El exfrentista Ricardo Palma Salamanca, autor material del asesinato del senador UDI Jaime Guzmán y que en noviembre pasado obtuvo el asilo político en Francia, concedió por primera vez una entrevista desde Paris a The Clinic.
Su rastro desapareció el 30 de diciembre de 1996, cuando escapó de la Cárcel de Alta Seguridad dentro de un canasto tirado por un helicóptero. Un episodio que él califica como “una fuga de película”.
En una serie de conversaciones con la revista, renegó de su pasado militante y su paso por el colegio Latinoamericano de Integración. “Éramos los niñitos ricos de esa izquierda”, admitió.
También dejó atrás las consignas revolucionarias. “La cultura comunista me tiene harto: es ideológicamente intolerante y autoritaria”, aseguró.
“La Revolución está agotada. Los cambios se dan de manera paulatina, porque lo que debe transformarse es la cultura. Yo ya pasé eso que tenía que pasar y ahora quiero vivir mi vida como se me dé la gana (…) La experiencia me ha vuelto un reformista”, señaló esbozando una sonrisa.
Si bien evitó referirse a las causas que existen en su contra, sí reveló que “en el atentado a Pinochet los que participaron fueron combatientes sin gran preparación, gente de poblaciones, como el Víctor Díaz, que también vive acá en París. Muchos de ellos están aquí porque hicieron el proceso de asilo a finales de los 90. Participó Ramiro y su amigo Mauricio Arenas Bejas, al que le decían ‘El Lobo’ y que murió de cáncer en Argentina. En fin, una generación formada más bien en Chile”.
De paso, reconoció que “para el plebiscito la lucha armada no tenía ningún sentido, porque el país se había ido en otra dirección. Desde 1987-88 el FPMR quedó huérfano y empezó a desarrollar lo que Pellegrin llamó la Guerra Patriótica Nacional (GPN), que al final era un pastiche de experiencias guerrilleras de todo el mundo. Nada novedoso, en realidad”.
“Consistía en establecer campos de guerra y un ejército en la montaña. Entonces sucedió el plebiscito y todos estábamos seguros que ganaría Pinochet y que sería un fraude. El que ocurriera algo distinto desarticuló enteramente el panorama. Pero lo que no sucedió es que estaba preparada la irrupción de la GPN, con la toma de unos poblados que se hicieron en el sur, donde justamente muere Pellegrin”, detalló.
Por su parte, también relató que su pasado revolucionario se forjó más bien como una curiosidad: “Mi militancia no se fundó desde la frustración y el dolor familiar. Lo mío tenía que ver más bien con un contexto generacional. Estábamos todos metidos y era muy divertido, muy emocionante. La historia te daba la posibilidad de participar en una experiencia única”, remarcó.
Asimismo, en su conversación con el periódico se tomó una segunda oportunidad para fustigar al Partido Comunista e incluso contra aquellos que lo acogieron en Francia: “Esa cosa cerrada y obtusa de los comunistas es muy dura. La detesto. Es ideológicamente intolerante y autoritaria. Muchos de quienes se sumaron a su causa, estaban movidos por buenos sentimientos, pero el partido los utilizó. Yo terminé con todo eso hace mucho tiempo. A una señora que se me acercó el otro día para invitarme a un panel, porque según ella yo debía dar mi visión y tal, entonces tuve que explicarle que quizás mi visión no les gustaría mucho”, relató.
“Los chilenos de aquí son bien comunistas y absorbentes. Me han acompañado y apoyado mucho, es cierto, y se los agradezco, les debo mucho, pero me agarraron de Patito Donald, de causa perdida y llorona. Después del 23, cuando me dieron la protección definitiva, nos fuimos a un bar para tomar algo. Eran muchos, y se pusieron a gritar consignas del Frente Patriótico. ¡Yo no lo podía creer! ¡Los pelos se me erizaban!”.
También se refirió a su bullado encuentro con el diputado Gabriel Boric: “Estuvimos muy poco rato”, aseguró.
“A mí me interesa ser vaso comunicante entre esos que son tributarios de una izquierda determinada, aunque la verdad es que yo ni sabía lo que era el Frente Amplio, porque he estado completamente alejado de la realidad chilena”, reconoció, aunque evitó entregar su visión respecto al camino que debería seguir la izquierda.