Tras una maratónica jornada de reuniones en el edificio del ex Congreso Nacional, a 28 días del estallido social, el oficialismo logró finalmente pactar con la oposición el mecanismo con el cual se llegará a redactar una nueva carta magna, el cual quedó plasmado en un acuerdo por la paz social y la nueva constitución.
La resolución fue anunciada por todos los sectores en la Sala de Lectura, y encabezada por el presidente del Senado, Jaime Quintana, quien remarcó que es una camino de profundización demócrata para construir un verdadero contrato social y una “Constitución 100% democrática”.
Después de horas de claustro, desde el Frente Amplio a Chile Vamos -excepto el PC y la FRVS- llegaron a una propuesta que incluye un plebiscito ciudadano para abril de 2020, en el cual se consultará por la opción de una Convención Constitucional (Asamblea Constituyente) o una Convención Mixta Constitucional.
En el segundo caso, se estableció que la instancia estaría conformada en 50% por miembros elegidos por la ciudadanía y 50% por parlamentarios, los cuales -de ser escogidos para esa instancia- cesarán de su cargo apenas el Servicio Electoral (Servel) acepte su candidatura a la asamblea.
En concreto, los miembros serán elegidos en las próximas elecciones municipales, en octubre de 2020, cuyos ganadores no podrán ser candidatos en ninguna elección un año después de cesar en su cargo y sólo tendrán como objetivo elaborar la nueva constitución.
Desacuerdo de última hora
Con todo, dieron frutos las largas negociaciones, donde inicialmente las posturas de la UDI parecían irreconciliables, y en las que Renovación Nacional jugó un importante rol para lograr el acuerdo.
Sin embargo, hasta último momento fue absolutamente complicado. Previo a la última reunión que selló el pacto, el presidente de RN, Mario Desbordes, dijo que hasta último momento habían diferencias, que aunque hasta ese punto eran significativamente menores respecto a lo conversado al iniciar el día, seguían siendo importantes.
La principal pugna sobre el final giró en torno a si se forja una nueva constitución desde una “hoja en blanco” o utilizando como base la constitución de 1980.
En concreto, en la discusión Chile Vamos puso sobre la mesa la opción de un quorum de 2/3 -aceptado por la oposición- y planteó que si no hay acuerdo en algún punto se mantenga vigente el artículo correspondiente de la constitución actual.
Ese punto generó polémica entre la oposición, en lo que consideran transformaría la discusión de una nueva constitución a una simple reforma constitucional. Eso los dejó en conversaciones de pasillo y dejó en vilo el encuentro entre ambas partes para zanjar el acuerdo.
Voto obligatorio
Con todo, el humo blanco comenzó a salir recién pasada la medianoche, tras la búsqueda de un mecanismo para solucionar los casos en los que no se logre el quórum de 2/3, que considera una instancia que revisará la coherencia del articulado final tras su votación en la Asamblea Constituyente, previo al plebiscito ratificatorio, que -según el presidente del Senado, Jaime Quintana- estiman se realizaría a fines de 2021 y que contará con voto obligatorio.
Así, en términos prácticos, se realizará una especie de discusión en general y otra en particular para resolver aquellos puntos relevantes que hayan quedado inconclusos por falta de quorum, explicó el diputado UDI Jaime Bellolio.
Para que este acuerdo se concrete, el presidente de la Comisión de Constitución del Senado, Felipe Harboe, explicó que la iniciativa transversal se traducirá en un proyecto de reforma constitucional que ingresará a la Cámara de Diputados y que permitirá -en la práctica- concretar el plebiscito inicial.