La identificación de contactos estrechos por caso alcanza un promedio nacional de 2,8 personas, lejos de las 10 que recomienda la OMS o las 30 que registran países como Australia. En los hechos, no se estaría trazando ni siquiera a quienes viven con el paciente contagiado, pues el promedio de habitantes por hogar, según el último censo, es de 3,1 personas. En la capital, preocupa el caso de la comuna de Santiago, con apenas 0,4 contactos por caso.
Durante la madrugada de este miércoles, el Ministerio de Salud entregó su Informe de Indicadores de la Estrategia Nacional de Testeo, Trazabilidad y Aislamiento (TTA), entre el 15 y el 21 de agosto, con el cual dejó en evidencia sus notorias falencias respecto a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y respecto a la experiencia internacional.
En particular, se trata del primer reporte que aborda la situación específica de la estrategia (TTA), pues los anteriores habían sido incorporados dentro de los informes epidemiológicos entregados cada semana, y en esta ocasión entregó un indicador clave: la proporción de contactos identificados por caso.
Es decir, cuántas personas han logrado identificar los trazadores como contacto estrecho -supuestamente- en menos de 48 horas.
Y las cifras son desalentadoras. El promedio nacional da cuenta de 2,8 contactos por caso, un número bajísimo considerando que -de acuerdo al último censo- en Chile viven 3,1 personas por vivienda. Es decir, no se estaría trazando ni siquiera a los contactos estrechos que viven con el caso contagiado.
Desglosado por regiones, los peores exponentes son Valparaíso (1,4), Antofagasta (1,9), Metropolitana (2,1), Arica (2,3), Los Lagos (2,3) y Magallanes (2,3).
En tanto, las mejor ubicadas son Aysén (4,5), Atacama (3,9), Maule (3,5), Bío Bío (3,5) y Los Ríos (3,1), las únicas que están por sobre el promedio nacional de habitantes por vivienda.
En el primer grupo destaca la situación de El Quisco, en Valparaíso, que entre el 15 y 21 de agosto registró 21 casos nuevos, y en cuyo grupo apenas fueron identificados 7 contactos estrechos, lo que arroja 0,3 personas por caso.
En el otro extremo, asoma el caso de Lebu, en Bío Bío. De 2 contagios en dicho periodo identificaron 136 contactos, con lo que registró 68 personas por caso.
La situación de la capital, en tanto, registra sus peores indicadores precisamente en la comuna de Santiago, con 0,4 contactos por caso. De 67 casos nuevos lograron identificar a 25 contactos estrechos, pese a que es una comuna con conocidos problemas de hacinamiento y alta densidad poblacional.
El pasado 12 de agosto -luego que se entregaran las primeras cifras de trazabilidad, cuyo informe destacaba en general más de 80% de casos investigados- la subsecretaria Paula Daza explicó que, en simple, antes de 48 horas se le pregunta al contagiado por su estado de salud, se informa sobre el aislamiento y se le consulta por contactos estrechos, con lo que se inicia la investigación de contactos estrechos.
Y en el balance de este miércoles, admitió dificultades en la trazabilidad y anunció que están trabajando campaña para reforzar la estrategia TTA. “Muchas veces notifican un número de personas, pero ahí estamos haciendo un trabajo, vamos a hacer una campaña para que las personas que son caso confirmado notifiquen sus contactos estrechos, porque son a ellos que también tenemos que hacer el seguimiento”, aseguró.
En ese sentido, remarcó que en algunas comunas se está llegando a 3,4 ó 5 contactos estrechos, pero reconoció que en otras la cifra es menor, por lo que “ahí estamos haciendo un trabajo con la atención primaria, la Seremi de Salud, para que cuando se notifique el caso confirmado se identifique a aquellos contactos estrechos”, subrayó.
“El Gobierno nos dice, mira, tenemos una trazabilidad de 80%. Pero ¿dónde está la trampa? Son 48 horas, pero no desde la sospecha del coronavirus, sino desde que le entregan el resultado del examen”, explicó el secretario general del Colegio Médico, José Miguel Bernucci, en el “Conversatorio ¿Estamos preparados para el desconfinamiento?”, organizado por la Mesa Social de Viña del Mar.
