Una vez hizo llover con un avión, creó una playa en Santiago, instaló botones de pánico y construyó canchas de esquí con nieve artificial.
Y, ahora, el mismo se reinventó como socialdemócrata. Una nueva particularidad. Frase que dejó al alcalde de Las Condes y precandidato presidencial UDI, Joaquín Lavín, sobre una percepción ciudadana de asombro e incredulidad.
Su confesión como “socialdemócrata” dejó estuperfacto al mundo político.
Esta vez logró lo imposible: La izquierda y la derecha con las bocas abiertas, sin creer lo que escuchaban.
Lavín fundamentó luego que la idea era incorporar al futuro de Chile diversas miradas y una de ellas, para él, es la citada corriente política. Y, para eso está el creativo economista titulado en la Pontificia U. Católica de Chile y máster en la misma área de la Universidad de Chicago.
Antes pinochetista y hoy por el “Apruebo”.
Un socialdemócrata a su pinta, al estilo “bacheletista aliancista”, a la manera Joaquín Lavín, un supernumerario o miembro de la prelatura del Opus Dei y socialdemócrata al mismo tiempo, sólo Lavín.
Tres cientistas políticos de prestigiosas universidades realizaron una especie de “fact checking” a la polémica frase de Lavín. Algo así como una autopsia, una revisión con lupa a la controvertida autodenominación.
¿Es socialdemócrata Joaquín Lavín?
Politóloga parte I
La doctora en Ciencia Política por la Universidad de Northwestern (EEUU) y cientista política de la Universidad de Buenos Aires, hoy profesora de Ciencias Políticas de la UC, Javiera Suárez-Cao, sostiene que Lavín se aleja de los principios en los textos y no representa a esa corriente política.
“No, creo que no. Lo acercaría más a una Democracia Cristiana, a un socialcristianismo, pero no a lo que entendemos, desde Europa como socialdemocracia, que además en Europa es un fenómeno bastante agnóstico, ya que al frente están los religiosos o la derecha, ya sea católica o protestante”, explica.
“Es un poco estirar el concepto. Es un fenómeno muy europeo, aunque los podríamos estirar hasta Barack Obama, en USA, o al Frente Amplio en Uruguay. Pero está muy relacionado con un Estado Interventor para solucionar los problemas del mercado. No un Estado Omnipresente, pero si que provea una red y políticas sociales. En otra época relacionada con el keynesianismo, hoy no tan así. Por lo tanto, no lo vería tan afin, incluso, de un discurso nacionalista, como planteó Lavín sobre el cierre de fronteras a los migrantes”, dice Suárez-Cao.
También, la misma experta plantea otra dimensión de la socialdemocracia que se contrapone con Lavín. Los derechos culturales, reproductivos y valóricos.
“Tiene que ver con los derechos, progresistas, por ejemplo, los derechos reproductivos para las mujeres, con temas de diversidad sexual, que la socialdemocracia está comprometida hoy con las sociedades diversas, multiculturales y eso choca con un lenguaje tolerancia cero, más conservador y cercano a la derecha”.
“La socialdemocracia es más de izquierda, no sólo en temas económicos, sino que también en temas culturales, de educación sexual integral. A Lavín no lo veo tan cerca”, precisa.
La ciestista política asegura que la condición de Opus Dei de Lavín se accidenta con la concepción valórica de un socialdemócrata.
“La socialdemocracia implica un montón de derechos que, desde el punto de vista religioso, no les parece correcto o se contradicen con ese estilo de vida. No digo que una persona que sea promercado, tenga que ser muy religiosa, pero respecto de la parte de diversidad de derechos y en la parte valórica lo veo más comprometida”, cierra la catedrática.
Politólogo parte II
Robert Funk, académico del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, deja abierta la duda respecto de lo que podría ser Joaquín Lavín a cargo de un gobierno nacional, más que uno comunal. Algo así como “en la cancha se ven los gallos”.
Sin embargo, hay algo que lo limitaría más que la dimensión del cargo y es su militancia en la UDI.
“Creo que lo se refería Joaquín Lavín es que cree que en una Estado que asegura o que apunta a ofrecer base mínima a los ciudadanos. Eso ha tratado de hacer en Las Condes. La pregunta es si va será posible hacer eso a nivel nacional, dado las limitaciones que hay en todo, como presupuesto y modelos económico. Una pregunta interesante sería saber si sigue creyendo en un Estado Subsidiario, que está en contraposición a lo que es una socialdemocracia”, destaca Funk.
Pese a la duda e hilando más fino, sobre si la frase de Lavín lo representa, Funck señala que “creo que no representa lo que hemos conocido, hasta ahora, de Joaquín Lavín, pero, eso no quiere decir que no haya entendido que el país está reclamando por alguien más parecido al modelo socialdemócrata y está dispuesto a ofrecer eso”.
Ahora, si Lavín podría ofrecer lo anterior desde un partido como la UDI, dice que “es díficil, en la medida que sigan defendiendo un concepto como estado subsidiario”.
Politólogo parte III
Cristóbal Rovira, director del Instituto de Investigación en Ciencias Sociales (Icso) de la Universidad Diego Portales (UDP), tampoco le da luz verde a la autodenominación del alcalde de Las Condes.
“Lo primero que hay que distinguir es él como figura y el partido donde milita. Si partimos por lo último, no hay ninguna posibilidad de que uno pueda pensar que la UDI, si uno va a sus estatutos, historial, forma en que vota en el Congreso, uno lo pueda considerar como partido socialdemócrata”, acota el académico.
En ese sentido, recalca que la UDI es un partido de derecha y de hecho “es el más a la derecha, solo superado por el Partido Republicano de Kast. Por lo tanto, no hay ninguna posibilidad de que sea socialdemocracia, de hecho es lo opuesto”.
Sin embargo, al igual que Funck dijo que Lavín se ha ido desmarcando del gremialismo y aseguró que ha sido clave, desde hace tiempo, en moderar las posiciones de la derecha en Chile.
“De hecho Joaquín Lavín parece jalar a la UDI mucho más a un centro político”, afirma.
En el balance, Rovira destaca que “diría que él como persona no es lo que hoy dice es, en la definición clásica de los partidos socialdemócratas, que lo que van hacer es decir de que tiene que haber un Estado muy fuerte, que se tiene que garantizar derechos sociales, de que el rol del Estado en la economía es bastante importante, tiene que limitar la acción del libre mercado”.
“Si uno toma esa definición de los principios rectores de la socialdemocracia y uno ve la historia de Lavín me cuesta decir que él es socialdemócrata. Pero, creo que más que eso, el juego que él hace es tratar de moderar las posturas de la derecha y así leería este intento”, finaliza.
En resumen, incluso con la crítica de “zigzagueo político” por parte de Evelyn Matthei, deja el sabor de que…, “aunque se vista de seda, Lavín queda”.
Eso no cambia ni muta. El material genético manda, aunque los expertos precisan que los cambios pueden ser beneficiosos, nocivos o no tener efecto.