diversos expertos para el desarrollo de esta nota, quienes desmintieron, confirmaron y explicaron, uno a uno, los siguientes mitos:

1. Las vacunas producen autismo

Probablemente uno de los mitos que lleva más tiempo en torno a las vacunas. El médico Álvaro Erazo, quien cuenta con estudios avanzados en epidemiología y es parte del Consejo Asesor COVID-19, manifestó que “no hay estudios responsables ni bien documentados respecto a esa asociación”.

El Grupo de Virología explicó que “la culpa (del mito) reside en un estudio publicado en 1998”, el cual “sugirió que la triple vírica (vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola), o una infección provocada de forma natural por el virus del sarampión, puede causar el autismo”.

Sin embargo, “se comprobó que la investigación en que se basaba ese estudio estaba manipulada. El médico que lo publicó perdió su titulación y la revista de medicina que lo publicó se retractó”.

2. Somos conejillos de indias porque la vacuna se demoró menos del periodo normal de investigación

El presidente de la Sociedad de Farmacología de Chile (Sofarchi), también miembro del consejo asesor, doctor Jorge Fuentealba, señaló que, justamente, el objetivo de las vacunas es evitar que las personas sean “conejillos de indias”.

“La investigación clínica lo que resguarda, es que la población general no se vea expuesta a riesgos potenciales sin tener una previa evaluación y, por lo tanto, por eso los estudios tienen varias fases”, detalló.

Además de las fases, luego de que las vacunas o medicamentos son aprobados, existe la farmacovigilancia. Ello permite, según Fuentealba, “ver si es que está produciendo algún problema no detectado previamente en la población general”, con el fin de modificar las indicaciones y “dar recomendaciones para su uso más seguro”. Lo anterior, es normal y es parte de lo estandarizado para el uso de fármacos y derivados.

En cuanto al tiempo en que se generó la vacuna. El Grupo de Virología sostuvo que “no se partió de cero, ya había varios grupos de científicos trabajando en proyectos para virus similares o de interés para la salud pública: SARS, MERS, ébola, zika y otros. Incluso algunas de las vacunas candidatas para otros coronavirus ya habían llegado hace años a fase clínica I”.

Lo anterior, sumado a una fuerte inversión económica y a la colaboración internacional, fueron claves para que la vacuna estuviese lo antes posible.

Archivo | Agence France-Presse

3. La vacuna del COVID-19 altera nuestro ADN porque está hecha de ARN

Tanto el Grupo de Virología, como el ex ministro y el doctor Fuentealba, coinciden que esta afirmación es falsa, ya que es “imposible” que eso ocurra.

El grupo de doctores de la Universidad Autónoma de Chile explicó que “los científicos crean un ARN mensajero (ARNm) sintético en el laboratorio, el cual contiene una copia de parte del código genético viral (algo así como el 5% del genoma viral). Este ARNm se introducirá en nuestras células y permitirá a la maquinaria celular poder fabricar una proteína viral llamada espícula o proteína S, y así estimulará al sistema inmune. Luego de esto, el ARNm inyectado desaparece al ser degradado por nuestras propias células”.

Los expertos sostuvieron que no hay evidencia en la biología molecular de que el ARNm utilizado en las vacunas frente a la COVID-19, pueda modificar el genoma.

4. Si me vacuno me va a dar COVID-19

En cuanto a este mito, el ex ministro de Salud, comentó que “justamente la primera consideración que se tiene es que la vacuna esté completamente exenta de provocar una enfermedad como la del covid, si esa parte no resulta, no se desarrolla (la vacuna)”.

Entonces, ¿si me vacuno es imposible que contraiga el virus? No. El Grupo de Virología explicó que una persona vacunada aún puede infectarse con el Sars-Cov-2, pero de ocurrir, presentará síntomas mucho más leves que si no se hubiera vacunado.

