El 27 de septiembre pasado, en la Asamblea General de la ONU, el presidente Piñera dio un importante espacio a la migración en su discurso. “Hoy día tenemos 260 millones de personas que han tenido que migrar de sus países de origen. Y cada año, más de 1,3 millones de personas abandonan sus países de origen”, aseguró.
Y prosiguió en la misma línea. “Frente a esta situación, el compromiso de mi país, Chile, es claro y categórico: estamos generando una política migratoria que sea segura, ordenada y regular, en perfecta armonía con la declaración de Nueva York y el Pacto Mundial para la Migración, que plantea precisamente la necesidad de establecer políticas migratorias que garanticen migraciones seguras, ordenadas y regulares”.
“Queremos recibir y acoger a todos aquellos que vienen a Chile a iniciar una nueva y mejor vida, que lo hacen respetando nuestras leyes, que se comprometen con el desarrollo del país y se integran nuestra sociedad”, expuso.
Pese a sus dichos en ese entonces, y pese a que otras voces del Ejecutivo ya habían salido a dar explicaciones por la determinación de última hora de no suscribir el pacto de la ONU, el propio Mandatario respondió la tarde de este lunes a los cuestionamientos en La Moneda.
Lo anterior, incluso luego que una comisión parlamentaria integrada por los senadores Manuel José Ossandón y Ximena Órdenes, además de la diputada Andrea Parra (PPD), ya había llegado a Marruecos a un encuentro mundial en que congresistas hicieron una revisión previa del documento que 180 países suscribieron este lunes.
“Si bien el pacto de Marrakech no es legalmente vinculante, sus objetivos incentivan la migración irregular. Establece nuevos deberes para el Estado de Chile, restringen nuestra soberanía y pueden perjudicar a nuestro país en eventuales juicios internacionales”, señaló Piñera -en línea con lo dicho al mediodía por el canciller Roberto Ampuero y el subsecretario del interior, Rodrigo Ubilla-, y acusando también que el texto final no se condice con el proyecto que ingresaron al Congreso hace unos meses.
De este modo, el episodio ha generado acusaciones cruzadas, impulsadas -entre otros- por el presidente del Senado, Carlos Montes, quien cuestionó el cambio de última hora. “Es vergonzoso para Chile estar el día antes de cuando se va a realizar esto diciendo que no se va a participar. Hemos estado en todo el trayecto. Fueron parlamentarios a afuera y suscribieron esto. La verdad es que las relaciones internacionales son de largo plazo, son de Estado. No son sólo de un Gobierno y yo creo que tenemos que tener un visión más amplia”.
De paso, hoy no sólo se firmó el pacto de migraciones de la ONU, sino que también se conmemoraron los 70 años de la Declaración de los Derechos Humanos, lo que se ha traducido en actividades en La Moneda, la Plaza de La Constitución y en el Museo de la Memoria.
En ese contexto, Consuelo Contreras, directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos, recordó que hace pocas semanas el Ejecutivo también se marginó del acuerdo de Escazú, que promueve el acceso a la información, la participación pública y el acceso a la justicia en asuntos ambientales en América Latina y el Caribe.
“Yo espero que ese se repiense por parte del Gobierno. Encuentro lamentable que no hayamos estado presentes. Los dos últimos acuerdos en materia de Derechos Humanos Chile no los ha suscrito”, remarcó.
A ella se sumó más temprano la propia expresidenta Michelle Bachelet y actual alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU. “Los migrantes tienen los mismos Derechos Humanos, como cualquier persona. El pacto es un compromiso poderoso para proteger los Derechos Humanos de todos los migrantes, en todas partes”, remarcó mediante Twitter, marcando un contrapunto con el subsecretario Ubilla, quien dijo “que la migración no es un derecho humano”.