Durante la mañana de este jueves sesiona la Sala del Senado con motivo de abordar y analizar el conflicto en la región de La Araucanía, instancia donde el ministro del Interior, Víctor Pérez, participa vía telemática.
En la instancia el ministro Pérez solicitó escuchar previamente a los senadores antes de dar cuenta de la estrategia y de los hechos de violencia en La Araucanía.
En ese sentido, uno de los senadores que intervino fue Felipe Harboe (PPD), quien pidió disculpas por su gestión en gobiernos anteriores. Recordemos que Harboe se desempeñó como subsecretario del Interior bajo los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. Además, fue subsecretario de Carabineros en el gobierno de Lagos.
“Quiero humildemente pedir perdón, perdón por los errores que cometí en el ejercicio de mis funciones y por la incapacidad como dirigente político y como servidor público de no haber logrado y no haber aportado definitivamente a una inclusión real de los pueblos originarios”, sostuvo.
Agregó que “más allá de los enormes esfuerzos y algunos avances que se han hecho en materia de entrega de tierra y otros, Chile sigue siendo un país racista y clasista, y eso debería provocarnos, debería agredirnos como funcionarios públicos, como servidores”.
“No podemos seguir haciendo más de lo mismo si el resultado va a seguir siendo igual. Debemos entender que Chile no puede seguir enfrentándose de esta manera, entre chilenas y chilenos, pero también debemos saber distinguir”, aseguró.
“Un nuevo diálogo”
“En lo político necesitamos un nuevo diálogo, un diálogo que tome como base la experiencia pasada: los buenos elementos y aquellos que no sirvieron, para no repetirlos. Un diálogo donde la inclusión no sea una expectativa, sino un derecho. Donde la inclusión política se materialice, no en discursos, en reformas”, indicó.
Añadió que “así como en la política hemos sido capaces de hacer reformas para los políticos en 24 o 48 horas, yo desafío a su excelencia el Presidente de la República, a que le ponga discusión inmediata al reconocimiento constitucional de los pueblos originarios, a la inclusión de escaños reservados para el parlamento y para la convención constitucional”.
“De esa forma vamos a tener instalado en los estamentos decisionales de nuestro país a nuestros pueblos originarios”, adujo.
Harboe se refirió a la inclusión social, señalando que es necesaria y que ésta debe venir “con un reconocimiento de la lengua y de sus costumbres, de la formas de vida. Ser comunidad de pueblo originario no puede ser sinónimo de pobreza y de falta de dignidad y de equipamiento. Debemos rearticular la inversión pública para darle dignidad, pero en su propia cultura”.
“Debemos habilitar condiciones dignas para vivir de nuestros pueblos originarios, esto implicará probablemente ceder poder. Sí, ceder poder del Estado, de los políticos y también del mundo productivo”, aclaró.
En ese sentido, el senador Harboe propuso una serie de planteamientos en la línea de reconocer y apoyar a los pueblos originarios.
“Hay que ser creativo. ¿Por qué no pensar hoy, por ejemplo, en incluir en directorios de empresas productivos de la zona a representantes de las comunidades para que sean parte de los procesos y puedan incluir su cosmovisión dentro del proceso productivo?”, ejemplificó.
Además, sugirió: “¿Por qué no pensar, por ejemplo, en dejar un porcentaje de las utilidades a las comunidades que se sienten afectadas? ¿Por qué no pensar, por ejemplo, en utilizar de una vez por todas los instrumentos tributarios para dejar en los territorios parte de los impuestos de las empresas que realizan su actividad productiva?, para que esa actividad productiva de verdad signifique un mejor vivir para las comunidades”.
“Sin paz social no hay crecimiento posible y sin crecimiento no tendremos nada que repartir para mejorar las condiciones de vida de nuestra gente, pero este proceso de inclusión urgente no debe confundirse con la violencia y los delitos”, manifestó.
Sobre lo mismo, declaró que “la violencia no puede aceptarse por muy legítima que sea la causa que se defiende. Muchas veces la violencia contagia de ilegitimidad la causa que defiende. No a la violencia, de ninguna parte y por ninguna causa. Eso debe ser un principio en todos los legisladores y en todos los líderes políticos y sociales”.