El director de la Oficina Nacional de Emergencias (Onemi), Ricardo Toro, explicó este domingo por qué el organismo emitió una orden de evacuación preventiva de la zona costera de la región de Coquimbo tras el sismo de fuerte magnitud ocurrido la noche del sábado.
El movimiento telúrico, de magnitud 6,7, finalmente no generó una alerta de tsunami según reportó el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile (SHOA) minutos después.
En palabras de Ricardo Toro en un punto de prensa, la Onemi tiene un protocolo para decretar una evacuación preventiva, la que se activa cuando la percepción del sismo es igual o superior a VIII en la escala de Mercalli, como ocurrió en esta ocasión.
Según Toro, como eso podría significar la ocurrencia de un maremoto, se decreta la evacuación a la espera de lo que informe el SHOA.
“(Se decreta la evacuación) a la espera de que el Centro Sismológico Nacional establezca la magnitud y el epicentro, datos que el SHOA utiliza para determinar si existen las condiciones para que se genere un tsunami”, agregó.
El proceso, dijo, demora siete minutos (antes demoraba 20), por lo que cuando se supo que no había riesgo de tsunami, se esperaron otros 15 minutos para bajar la alerta.
“Cuando el SHOA determina que no se reúnen las condiciones, nosotros esperamos 15 minutos más para cancelarla”, puntualizó.
Toro enfatizó que no se puede esperar a que el servicio de la Armada determine si se puede producir un maremoto para evacuar y recordó que en el caso del tsunami en la misma región en 2015, el primer tren de olas llegó a la bahía de Coquimbo sólo ocho minutos después del movimiento.
“Aquí no hay ninguna confusión”, subrayó el director de Onemi.
Opinión de expertos
Pese a la aclaración, Pablo Salucci, geógrafo de la Universidad Católica, aseguró que es necesario unificar los mensajes entregados por las instituciones, ya que anunciar información contradictoria en un lapso corto de tiempo tiende a generar confusión en los habitantes.
“Tenemos distintas unidades, organismos técnicos, que en sus competencias entregan datos, pero necesitamos que de alguna manera haya una sola voz. Se producen a veces, un poco, algunos elementos que confunden a la gente”, afirmó Salucci.
En una posición contraria, Michel De L’Herbe, experto en gestión de emergencia, reconoció un avance, ya que a diferencia de 2010, cuando tanto la Onemi como el SHOA se vieron muy criticados por su actuar, esta vez los protocolos funcionaron.
“Con posterioridad a 2010 han realizado mejoras significativas, y uno de los resultados es la prontitud con la que se cuenta con información científica que permite tomar decisiones”, aseveró De L’Herbe.
¿Fue un terremoto?
Sergio Barrientos, director del Centro Sismológico Nacional, aclaró que para los técnicos todos los movimientos telúricos son terremotos.
“Porque terre-moto significa ‘movimiento de tierra’“, explicó Barrientos. “Sin embargo, en algunas partes, especialmente en Chile, como hay tanto sismo las comunidades han tratado de diferenciar aquellos que causan daños de aquellos que no causan daños. Entonces aquellos sismos que producen daños significativos, esos se conocen como terremotos”, agregó.
Sobre la percepción de la gente de la zona, que en general fue que el terremoto del sábado (6,7) fue más fuerte que el de 2015 –de magnitud 8,4 con epicentro en Illapel–, Barrientos explicó que la liberación de energía, a la que hace referencia esa escala, no es el único factor.
De acuerdo al experto, hay otros elementos, como dónde está ubicada la fuente, el lugar en que se encuentra la persona y también la forma en que las placas entran en contacto.
“Este terremoto, a pesar de que yo diría que es chico en comparación a los grandes terremotos que ocurren en Chile, tenemos que ver cuál es el efecto, qué es lo que significa en el tipo de contacto de placas en esa región. Porque esos son los terremotos que preocupan un poco más”, manifestó Barrientos.
En caso de producirse un movimiento telúrico de características similares, las autoridades hicieron un llamado a no utilizar vehículos para evacuar, ya que su uso dificulta el proceso de traslado e incluso podría perjudicar el trabajo de los servicios de emergencia.