El Departamento de Justicia de Estados Unidos envió una solicitud de detención contra el empresario chileno Carlos Cardoen con el objetivo de tramitar su extradición a ese país, a raíz del caso de la compra de zirconio, el químico utilizado para las bombas de racimo que producía en Chile y vendía a Irak.
El oficio, de carácter reservado, fue recibido por la Cancillería y remitido esta mañana a la Corte Suprema, que deberá designar un ministro instructor de sus filas para evaluar si ordena el arresto preventivo de Cardoen.
Tras esa resolución, se inicia el proceso de extradición a cargo del juez nominado, quien recopilará y evaluará la prueba para dictar fallo, sentencia que debe ser revisada por la sala penal de la Corte Suprema antes de su ejecución.
Desde hace 25 años, numerosas acciones del gobierno norteamericano le impiden al empresario viñatero salir del país, desde cuando Interpol -a petición de EEUU- mantiene una Alerta Roja, que fue retirada en 2009, pero que fue renovada y permanece vigente.
En los años 80, Industrias Cardoen se alió con la Fábrica y Maestranzas del Ejército para producir y comercializar armas, cuya actividad realizó hasta 1987. Y su funcionamiento no estuvo excento de accidentes. Dos años antes de cesar su producción, el 29 de enero de 1985, la planta en Iquique resultó destruida por una explosión, donde murieron 29 trabajadores.
En 1993, Estados Unidos acusó a la compañía de importar zirconio de forma ilegal desde ese país, el químico utilizado para la elaboración de artefactos explosivos.
Cardoen vendió bombas de racimo a Irak por 150 millones de dólares, país que mantenía una guerra con Irán con ayuda del gobierno norteamericano.
Pero Cardoen descarta que exista una ilegalidad: “En primer lugar fui autorizado por el gobierno chileno, y con la anuencia y apoyo del gobierno norteamericano, porque en esa época Irak era aliado de Estados Unidos. La acusación no dice relación con exportación de armas; fue absolutamente legítima. Jamás he sido acusado de ninguna ilegalidad en torno a ese tema”, explicó el creador de las bombas de racimo en una entrevista en enero pasado.
“Lo que ellos aducen es la supuesta exportación, desde Estados Unidos a Chile, de un material que se llama zirconio -que pude haber comprado en cualquier parte del mundo, pero que compré en Estados Unidos, porque era mucho más fácil y porque ellos me lo ofrecieron-, y según ellos, esas exportaciones a Chile serían ilegales. Eso es una falacia”, insistió.
“Yo fui y sigo siendo un chivo expiatorio, porque seguramente encontraron que era el más fácil de atacar… pero se les olvidó que los huasitos colchagüinos no entregamos la oreja tan fácil”, advirtió un día antes que el Senado aprobara un proyecto de acuerdo en el que le pidieron al presidente Piñera interceder en favor de Cardoen ante EEUU.