5. Si me vacuno contra la COVID-19 podré dejar de usar mascarilla y lavarme tanto las manos

No. Los expertos señalaron que de acuerdo al plan de vacunación del Minsal, que es gradual, las medidas sanitarias deberán mantenerse, idealmente hasta obtener la “inmunidad de rebaño”, es decir una respuesta inmune colectiva, ya que, aunque la persona esté vacunada, puede funcionar como vector de la enfermedad.

El Dr. Fuentealba especificó que, en el caso de la vacuna Pfizer/BioNTech, después de recibir la primera dosis, “hay un periodo en el que el cuerpo necesita empezar a generar los anticuerpos, y ese periodo en los estudios clínicos que se presentaron, se observó que eran 12 días”. En ese día (día 12), “tu cuerpo ha alcanzado un 52% de protección”, es decir, aún está el riesgo de infección, por lo que las medidas sanitarias deben conservarse. Al cabo de 21 días, el cuerpo “es capaz de generar el 95% de eficacia de protección”.

Sobre este 95% de eficacia de esta vacuna en particular, el Dr. Fuentealba precisó que la interpretación correcta es que, de 100 individuos, 95 no se contagiarían. A modo de referencia, comparó el porcentaje con la eficacia de los anticonceptivos orales, los cuales son del 99%.

“Ningún medicamento va a tener un 100% cerrado de eficacia, siempre va a haber algún factor externo que condicione esa falta de 100%”, aseguró y explicó que “el factor de eficacia te da una seguridad, respecto del beneficio que vas a obtener versus el riesgo”.

6. La inmunidad que otorga la vacuna tiene una corta duración y “para eso no me vacuno”

En el caso de la vacuna que llegó al país, ésta permite desarrollar una inmunidad mínima de 52 días. El grupo de virólogos afirmó que “lo más probable es que ese tiempo sea mayor a medida que obtengamos más datos de los estudios clínicos”.

En tanto, el Dr. Fuentealba indicó que el objetivo principal de la vacuna es evitar el contagio y la propagación.

“Con 52 días de esta vacuna, lo que nosotros esperamos es cortar ese ciclo de contagio que tiene a la sociedad en pandemia. Eso nos permite ordenar los sistemas sanitarios, descomprimir los sistemas de urgencias y ordenar todas las medidas que haya que tomar para seguir manteniendo en control ese ciclo”, describió.

Alertó también que “lo que hoy tenemos es un ciclo de contagio que es una locura, que no está controlado, que la Navidad ha hecho que olvidemos que estemos en pandemia y probablemente eso va a impactar en la estadística”, por tanto, tener la “ventana de 52 días” es una buena herramienta para controlar y finalmente, erradicar el virus.

“La vacuna contra la varicela y el sarampión cumplieron ese objetivo hasta que aparecieron estos grupos que dijeron que vacunarse hacia mal, hay brotes importantes de sarampión que se pensaba que era una cepa que estaba erradicada y no era tan así, lo que pasaba es que estaba bajo control”, enfatizó.

7. Si ya me contagié, no debo vacunarme porque tengo los anticuerpos.

Falso.

“La recomendación es que los ya cursaron la infección sí se vacunen”, explicó el grupo de expertos de la Universidad Autónoma. Esto, detalló el presidente de la Sofarchi, quien además es académico de la Universidad de Concepción, debido a que los anticuerpos decaen “no sé si a los 37 o 40 días después del contagio. Por lo tanto, va a pasar un periodo en que evidentemente estás protegido, pero después te puedes contagiar igual y hay evidencia en nuestro país de gente que se ha contagiado dos y tres veces”.

Archivo | Agence France-Presse

Mitos conspirativos

8. Para generar las vacunas usaron células extraídas de fetos abortados.

Falso.

Este mito no ha resonado tanto en Chile, sin embargo, las redes sociales son rápidas, por tanto, es necesario aclarar esta afirmación que generó incluso una declaración por parte del Vaticano.

