El arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, le pidió al papa Francisco apurar la dimisión del estado clerical del cura Tito Rivera –denunciado por una violación al interior de la Catedral Metropolitana–, luego de una entrevista que dio al programa Mentiras Verdaderas, donde reconoció su sexualidad activa.

Nada bien cayeron las declaraciones del sacerdote Tito Rivera el miércoles por la noche en Mentiras Verdaderas de La Red.

El cura sostuvo que tiene sexualidad activa, algo que calificó como normal dentro del clero. Además reconoció haber sostenido sexo con mujeres y hombres, todos mayores de edad y con consentimiento. Habló de un porcentaje de 50% de sacerdotes homosexuales según la realidad que conocía.

“Esto es como en el matrimonio: uno promete y al andar en el camino cae. Uno puede tranquilamente pensar que la capacidad humana no da para ser fiel absolutamente, que el ser humano está destinado también a tener una actividad sexual, y que es imposible no hacerlo, porque de alguna manera se buscan recursos para suplir esta forma de vida”, aseveró el sacerdote.

Fue en medio de una homilía que el cardenal Ricardo Ezzati abordó el tema, catalogando de gravísimos sus dichos sobre el matrimonio, sobre el clero, las confesiones.

El arzobispo de Santiago afirmó que recibió la carta de Tito Rivera donde pide la dimisión del estado clerical, la que según Ezzati fue remitida al Papa, a quien, dijo, le suplicó que lo hiciera a la brevedad.

“Se han expresado, entre otras cosas, gravísimas afirmaciones contra víctimas de abuso. Contra el mismo ministerio sacerdotal. Afirmaciones que rechazamos terminantemente. He enviado al santo padre la súplica de que conceda cuanto antes a este sacerdote la dimisión del estado clerical”, destacó Ezzati.

Una salida que para el secretario general de la Conferencia Episcopal, Fernando Ramos, corresponde por la tónica de sus dichos. Sobre el número de sacerdotes homosexuales dentro de la iglesia chilena, señaló que los números que maneja son distintos a los de Rivera.

“Para hacer una afirmación de esa naturaleza o hay que hacer un censo o un muestreo estadísticamente demostrable. Lo que conozco las cifras son muy lejanas a lo que él manifestó”, dijo Ramos.

“Lo relevante es que él preste testimonio ante el Ministerio Público. La Fiscalía establecerá las responsabilidades en su caso, ya pidió formalización. Pero también nosotros pedimos que se investiguen las complicidades eventuales, si existe o no encubrimiento”, expresó por su parte el abogado denunciante en el caso, Alfredo Morgado.

Este jueves, además, fue la tercera jornada de declaraciones de obispos en Rancagua ante el fiscal Emiliano Arias. En primera lugar continuó Fernando Ramos, administrador apostólico de Rancagua y citado como testigo, que había comenzado con el trámite el miércoles.

También declaró en la misma calidad el arzobispo de Concepción, Fernando Chomalí, quien llegó casi de incógnito en la mañana, con tenida deportiva. A la salida, aseguró que prestó toda la colaboración requerida, entendiendo que se trata de una investigación de delitos y no de pecados.

“Distinguimos claramente lo que es un pecado y lo que es un delito. Y los delitos tienen que ser investigados y nosotros vamos a colaborar en cada uno de los casos que ellos nos requieran. El santo padre lo ha dicho una y otra vez: no hay espacio en el sacerdocio para los abusadores. Nosotros estamos en esa línea, el fiscal lo agradeció”, resaltó Chomalí.

Pero hay un obispo que no quiso hablar: Moisés Atisha, de Arica. Fue citado como imputado por encubrimiento en su desempeño como obispo, pero se acogió a su derecho a guardar silencio.

La fiscal Andrea Rocha detalló que fue citado por un caso de Arica y dos de Santiago, y que no prestar declaración, si bien es un derecho, no constituye colaboración.

“Es su derecho, no hablar no constituye colaboración, y él no está obligado a colaborar”, dijo la persecutora.

Este viernes no hay citaciones, pero se retomarán estas diligencias en los próximos días. Recordemos que el jueves 28 de marzo está citado el cardenal Francisco Javier Errázuriz, y un día después el sacerdote Tito Rivera.