En medio de la pandemia, la falta de acompañantes en los partos ha sido uno de los mayores problemas que deben enfrentar mujeres en hospitales y clínicas, lo que se considera parte de la violencia obstétrica.
No obstante, esto ha ido empeorando debido a la emergencia sanitaria y los protocolos sanitarios que han aplicado algunos recintos.
La prohibición de acompañante durante el parto aparece como la principal forma de violencia obstétrica que, según organizaciones, ejercen centros hospitalarios y clínicos, a pesar de estar normado y asegurado en los protocolos del Minsal.
A esto se suma la ausencia de contacto físico entre la madre y en recién nacido, según detalló el director de la Fundación Observatorio de Violencia Obstétrica de Chile (OVO), el matrón Gonzalo Leiva.
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Por eso es que OVO junto a un grupo de diputados del Frente Amplio oficiaron a los ministerios de la Mujer y de Salud para que se evalúe el cumplimiento de los protocolos sanitarios al respecto y se revisen las denuncias de este tipo de violencia, que se dan en mayor medida en el sector público, según los datos de la fundación.
La diputada Claudia Mix, una de las firmantes del oficio, pidió claridad por parte de la autoridad y que se avance en un proyecto de ley que está en el Congreso.
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Según un estudio de la Colectiva Contra la Violencia Ginecológica Obstétrica, de este año, un 79,32% de las encuestadas dijo haber sufrido este tipo de violencia antes, durante y después del parto.
A más de un 44% no le hicieron firmar el consentimiento informado y de las que sí firmaron casi un 47% debió hacerlo durante el trabajo de parto.
A un 28,6% se le prohibió ingresar con una persona de confianza en el parto.