Primero, el Grupo de Virología señaló que “el uso de células o líneas celulares se limita a las vacunas de virus inactivado. La de Pfizer no necesita de uso de líneas celulares en su manufactura”.

Pero ¿qué son las líneas celulares? El Dr. Fuentealba expuso que “es una línea de células inmortales, que generalmente se obtienen de tejido tumoral”. ¿Es peligroso? No, “no significa que tú estés utilizando el material carcinogénico de eso para hacer tu remedio y tus pruebas. Lo único que te proporciona es un tejido donde hacer tus pruebas, porque si son células que son súper resistentes y casi inmortales, y les das un medicamento y las matas a todas, es una señal de alerta”, ejemplificó.

El experto enfatizó en que son líneas de trabajo validadas hace años y que en ningún caso tienen relación con fetos abortados.

9. La enfermedad es real, pero no la causa un virus sino la 5G y la vacuna no puede solucionar eso

Falso.

“No existe ninguna prueba que la red 5G (o cualquier otra) pueda ser perjudicial, ya sea con el coronavirus o en general sobre la salud de las personas”, manifestó el grupo de virología. A su vez, señalaron que la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuenta con un apartado especial para quienes tengan dudas sobre la implementación de esta tecnología.

Detallaron que “hasta la fecha, y después de muchas investigaciones, no se ha detectado ningún efecto adverso para la salud relacionado causalmente con la exposición a tecnologías inalámbricas”.

10. La vacuna china es de mala calidad, y tiene fines políticos. Por medio de las vacunas nos insertarán microchips para controlarnos, es parte del nuevo orden mundial.

“Yo no sé si habrá un gobierno que necesite efectivamente insertarnos un microchip para saber lo que hacemos o dónde estamos, porque nosotros gratuita y voluntariamente hemos aceptado eso a través de nuestros celulares”, comentó el Dr. Fuentealba, y agregó que, si bien no ha tenido en sus manos los antecedentes para estudiar la calidad de la vacuna china, “tenemos que sacar un poco el mito de que todo lo que viene de china es malo”.

En tanto, el grupo de tres doctores de la U. Autónoma, confirmó que las vacunas no portan ningún microchip que busque controlar a la gente.

“Lamentablemente esto no pasa de ser un rumor malicioso que se propaga por redes sociales. Si quiere saber sobre la confiabilidad de las vacunas de distintos países, se sugiere recurrir a páginas de organismos técnicos internacionales como la OMS”, recalcaron.

¿Entonces?

El ex ministro de Salud y profesor de la Universidad Católica CLAPES UC, opinó que las afirmaciones conspirativas “son fenómenos de la postmodernidad, a los que uno tiene que prestar atención porque son ambientes de mucha duda”. Frente a esto, sostuvo que “hay que tratar de construir una cultura de cooperación, de una ciudadanía más informada y exigente con los antecedentes que se les entrega”.

Erazo también señaló que “hoy hay una cultura antivacunas que se ha ido instalando que yo creo es más bien ideológica, sin desconocer lo importante que es la ideología, pero en este caso creo yo que lo que tiene que prevalecer es la evidencia científica y particularmente los resultados experimentales que se han tenido”.

“Me atrevería a decir, que el 99% de las vacunas a nivel mundial han resultado ser tremendamente exitosas para proteger la salud de la población infantil y la población en general”, indicó.

Por su parte, el Dr. Fuentealba dijo que “hoy tenemos una conciencia social de que la salud es importante y trabajamos para que eso así ocurra, no creo que sea otro el objetivo, de que la población no sufra y esté sana”.

En cuanto a los acuerdos con laboratorios extranjeros, el miembro del Consejo Asesor de COVID-19, dijo que “la decisión se tomó en base a investigación científica concreta y sólida, respaldada por investigaciones de las mejores revistas a nivel mundial y en base al análisis de esos antecedentes, se llegó a la convicción de que el beneficio de las personas de vacunarse es mucho mayor que el potencial riesgo”.