Hasta la Plaza de San Pedro del Vaticano llegó hoy domingo el presidente de Chile, Sebastián Piñera, para asistir en la canonización de siete nuevos santos para la Iglesia Católica, entre ellos, el asesinado arzobispo salvadoreño Óscar Romero y el papa italiano Pablo VI.

El mandatario chileno estuvo junto a sus pares de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, y de Italia, Sergio Mattarella, durante la actividad que congregó a unas 70 mil personas.

“Declaramos y consideramos santos a Pablo VI y a Óscar Arnulfo Romero Galdámez”, declaró según la fórmula en latín el papa Francisco, quien canonizó en la misma ceremonia a los religiosos Francisco Spinelli, Vicente Romano, María Catalina Kasper, Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús y al laico Nuncio Sulprizio.

“Es hermoso que junto a él y a los demás santos y santas de hoy, se encuentre Monseñor Romero, quien dejó la seguridad del mundo, incluso su propia incolumidad, para entregar su vida según el Evangelio, cercano a los pobres y a su gente, con el corazón magnetizado por Jesús y sus hermanos”, añadió suscitando aplausos y ovaciones.

En homenaje, el papa usó como vestimentas litúrgicas durante la ceremonia el cíngulo con sangre que llevaba en la cintura Romero el día de su asesinato en 1980, así como la casulla de Pablo VI.

Tras la ceremonia, Piñera se retiró a su hotel sin realizar declaraciones, a la espera de abordar su vuelo que parte a Santiago el mediodía de hoy domingo, dando así por concluida su gira por Europa.

La participación del jefe de Estado chileno en la canonización se da 24 horas después de la reunión que sostuvo con Francisco, en la que abordaron la crisis del catolicismo en nuestro país.

Conversamos sobre la situación difícil que vive la Iglesia en Chile y sobre todo compartimos la esperanza de que la Iglesia pueda vivir un verdadero renacimiento y recuperar el cariño, la cercanía del pueblo de Dios y pueda seguir jugando el importante rol que juega la Iglesia en nuestro país”, sostuvo Piñera tras la cita de ayer sábado.