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Piñera afirma que ha recibido "mucha información" sobre supuesta influencia extranjera en protestas

09 noviembre 2019 | 19:56

El presidente Sebastián Piñera abordó la crisis social que vive el país, dando sus teorías sobre su origen y reiterando haber recibido información sobre influencia extranjera en las protestas pero que prefiere ser “prudente” al respecto.

Los grupos organizados, dijo a El País de España, “son de distintos orígenes. Yo creo que hoy día hay algo nuevo, distinto a lo que teníamos hace un mes atrás, pero necesito pruebas para poder afirmarlo”.

Respecto de la presunta influencia extranjera, indicó que “no descarto nada. He recibido mucha información, alguna de ella de origen externo, que afirma que aquí hubo intervención de Gobiernos extranjeros. Pero quiero ser prudente, hemos entregado esa información a la Fiscalía, que es la que por mandato de la ley debe investigar los delitos en Chile”.

Entre las fuentes, mencionó que “he escuchado lo que dijo un alto oficial del Departamento de Estado de Estados Unidos, he escuchado lo que dijo la OEA y muchas organizaciones muy respetadas. No descarto nada, pero como presidente de Chile tengo que ser prudente”.

¿Nueva Constitución?

Esta jornada, el Presidente protagonizó una entrevista ante El Mercurio, en que reveló planes para llevar a cabo profundas reformas a la Constitución.

Al respecto, indicó que buscan “modernizar y perfeccionar nuestra Constitución. En nuestro programa de Gobierno hay una propuesta de reforma y estamos dispuestos a debatir este asunto dentro de los canales de la democracia”.

“Lo que yo digo es que discutamos todas las reformas, y si esto termina en una modernización de la actual Constitución o en una nueva Constitución, formará parte del juego democrático. ¿Dónde debe darse? Dentro del marco que la propia democracia fijó para ese debate, que es el Congreso Nacional, el poder constituyente de nuestro país. Pero primero discutamos cuáles son los cambios que queremos y busquemos caminos de entendimiento. Los que quieren saltarse la institucionalidad democrática y fijar sus propias reglas del juego están atentando contra la democracia”, indicó.

Cuestionado respecto de la posibilidad de llamar a un plebiscito para que la ciudadanía decida si quiere o no cambiar la Constitución y elegir el mecanismo, indicó que “nuestro programa propone que cuando el Congreso logre un acuerdo de una nueva Constitución o de una Constitución modernizada, ese acuerdo sea ratificado por la ciudadanía a través de un plebiscito”.

Entre otros cambios, adelanta que buscarían “un mejor equilibrio” entre los poderes del Estado: “Ahora los poderes del Ejecutivo son excesivos en relación a los poderes que tiene el Legislativo. En segundo lugar, tiene que ser una Constitución que permita mayor participación de los ciudadanos, iniciativa popular de ley, plebiscitos comunales para que la ciudadanía pueda discutir y resolver temas que afectan a su calidad de vida”.

Hipótesis sobre la crisis

En la conversación, el mandatario defendió el modelo económico vigente en el país, argumentando que “el modelo en el cual yo creo, y voy a luchar para perfeccionarlo, es la democracia con libertad de expresión, con separación de poderes, con Estado de derecho, con respeto por las minorías. Creo en una economía libre, abierta, de mercado, competitiva. Creo también en un fuerte compromiso del Estado por luchar contra la pobreza y ofrecer mayor igualdad de oportunidades”.

“El otro modelo es el bolivariano, que ha traído en todos los países donde se ha aplicado sufrimiento, frustración, pérdida de libertad, estancamiento”, contrastó. Por ello, enfatizó en que su prioridad es “ser muy responsables y no destruir las bases de la economía. En estos tiempos de emergencia, el Gobierno tiene que tener muy claro el norte para no caer en la tentación de la demagogia y el populismo”.

Sobre del orígen del descontento en el país ante la desigualdad que derivó en el estallido social pese al constante crecimiento económico, lo atribuyó a una hipótesis que denominó el “malestar del éxito”.

“De las tres décadas de avance emergió una clase media amplia, pujante. Lo que pasa en Chile no se debe al alza de 30 pesos en el billete de Metro, sino que obedece a una realidad que venía empujando quizás hace 30 años y que no vamos a resolver en 30 días. No supimos entender que había un clamor subterráneo de la ciudadanía por lograr una sociedad más justa, más igualitaria, con más movilidad social, más igualdad de oportunidades, menos abusos. En estas semanas hemos visto estallar ese clamor, y también hemos visto una ola de violencia, de destrucción, provocada por grupos criminales organizados”, indicó.

“En el caso de Chile sin duda que se ha ido produciendo una especie de divorcio entre la ciudadanía, la política y los políticos y yo creo que eso tiene que hacer reflexionar a ambos lados. Los políticos tienen que entender que no pueden defender privilegios, que tienen que trabajar más y mejor. Los ciudadanos también tienen que comprender que si caemos en la profecía autocumplida de que la política es una porquería, que no sirve para nada, que son todos corruptos o incompetentes, ¿quién va a querer estar en el mundo de la política? Los mejores se van a ir. ¿Quiénes van a quedar?“, cuestionó el mandatario.

Derechos Humanos

El País consultó también al Presidente respecto de las decisiones tomadas en la línea de la seguridad pública para abordar la crisis desde los primeros días de las masivas protestas, ante lo cual el mandatario dijo que “lo que menos quiere un presidente es decretar estado de emergencia. Pero uno no hace lo que quiere, sino lo que debe”.

En su momento, aseguró, “tomamos todas las precauciones posibles para asegurar el respeto a los derechos humanos”. Entre otras medidas, indicó que se instruyó que “sólo en última instancia y si es estrictamente necesario, en lo que se llama la defensa propia privilegiada, el uso de escopetas de balines de goma que usan todas las policías del mundo”.

“¿Qué siente cuando se le acusa de violar los derechos humanos?”, inquirió el medio español, a lo que Piñera contestó que “es una acusación totalmente infundada. Hice lo posible por proteger a mis compatriotas de la violencia. Si no lo hubiera hecho y hubieran seguido quemando, no solamente estaciones de Metro, sino hospitales o aeropuertos, habría incumplido mi deber. Puedo asegurar que tomamos todas las providencias y precauciones para asegurar el respeto de los derechos humanos. Ahora, que en estas semanas de violencia pueden haberse cometido abusos, por supuesto que sí. Y tendrán que ser investigados y juzgados”.