A la fecha, se sabe que el promedio de demora de la entrega del examen en Chile son alrededor de 4 a 5 días. Por lo tanto, tardan esos 4 días más los 2 días para contactar, de modo que la trazabilidad no se está haciendo dentro de las primeras 48 horas, sino dentro de los primeros 6 días. En ese contexto, “la cantidad de contacto que se genera en 6 días es demasiado y por lo tanto no se puede hacer el seguimiento”, subrayó Bernucci.
“Trazabilidad extremadamente mala”
Por otro lado, explicó que la OMS recomienda lograr 10 contactos por cada caso, de modo que las cifras de Chile (2,8) están muy lejos de esa meta.
Y al revisar la experiencia internacional, destacó el ejemplo de Australia, que encuentra 30 contactos por caso. No obstante, Daza dijo que “lo ideal es tener 3 a 4 contactos por caso investigado”, según señaló en el balance del domingo pasado.
En ese contexto, Bernucci advirtió que “nuestra trazabilidad está siendo extremadamente mala. Y si el Gobierno dice que se cumple entre comillas el 80%, no está cumpliendo su fin, que es cortar la cadena de contagios. Y eso es lo que está pasando en la quinta región, en Magallanes, y en todos los lugares donde los brotes se nos están volviendo a escapar. El problema es que si eso vuelve a pasar en Santiago, por la cantidad de personas que tenemos, nuevamente nos vamos a encontrar con 7.500 o con 8.000 casos diarios”, alertó.
La misma postura compartió Juan Carlos Said, médico internista del Hospital Sótero del Río y Máster en Salud Pública, quien advirtió la situación el lunes de la semana pasada ante la Comisión Investigadora Covid-19 de la Cámara.
“Cualquier trazabilidad que esté ubicando a menos de un promedio 5 contactos, probablemente no está siendo útil. Claramente (en Chile) es insuficiente y lo más probable es que no logre contener un brote”, remarcó ante la instancia parlamentaria.
Al momento de las comparaciones, incluso fue irónico en sus redes sociales. Primero compartió un caso de Nueva Zelanda, que identificó a 11 de 16 personas que tomaron un bus con un infectado de Covid-19.
Y luego aseguró sarcásticamente que “en Chile somos afortunados. El coronavirus no viaja en las micros, así es que no es necesario tener un plan de trazabilidad para pacientes Covid-19 en el transporte público”.
¿Cómo se hace en otros países?
Si bien en países como India literalmente se aplica el control de movilidad a palos (ver video), cuentan también con una app de trazabilidad -la con mayor cantidad de usuarios-, al igual como lo han hecho otros países con casos exitosos como Nueva Zelanda o China, con cuyo mecanismo registran detalladamente los lugares que una persona ha visitado.
En el caso del gigante asiático, con un poco más de polémica en torno a la privacidad, pide a los usuarios registrarse con nombre y número de identificación. Con un PCR negativo, da luz verde. Se valida en el transporte público y todo lugar donde la persona vaya.
Si la app detecta que estuviste en algún lugar con alguien que dio positivo, enciende una alerta amarilla y solicita al usuario tomarse el test. Dependiendo del resultado puede volver a tener luz verde para salir o, si da positivo, lo clasifica en rojo y le ordena cuarentena, lo que básicamente permite una trazabilidad completa y desactiva de forma efectiva los focos de propagación del virus.
Una línea similar sigue el país oceánico, aunque con mayor protección a la privacidad, mediante la app NZ COVID Tracer, cuyo registro sólo exige un correo electrónico y deja todos los demás ítem a voluntad del usuario.
A través de la plataforma puede registrar las visitas que realice a centros comerciales, edificios, transporte público o parques, escaneando un código QR ubicado físicamente en dichos lugares, de modo que se crea un “diario digital de visitas” que conserva la información por 31 días gracias al número identificador del local contenido en el código QR, que precisa nombre, dirección y hora del escaneo.
Y si bien claramente su éxito depende del nivel de digitalización de la población, sistemas como estos permiten -por ejemplo- identificar efectivamente a pasajeros de un bus que coincidieron con un caso positivo, un aspecto aún no resuelto en Chile y que los expertos cuestionan, pues varias ciudades ya iniciaron el desconfinamiento y muchas personas -particularmente en Santiago- han tenido que enfrentarse a un sistema de transporte público que habitualmente se encuentra saturado.