En un discurso emitido en la Enade 2018, el presidente Sebastián Piñéra se refirió a la situación que se vive en La Araucanía, asumiendo que arrastra largos años de dificultades, pero que el gobierno “no va a ser capaz de resolverlos todos”.
No obstante, sostuvo que enfrentan estas dificultades “con coraje y valentía, para dar un salto adelante que permita a la región ser parte de este proyecto de desarrollo nacional” y defendió el Plan Araucanía.
“Hemos elaborado un plan de tres pilares. Algunos piensan que esos pilares son antagónicos, pero yo estoy convencido que son absolutamente complementarios”, sostuvo el mandatario, aunque reconoció que “el equilibrio no es fácil”.
En sus palabras, el primero refiere a desarrollo económico y social, que tiene que ver con mejores escuelas, oportunidades de empleo, hospitales y alianzas estratégicas, proyectadas a 2026.
Esto pues, según el Gobierno, la actividad económica de la región ha decaído, pasando de un crecimiento de 4,8% promedio anual, entre 2010 y 2013, a un crecimiento de 3,2%, entre 2014 y 2017.
El segundo es “un nuevo trato con los pueblos originarios, que pasa por el reconocimiento constitucional, la creación del Ministerio de Pueblos Indígenas y el Consejo de los Pueblos (…) Reconocer el valor de su cultura, su lenguaje, sus tradiciones y su cosmovisión”, añadió.
La Araucanía es la región con mayor cantidad de población indígena del país, concentrando el 19,6% del total.
Y el tercero, “y frente a esto un gobierno nunca puede renunciar, es mantener el orden público y la seguridad ciudadana”.
Los anuncios del mandatario se limitaron a explicar en qué consiste el Plan Impulso Araucanía, el que fue duramente criticado por comunidades mapuches, al asegurar que vulnera derechos políticos, culturales y territoriales.