Mañana martes el Congreso votará un proyecto de acuerdo, impulsado por un grupo de senadores, para pedirle formalmente al presidente Piñera que impulse “gestiones políticas, diplomáticas y judiciales necesarias” en favor de Carlos Cardoen (76) ante Estados Unidos.

Lo anterior, a raíz de la numerosas acciones del Gobierno norteamericano que le impiden al empresario viñatero salir del país desde hace 25 años (1993), desde cuando Interpol -a petición de EEUU- registra una Alerta Roja, que fue retirada en 2009, pero que fue renovada y permanece vigente.

A la espera de esa jugada, Cardoen arremetió contra USA: reclama que sus derechos fueron vulnerados sin fundamento y que el Gobierno de Estados Unidos no ha pedido su extradición porque no tiene argumentos para enjuiciarlo, acusó en entrevista con La Tercera el propietario de Viña Santa Cruz, en la región de O’Higgins.

“Yo fui y sigo siendo un chivo expiatorio, porque seguramente encontraron que era el más fácil de atacar… pero se les olvidó que los huasitos colchagüinos no entregamos la oreja tan fácil”, señaló.

En concreto, el Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a Industrias Cardoen de haber vendido bombas de racimo, por un valor de 150 millones de dólares, al régimen de Saddam Hussein en Irak, que se mantenía en guerra con Irán.

Pero Cardoen descarta que exista una ilegalidad: “En primer lugar fui autorizado por el gobierno chileno, y con la anuencia y apoyo del gobierno norteamericano, porque en esa época Irak era aliado de Estados Unidos. La acusación no dice relación con exportación de armas; fue absolutamente legítima. Jamás he sido acusado de ninguna ilegalidad en torno a ese tema”, explicó el creador de las bombas de racimo.

“Lo que ellos aducen es la supuesta exportación, desde Estados Unidos a Chile, de un material que se llama zirconio -que pude haber comprado en cualquier parte del mundo, pero que compré en Estados Unidos, porque era mucho más fácil y porque ellos me lo ofrecieron-, y según ellos, esas exportaciones a Chile serían ilegales. Eso es una falacia”, insistió.

“Se supone que si yo salgo de Chile, Interpol me rapta para llevarme a Estados Unidos. Eso es una alerta roja. Pero la idea era, la reglamentación y la ley que opera en Interpol, que al final actúa por los intereses norteamericanos, lo que ellos hacen es ubicar a la persona -porque para eso hay alerta roja-, ya estoy ubicado, y ahora le dio proceder al gobierno pidiendo una extradición. Cosa que no hacen, porque saben perfectamente que el delito no existe, y que, además de estar todo esto súper prescrito, esta es una acción que no es de orden legal, sino que es una acción más bien político-comercial”, explicó el empresario.

“Mi gran pecado fue haber competido con la industria norteamericana, y haber ganado todas y cada una las veces que competimos”, apuntó.

Para cerrar, aseguró que las autoridades norteamericanas “están en un zapato chino, porque han lanzado toda esta violencia en contra mía sin ninguna base para hacerlo”.