Este viernes, el exvicealmirante de la Armada, Gustavo Jordán Astaburuaga, fue designado por el presidente Sebastián Piñera como nuevo director de la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI).

Con ello, el Mandatario zanjó la salida de Luis Masferrer, quien puso su cargo a disposición del Gobernante según reveló un reportaje de la Unidad de Investigación de Radio Bío Bío.

Jordán trae un perfil que es de interés de La Moneda, ya que entre 2004 y 2005 lideró el área de Inteligencia de la Armada.

Durante su paso por esa división, según un comunicado del Gobierno, “optimizó la gestión operacional, desarrollando nuevas capacidades de Inteligencia en la zona norte y austral de Chile”.

Jordán, además, se incorpora con estudios de Ingeniería en Armas y mención en Navegación de la Escuela Naval y Academia Politécnica Naval.

Sumado a lo anterior, profesionalmente, fue director general de Finanzas de la institución (2009); comandante en jefe de la Primera Zona Naval (2005-2006); y director de Ingeniería en Sistemas Navales (2003-2004).

Jordán también tiene experiencia laboral en el extranjero. De acuerdo a La Moneda, fue jefe de la misión naval y agregado ante el Reino Unido, Holanda, Irlanda y Suecia, entre 2001 y 2003; “donde desarrolló labores de análisis estratégico en la crisis mundial tras el ataque a las torres gemelas en Nueva York”, indicaron.

No obstante lo anterior, también tiene experiencia fuera de las Fuerzas Armadas, ya que, en 2009, fue reclutado por Ramiro Mendoza para asumir como contralor general de Coquimbo, cargo que ostentó hasta 2013.

Luego, en el mismo órgano fiscalizador, fue jefe técnico de control externo, pero en Valparaíso, entre 2014 y 2016.

En el plano familiar, Jordán tiene 55 años, es casado y tiene tres hijos.

Esta mañana, la ministra vocera de Gobierno, Karla Rubilar, había confirmado la salida de Masferrer, aunque declinó dar mayores detalles acerca de su sucesor.

La exintendenta Metropolitana ya había acusado que la Inteligencia del país había “fallado” y que esta no pudo prever ni evitar los actos vandálicos derivados del estallido social del 18 de octubre.