El capellán nacional de Gendarmería, el sacerdote jesuita Luis Roblero, se refirió al actual panorama que viven los reos en contexto de coronavirus y aseguró ser partidario de la ley que cambia las medidas de reclusión en el caso de los adultos mayores.
En conversación con La Radio, Roblero sostuvo que las cárceles siempre han sido una bomba de tiempo “por las condiciones de hacinamiento, insalubridad, precariedad, abandono” y que “la pandemia aumenta las probabilidades de que vuelvan a estallar en todos los sentidos”.
Según el capellán, el problema “es el abuso de la carcelación, ese es el problema de fondo, cuando tú como única medida para hacer justicia — justicia para con los pobres — tú tienes cantidades enorme de personas que quizás podrían pagar con una pena alternativa”.
“Por ejemplo, tú tienes a la fecha de hoy más de 1.000 personas que tienen menos de 300 días de condena, o sea, imagínate lo absurdo y el abuso de la carcelación, entonces esto se traduce en un hacinamiento tremendo, en un sistema de condena que no repara (…) los daños, ni para la víctima ni para el victimario, porque las condiciones no permiten reparar los daños, y finalmente es un hacinamiento que en caso de esta enfermedad, son bombas de tiempo”, aseguró.
Además, mencionó que “hay un abuso de la cárcel como único medio para pagar una condena”, agregando que existen casos que podrían cambiarse por arresto domiciliario.
Sobre las medidas que considera prioritarias para aplicar en cárceles, señaló que “lo primero (…) es cuidar a los gendarmes, porque si se enferman los gendarmes ahí nos vamos a meter en un lío monumental, entonces tienen que haber medidas extremas como las que se están tomando de cuidado a los funcionarios, esta semana se van a empezar a poner algunos túneles sanitarios, el uso de las mascarillas, los guantes, las reglas de higiene, etc”.
“Lo segundo, yo creo que, de las cosas que están haciendo en gendarmería que me parecen espectaculares, es tratar de liberar algunos módulos en las cárceles para que sean espacios de seguridad, de cuarentena, de cuidado de los que se vayan enfermando, etc”, adujo.
Como tercera medida, añadió una acción que ya esta en proceso: “Se están habilitando (…) algunos espacios ya mayores para que a nivel regional también se puedan ir derivando aquellos casos que tienen, por ejemplo, enfermedades crónicas, adultos mayores, personas que son más de riesgo. Se trata de cuidar a aquel que podría ser más gravemente impactado por la pandemia”.
Sustitución de penas
Sobre el actual proyecto de ley de sustitución de pena, señaló que afectará a “muy pocos, pero por una vida que se salve ya vale la pena, porque hay muchos requisitos, por ejemplo, que no sean reincidentes (…), que no sean personas que hayan cometido delitos graves que pongan en riesgo la seguridad del resto de la población”.
“Hay delitos que sí efectivamente son riesgosos para la población, entonces el número de personas se achica bastante, pero (…) aunque sean 100, 200, vale la pena”, agregó.
Consultado sobre si es partidario de liberar a personas que estén en Punta Peuco, Roblero señaló: “Sí, por supuesto. Yo creo que todos tenemos derecho a morir con nuestras familias y no porque la persona haya hecho y cometido un crimen horroroso como el que cometieron, no porque todavía no podamos encontrar más de 1.000 detenidos desaparecidos y que sus familias no los puedan enterrar, despedir, no porque hayan torturado de manera innombrable, no por eso nosotros nos vamos a transformar también en hombres y mujeres y personas sin alma”.
“Hay mucho abuelo en Punta Peuco, yo creo que el torturador ya no existe, hoy lo que existe son abuelos de tercera edad muy avanzada con todos los efectos de la cárcel en el cuerpo, personas que van quedando ciegas, personas con diabetes, personas que ya tienen 80, 90 años, personas que dejan de ser autovalentes, entonces yo no sé que sentido tiene la cárcel en esas condiciones, para ellos y para todos”, detalló.
Sobre su postura de aprobar la ley de indulto humanitario, sostuvo: “Yo siempre he dicho que sí, que la dictadura ya terminó. Lo que corresponde es sacar las lecciones de la dictadura que parece no las hemos sacado del todo porque el ambiente político está muy revuelto también”.
“Ojalá que hayamos aprendido las lecciones de la dictadura, pero no vamos a aprender las lecciones de la dictadura dejando que aquellos que fueron parte activa y que lograron apresar, mueran dentro de la cárcel”, abundó.
Además, explicó que entiende “el dolor de las victimas, o sea, es imposible no entenderla. Una persona que fue torturada, una mujer que fue torturada por torturas como las que relata el Informe Rettig y Valech, que son cosas (…) que cuesta creer que un ser humano las cometió”.
Consultado por la reacción que puede existir en la sociedad sobre la expansión del coronavirus en cárceles, sostuvo que “a mí me da mucho miedo es que del tema de la seguridad, o sea del problema de la sanidad, de una crisis sanitaria, pasemos a una crisis de seguridad, eso me da mucho miedo”.
“En las cárceles el dolor, el hacinamiento, yo vi esa angustia de que estás dentro y afuera están tus seres queridos, a veces eso se transforma en violencia y eso si que es delicado, eso muy grave, entonces podemos pasar de una crisis sanitaria a una crisis de seguridad y esta crisis de seguridad normalmente terminan con muertes, entonces ese es el peor escenario”, puntualizó.